El relato narra la vida de un ermitaño que, a pesar de su retiro, se queja de tener mucho trabajo, explicando que debe dominar simbólicamente a varios animales que representan partes de su ser: los halcones son sus deseos, las águilas sus manos, los conejos sus pies, la serpiente su lengua, el asno su cuerpo y el león su corazón. Cada uno de estos 'animales' necesita ser entrenado para vivir en armonía y reflejar un comportamiento que sirva a lo bueno. La historia es una metáfora sobre la lucha interna del ser humano hacia la autoconquista y el control de sus impulsos.