Don Quijote defiende su decisión de dedicarse a la caballería andante, rechazando la búsqueda de riquezas materiales. En su lugar, busca realizar actos de bondad que ayuden a los necesitados y oprimidos, sin importarle si sus acciones le traen beneficios o no. Su mayor locura es su generosidad extrema y desinterés por su propio bienestar, lo que le distingue de los demás. El mundo necesita más personas como Don Quijote dispuestas a luchar por las causas perdidas.