Eisner argumenta que la cognición y el afecto están interrelacionados en la formación de conceptos. Los sentidos juegan un papel fundamental en la experiencia y el conocimiento, contrariamente a la visión de Platón de que solo el pensamiento puro conduce a la verdad. El lenguaje también es crucial, aunque no es el único medio del pensamiento. La imaginación y la experiencia amplían nuestra capacidad de conceptualizar lo que nunca hemos percibido directamente.