En las culturas mesopotámicas y egipcias, el león era un símbolo importante. Para los egipcios representaba al sol y presidía las inundaciones del Nilo, y estaba consagrado a dioses como Nefertum y Sekhmet, quien a menudo se representaba con cabeza de león. Los griegos también veían al león de Nemea en la constelación de Leo, al que Heracles tuvo que derrotar como parte de sus doce trabajos.