El mago le encargó a su ayudante Daniel que limpiara el castillo mientras él estaba ausente, advirtiéndole que no entrara a la torre ni tocara sus libros. Motivado por la curiosidad, Daniel desobedeció las instrucciones y al leer en voz alta de uno de los libros mágicos, hizo que la escoba y el balde le obedecieran. Esto causó que inundaran el castillo de agua. Al regresar, el mago arregló la situación y reprendió a Daniel por no hab