El documento explora la evolución y la importancia del diseño gráfico como profesión, destacando su relación con la ética y las responsabilidades del diseñador hacia la sociedad. Se enfatiza que el diseño no es solo una actividad creativa, sino un ejercicio con implicaciones económicas, sociales y culturales, que deben ser consideradas para un impacto positivo. Finalmente, se concluye que una práctica del diseño sustentada en principios éticos es esencial para lograr un desarrollo responsable y sostenible.