El son surgió a fines del siglo XIX en la región oriental de Cuba, especialmente en Santiago y la Sierra Maestra. Se popularizó en 1892 en los carnavales de Santiago e incluye instrumentos como el tres, la guitarra, el bongó y las maracas. Aunque rechazado por las clases altas, el son se convirtió en un baile popular de las clases bajas y dio lugar a importantes exponentes como Arsenio Rodríguez, Celia Cruz y Beny Moré.