El documento discute diferentes perspectivas filosóficas sobre la naturaleza del ser humano. Arístóteles dividió los seres en inanimados, animados sensibles e irracionales, y animados racionales como los humanos. Platón ve al hombre como el alma racional que usa el cuerpo mortal. Santo Tomás considera al hombre como una sustancia compuesta de alma y cuerpo, que es racional y está hecho a imagen de Dios.