Octavio Augusto fue el primer emperador romano. Procedía de una familia adinerada y fue adoptado por Julio César. Tras la muerte de César, luchó contra Marco Antonio y estableció el principado romano, transformando la república en un imperio y concentró poder en sus manos a través de varios títulos como cónsul y tribuno. Gobernó Roma durante décadas y expandió su control sobre el Mediterráneo.