La creatividad es vista como un motor de cambio y progreso, permitiendo a los individuos desarrollar perspectivas únicas y transformar conocimientos viejos en nuevas ideas. Este potencial creativo es innato en todos, y su desarrollo, especialmente en los jóvenes, es fundamental para fomentar una sociedad que evoluciona y se adapta. La creatividad, entendida como una competencia emocional integral, no solo impulsa el avance personal, sino también la mejora colectiva de la humanidad.