La educación cristiana se originó con las enseñanzas de Jesús y sus discípulos. Se basaba en los principios de la igualdad de todos los seres humanos y la predicación del evangelio para toda persona. A lo largo de los primeros cinco siglos, la educación cristiana se transmitió en las casas y escuelas catecuménicas de la iglesia, y se apoyó en autores como Clemente de Alejandría para integrar la filosofía griega y el pensamiento cristiano.