La arquitectura high tech es una corriente que prioriza la alta tecnología y la exposición de estructuras como el acero y vidrio, originándose en los años 70 como un desarrollo del modernismo. Esta tendencia integra la ingeniería en el diseño arquitectónico, destacando la funcionalidad y el uso de componentes prefabricados, pero enfrentó críticas por su dependencia de materiales costosos y su impacto ambiental. Figuras como Norman Foster y Richard Rogers han sido destacados exponentes, aunque muchos se resisten a ser encasillados dentro de esta etiqueta.
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