Este documento contiene 34 capítulos del Libro IV de La Ciudad de Dios de San Agustín. En él, San Agustín discute la grandeza de Roma y argumenta que fue el verdadero Dios, y no los dioses paganos, quien concedió y conservó el imperio romano. También critica la multiplicidad de dioses del paganismo romano y argumenta que los romanos debieron haber adorado a un solo Dios verdadero.