Pedro Alarcón vivió una dura infancia durante la guerra, cuando a menudo no tenía suficiente comida ni agua. Trabajó en una fábrica de cerámica después de la guerra y ahora disfruta de su tiempo libre jugando a la petanca con amigos o caminando por la montaña. Aunque tuvo una infancia difícil, prefiere el mundo actual donde los niños no pasan necesidad.