La terapia de fagos se desarrolló en la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial y se usó a pequeña escala en Europa y Estados Unidos en las décadas de 1950 y 1960 para tratar infecciones. Recientemente se han reiniciado experimentos pequeños en Europa que muestran resultados prometedores para el tratamiento de infecciones resistentes a antibióticos. Sin embargo, se necesitan más ensayos clínicos a gran escala para que los reguladores aprueben ampliamente el uso de fagos como tratamiento.