El campesino llega ante la ley y le pide permiso al guardián para entrar, pero este se niega. El guardián le explica que hay muchos guardianes más poderosos que él que el campesino tendrá que pasar. El campesino espera día y años, sobornando al guardián e interrogándolo, con la esperanza de que lo deje entrar. Justo antes de morir, el campesino le pregunta al guardián por qué nadie más ha intentado entrar, a lo que el guardián responde que esa entrada era solo para él.