Los pueblos germánicos como los francos, burgundios, suevos, anglos y sajones migraron hacia el imperio romano entre los siglos III y VI, contribuyendo a su declive. Los francos se establecieron en la Galia y llegaron a dominarla, mientras que los burgundios se asentaron en la actual Suiza e Italia. Los suevos conquistaron la península ibérica y los anglosajones dominaron Gran Bretaña. Finalmente, los sajones fundaron reinos en Alemania.