El documento explora la inteligencia espiritual, definiéndola como la capacidad de discernir decisiones que contribuyen al bienestar psicológico y espiritual del ser humano. Se enfatiza la importancia de la oración, meditación y la conexión con lo divino para el desarrollo de esta inteligencia. Además, se destaca cómo las prácticas espirituales pueden mejorar la salud mental y fomentar la felicidad a través del apoyo social proporcionado por las comunidades religiosas.
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