El informe destaca los severos impactos de la empresa catalana Grup TCB en Buenaventura, Colombia, donde más del 90% de la población es afrocolombiana y ha sufrido violencia, despojo y empobrecimiento debido a la expansión portuaria y el narcotráfico. Desde 1990, la ciudad ha registrado miles de asesinatos, desapariciones forzadas y desplazamientos, mientras el estado ha negado la gravedad de la situación. El documento plantea preguntas sobre la responsabilidad de las empresas y la necesidad de políticas que garanticen los derechos humanos en contextos de violencia.