El Retrato de Inocencio X es un retrato del papa Inocencio X pintado por Diego Velázquez en 1650. Velázquez viajó a Italia donde el papa posó para él, y capturó su rostro de forma vívida y realista. El retrato ha sido ampliamente elogiado como una de las obras maestras de la pintura de retratos de todos los tiempos.