Apolo, el dios de la música, se enamoró de Jacinto, un joven hermoso. Un día, mientras competían lanzando el disco, Apolo lanzó el disco con demasiada fuerza y este rebotó en la cabeza de Jacinto, matándolo. Apolo lamentó su muerte y decidió honrar su memoria transformando la flor que creció en el lugar donde murió Jacinto en un lirio y escribiendo el nombre de Jacinto en sus pétalos.