El primer ministro de Australia Kevin Rudd declaró que los musulmanes que quieren vivir bajo la ley islámica Sharia deben irse del país. Rudd también apoyó la vigilancia de mezquitas por agencias de inteligencia para prevenir ataques terroristas. Sus comentarios enardecieron a algunos musulmanes australianos. Rudd enfatizó que los inmigrantes deben adaptarse a la cultura australiana y aprender el idioma inglés.