Dios prometió a Abraham que lo engrandecería y le daría numerosa descendencia a pesar de su avanzada edad y la esterilidad de su esposa Sara. Años más tarde, cuando Abraham tenía 99 años, Dios ratificó Su promesa de darle un hijo a Sara. Finalmente nació Isaac, cumpliendo la promesa divina de darle a Abraham un hijo a pesar de las dificultades.