Los hijos flojos de un hombre trabajador descubren que el verdadero tesoro que su padre les dejó era la enseñanza de trabajar la tierra. Aunque al principio no encontraron ningún tesoro enterrado, siguieron removiendo y sembrando la tierra, lo que les permitió obtener una cosecha y riquezas año tras año. Finalmente entendieron que el tesoro era el hábito de trabajo que su padre les enseñó.