Lenin creía en la insurrección y la toma del poder por la fuerza del pueblo en lugar de las elecciones. Según él, la historia no perdona a los revolucionarios que dilatan la acción y pierden la oportunidad de triunfar. Lenin pensaba que el pueblo tenía el derecho y el deber de decidir cuestiones de gobierno a través de la fuerza, no de votaciones. Su objetivo era derrocar al gobierno vacilante cueste lo que cueste.