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"Yo soy la resurrección y la vida" – Jn 11:25
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas,
            sino que tendrá la luz de la vida." Jn 8:12"




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                          Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
OFRECIMIENTO

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del
Corazón de Cristo; para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras,
en unión con El, por la redención del mundo.
Señor mío y Dios mío Jesucristo: Por el corazón Inmaculado de María me
consagro a tu corazón, y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio
del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en
reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino.
Te pido en especial:
-- por el Papa y sus intenciones,
-- por nuestro Obispo y sus intenciones,
-- por nuestro Párroco y sus intenciones.

Intenciones para el mes de Abril:

General: Evangelizar las nuevas generaciones
Para que por el anuncio creíble del Evangelio, la Iglesia sepa ofrecer a las
nuevas generaciones razones siempre nuevas de vida y esperanza.

Misionera: La expansión misionera
Para que los misioneros, mediante la proclamación del Evangelio y el
testimonio de vida, sepan llevar a Cristo a los que aún no lo conocen.




       Ojalá escucheís hoy su voz: No endurezcáis vuestro corazón (sal 94,1-2.6-9)




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                                    Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
1.- CALENDARIO LITÚRGICO ABRIL DE 2011                                       - 4-

     2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES ABRIL DEL 2011                               - 5-

     3.-EVANGELIOS MES DE ABRIL                                                   -6-

     4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES                                                   -25-

     5.- NOTICIAS SANTA SEDE                                                     -29-

     6.-CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ                                              -34-

     7.- PARA REFLEXIONAR                                                        -40-

     8.- MEDITACIONES                                                             -42-

     9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO                                       -50-

     10.- Y SIEMPRE CON MARÍA                                                    -53-




"No tengáis miedo a la verdad que hay en vosotros" fueron las primeras palabras que
Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, cuando inauguró su
 pontificado, el 22 de octubre de 1978. Esas palabras recorrieron, como una melodía,
      todo su trabajo como Vicario de Cristo, hasta su muerte santa en el 2005.

    ¡No tengáis miedo a abrir de par en par las puertas a Cristo! Esta expresión es,
  posiblemente, uno de los gritos más esperanzadores y revolucionarios del mundo
contemporáneo, que se debate entre la angustia y los miedos hacia los monstruos que
   él mismo ha creado: la guerra, la cultura de la muerte, la pérdida de la dignidad
                                      humana...




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                                    Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
1.- CALENDARIO LITÚRGICO ABRIL DE 2011

    1    Vi.   Feria. III semana de Cuaresma (Salterio, III semana).
    2    Sa.   Hasta nona: Feria o Conm. S. Francisco de Paula, presbítero. Aniversario del fallecimiento
               del Papa Juan Pablo II (2005).
               Después de nona: Domingo IV de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, IV semana).
    3    Do. Domingo IV de Cuaresma «Lætare»
    4    Lu. Feria.
    5    Ma. Feria o Conm. S. Vicente Ferrer, presbítero.
    6    Mi. Feria.
    7    Ju. Feria o Conm. S. Juan Bautista de la Salle, presbítero.
    8    Vi. Feria. Abstinencia de carne.
    9    Sa. Hasta nona: Feria.
             Después de nona: Domingo V de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, I semana).
    10   Do. Domingo V de Cuaresma.
    11   Lu. Feria o Conm. S. Estanislao, obispo y mártir.
    12   Ma. Feria.
    13   Mi. Feria o Conm. S. Martín, papa y mártir, o Conm. S. Hermenegildo, mártir.
    14   Ju. Feria.
    15   Vi. Feria. Abstinencia de carne.
    16   Sa. Hasta nona: Feria.
             Comienza la Semana Santa
             Después de nona: Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, I Vísperas. (Salterio, II
             semana).
    17 Do. Feria o Conm. S. Patricio, obispo.
    18 Lu. Feria. Lunes Santo. (Segorbe-Castellón: Misa Crismal, Catedral de Segorbe).
    19 Ma. Feria. Martes Santo. Aniversario de la elección de Benedicto XVI (2005).
    20 Mi. Feria. Miércoles Santo.
    21 Ju. Hasta nona: Feria. Jueves Santo.
           Comienza el Santo Triduo Pascual.
           Después de nona: Jueves Santo en la Cena del Señor.
    22   Vi.
           Viernes Santo en la Pasión del Señor. Ayuno y abstinencia de carne.
    23   Sa.
           Sábado Santo de la Sepultura del Señor. Recomendado el ayuno y abstinencia.
           En la noche: Santa Vigilia Pascual. Comienza el Tiempo Pascual.
    24 Do. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor.
    25 Lu. Lunes de la Octava de Pascua. Aniversario de la inauguración del Pontificado de
           Benedicto XVI (2005).
    26 Ma. Martes de la Octava de Pascua.
    27 Mi. Miércoles de la Octava de Pascua.
    28 Ju. Jueves de la Octava de Pascua.
    29 Vi. Viernes de la Octava de Pascua.
    30 Sa. Hasta nona: Sábado de la Octava de Pascua.
           Después de nona: Domingo II de Pascua o de la Divina Misericordia, I Vísperas (Salterio, II
           semana).


Conm.= Para la Conmemoración.
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                                            Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES DE ABRIL DEL 2011



        Sábado 2       Sábado 9          Sábado 16                            Sábado 24   Sábado 30




        Hora Santa     Formación         Retiro                               Sábado      Peregrinación
                                                                              Santo       a Roma:
                                                                                          Beatificación
                                                                                          Juan Pablo II



        Lugar:         Lugar:            Lugar:      Lugar:       Lugar:
        San Miguel     San Miguel        Convento    San Miguel   De Crucero
                                         de    Nules              por el
                                         10h                      mediterráneo
                                                                  destino Roma.
                   Cumpleaños Lucia (20 Abril) y Cristina (24 de Abril)
                                     ¡Felicítalas!


"Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas, y el océano de
 Misericordia se abrió por todo el mundo. O fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, abarca
                       el mundo entero y derrámate sobre nosotros."

 "Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia
                            para nosotros, en Vos confío."

                              Santa María Faustina Kowalska




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                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
        Sácate la viga de tu ojo y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
                                               Lucas 6,39-42



3.-EVANGELIOS MES DE ABRIL




3 de abril. Domingo IV de cuaresma
Semana IV del salterio.

1ª lectura: 1S 16, 1b.6-7.10-13a
Salmo responsorial: Sal 22, 1-6 (R: El Señor es mi pastor, nada me falta)
2ª lectura: Ef 5, 8-14

Evangelio según san Juan 9, 1-41

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron
sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?».
Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de
Dios. Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega
la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo».
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del
ciego y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se
lavó y volvió ya viendo.

Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se
sentaba para mendigar?». Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que
se le parece». Pero él decía: «Soy yo». Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han
abierto los ojos?». Él respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los
ojos y me dijo: ‘Vete a Siloé y lávate’. Yo fui, me lavé y vi». Ellos le dijeron: «¿Dónde está
ése?». El respondió: «No lo sé».

Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego. Pero era sábado el día en que Jesús
hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado
la vista. Él les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo». Algunos fariseos
decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros decían:
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«Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?». Y había disensión entre
ellos. Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de Él, ya que te ha abierto los
ojos?». Él respondió: «Que es un profeta».

No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los
padres del que había recobrado la vista y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que
decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?». Sus padres respondieron: «Nosotros
sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. Pero, cómo ve ahora, no lo
sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad
tiene; puede hablar de sí mismo». Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues
los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo,
quedara excluido de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo
a él».

Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a
Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». Les respondió: «Si es un
pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo». Le dijeron entonces:
«¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?». Él replicó: «Os lo he dicho ya, y no me
habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros
haceros discípulos suyos?». Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de
ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le
habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es». El hombre les respondió: «Eso es lo
extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su
voluntad, a ése le escucha. Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de
un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada». Ellos le
respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?». Y le
echaron fuera.

Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú
crees en el Hijo del hombre?». El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?».
Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es». Él entonces dijo: «Creo,
Señor». Y se postró ante Él. Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para
que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos». Algunos fariseos que
estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?». Jesús
les respondió: «Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: ‘Vemos’ vuestro
pecado permanece».

COMENTARIO: En nuestro camino cuaresmal la palabra de Dios nos hace entender hoy
que ese ciego del evangelio somos cada uno de nosotros. Ciegos de nacimiento. E
incapaces de curarnos nuestra propia ceguera. Hemos entrado en la Cuaresma para ser

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iluminados por Cristo, para que Él sane nuestra ceguera. ¡Qué poquito conocemos a
Dios! ¡Qué poco entendemos sus planes! De Dios es más lo que no sabemos que lo que
sabemos. Somos incapaces de reconocer a Cristo, que se acerca a nosotros bajo tantos
disfraces. Nuestra fe es demasiado corta. Pero Cristo quiere iluminarnos. El mejor fruto
de Cuaresma es que salgamos de ella con una fe acrecentada, más lúcida, más potente,
más en sintonía con el misterio de Dios y con sus planes, más capaz de discernir la
voluntad de Dios. Dios quiere «arrancarnos del dominio de las tinieblas» (Col 1,13) para
que vivamos en la luz de Cristo, iluminados por su presencia.

Para ello, la primera condición es reconocer que somos ciegos y dejar entrar plenamente
en nuestra vida a Cristo, que es «la luz del mundo». El hombre ciego reconoce su ceguera
y además de la vista física recibe la fe. Los fariseos, en cambio, se creen lúcidos
«nosotros sabemos» y rechazan a Jesús, se cierran a la luz de la fe y quedan ciegos. La
soberbia es el mayor obstáculo para acoger a Cristo y ser iluminados. Por eso insiste la
Escritura: «Hijo mío, no te fíes de tu propia inteligencia... no te tengas por sabio» (Prov 3,
5-7).
Esta sanación es un testimonio potente del paso de Cristo por la vida de este ciego. Él no
sabe dar explicaciones de quién es Jesús cuando le preguntan los fariseos. Simplemente
confiesa: «sólo sé que era ciego y ahora veo». Pero con ello está proclamando que Cristo
es la luz del mundo. No se trata de ideas, sino de un acontecimiento: estaba muerto y he
vuelto a la vida, era esclavo del pecado y he sido liberado. Esto ha de ser nuestra
Cuaresma y nuestra Pascua: el acontecimiento de Cristo que pasa por nuestra vida
sanando, iluminando, resucitando, comunicando vida nueva.

10 de abril. Domingo V de cuaresma
Semana I del salterio.

1ª lectura: Ez 37, 12-14
Salmo responsorial: Sal 129, 1-8 (R: Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa)
2ª lectura: Rm 8, 8-11

Evangelio según san Juan 11, 1-45

Un cierto Lázaro, de Betania, aldea de María y de su hermana Marta, había caído
enfermo. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus
cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.

Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo».
Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que
el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.


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Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se
encontraba.

Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea». Le dicen los
discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?».
Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque
ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en
él». Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle». Le
dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará». Jesús lo había dicho de su muerte,
pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo
abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para
que creáis. Pero vayamos donde él». Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros
discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con Él».

Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían
venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo
que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo
Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun
ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá». Le dice Jesús: «Tu hermano
resucitará». Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día».
Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y
todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Le dice ella: «Sí, Señor, yo
creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo».
Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te
llama». Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue donde Él. Jesús todavía
no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado.
Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba
rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. Cuando
María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras
estado aquí, mi hermano no habría muerto». Viéndola llorar Jesús y que también
lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo:
«¿Dónde lo habéis puesto?». Le responden: «Señor, ven y lo verás». Jesús se echó a
llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería». Pero algunos de ellos dijeron:
«Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?».

Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y
tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra». Le responde Marta, la
hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día». Le dice Jesús: «¿No te he dicho
que, si crees, verás la gloria de Dios?». Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó
los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que Tú

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me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que Tú me
has enviado». Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!». Y salió el muerto,
atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice:
«Desatadlo y dejadle andar».

Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho,
creyeron en Él.
COMENTARIO: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano».
Idénticas palabras repiten las dos hermanas, cada una por su cuenta. Palabras que son
expresión de fe en Jesús, pero una fe muy limitada, muy condicionada, muy a la medida
humana. Creen que Jesús puede curar un enfermo, pero no creen que puede resucitar
un muerto. ¿No es así también nuestra fe? Creemos «hasta cierto punto». Y esta poca fe
se manifiesta en expresiones de este tipo: «si las circunstancias fueran favorables», «si el
ambiente fuera mejor», «si hubiese aprovechado aquella oportunidad». Ponemos
condiciones al poder del Señor. Y sin embargo su poder es incondicionado. «Para Dios
nada hay imposible» (Lc 1,37).
«Si crees verás la gloria de Dios». Frente a esta fe tan recortada, el evangelio de hoy nos
impulsa a una fe «a la medida de Dios». Él quiere manifestar su grandeza divina, su poder
infinito, su gloria. Deliberadamente, Jesús tarda en acudir a la llamada de Marta y Maria.
Permite que Lázaro muera para resucitarle y manifestar de manera más potente su
gloria: «Esta enfermedad... servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea
glorificado por ella». No hay situación que no tenga remedio. Más aún, cuanto más
difícil, más facilita que Cristo «se luzca».
 «Yo soy la resurrección y la vida». No sólo «da» la resurrección, sino que Él mismo es la
resurrección. Incluso si permite el mal es para que más se manifieste lo que Él es y lo que
es capaz de realizar: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros... para que creáis».
Esta cuaresma tiene que significar para nosotros y para mucha gente una auténtica
resurrección a una vida nueva. Cristo es la resurrección, y lo típico de su acción es hacer
surgir la vida donde sólo había muerte. Cristo puede y quiere resucitar al que está
muerto por el pecado o por la carencia de fe. Lo suyo es hacer cosas grandes, maravillas
divinas. Y nosotros no podemos conformarnos con menos. No tenemos derecho a dar a
nadie por perdido.

                                     -SEMANA SANTA-


17 de abril. Domingo de Ramos
Semana II del salterio.



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-Procesión: Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los
Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:

-«Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino,
desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y
los devolverá pronto.»
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:

«Decid a la hija de Sión: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en
un pollino, hijo de acémila".»

Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el
pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos
por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente
que iba delante y detrás gritaba:

-«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el
cielo!»
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:
-«¿Quién es éste?»
La gente que venía con él decía:
-«Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.»
-Misa:
1ª lectura: Is 50, 4-7
Salmo responsorial: Sal 21, 8-9,17-24 (R: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?)
2ª lectura: Flp 2, 6-11

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
En aquel tiempo uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y
les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él
en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para
entregarlo.
El primer día de los ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde
quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Id a casa de Fulano y
decidle: ‘El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa
con mis discípulos’». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la
Pascua.

Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno
de vosotros me va a entregar». Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras

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otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que
yo, ése me va a entregar. El Hijo del Hombre se va como está escrito de Él; pero, ¡ay del
que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido». Entonces
preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
«¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Así es».
 Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a los
discípulos diciendo: «Tomad, comed: esto es mi cuerpo». Y cogiendo un cáliz pronunció
la acción de gracias y se lo pasó diciendo: «Bebed todos; porque ésta es mi sangre,
sangre de la alianza derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que
no beberé más del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el
reino de mi Padre».

Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: «Esta
noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: ‘Heriré al pastor y se
dispersarán las ovejas del rebaño’. Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a
Galilea». Pedro replicó: «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré». Jesús le
dijo: «Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante tres veces, me negarás».
Pedro le replicó: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y lo mismo decían los
demás discípulos.

Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: «Sentaos aquí,
mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a
entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo: «Me muero de tristeza: quedaos aquí y
velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre
mío, si es posible que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero,
sino lo que tú quieres». Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a
Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la
tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por
segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo
beba, hágase tu voluntad». Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque estaban
muertos de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas
palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo: «Ya podéis dormir y descansar.
Mirad, está cerca la hora y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los
pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los doce, acompañado de un
tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los
senadores del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo bese, ése es:
detenedlo». Después se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Maestro!». Y lo besó. Pero Jesús
le contestó: «Amigo, ¿a qué vienes?». Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano
para detenerlo. Uno de los que estaban con Él agarró la espada, la desenvainó y de un

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tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo: «Envaina la espada:
quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? El me
mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la
Escritura, que dice que esto tiene que pasar». Entonces dijo Jesús a la gente: «¿Habéis
salido a prenderme con espadas y palos como a un bandido? A diario me sentaba en el
templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis». Todo esto ocurrió para que se
cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo
abandonaron y huyeron.

Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se
habían reunido los letrados y los senadores. Pedro lo seguía de lejos hasta el palacio del
sumo sacerdote y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba
aquello. Los sumos sacerdotes y el consejo en pleno buscaban un falso testimonio
contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos
falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: «Éste
ha dicho: ‘Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’».
El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son
estos cargos que levantan contra ti?». Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
«Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le
respondió: «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis que el Hijo del
Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del
cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué
necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?». Y ellos
contestaron: «Es reo de muerte». Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon;
otros; lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado».

Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: «También tú
andabas con Jesús el Galileo». Él lo negó delante de todos diciendo: «No sé qué quieres
decir». Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Éste andaba con Jesús el
Nazareno». Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre». Poco después
se acercaron los que estaban allí y dijeron: «Seguro; tú también eres de ellos, se te nota
en el acento». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a
ese hombre». Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de
Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró
amargamente.
Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo se reunieron
para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a
Pilato, el gobernador.

Entonces el traidor sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los
sumos sacerdotes y senadores diciendo: «He pecado, he entregado a la muerte a un

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inocente». Pero ellos dijeron: «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!». Él, arrojando las monedas en
el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sacerdotes, recogiendo las monedas
dijeron: «No es licitó echarlas en el arca de las ofrendas porque son precio de sangre». Y,
después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de
forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía "Campo de Sangre". Así se cumplió lo
escrito por Jeremías el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de
uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del
Alfarero, como me lo había ordenado el Señor».Jesús fue llevado ante el gobernador, y
el gobernador le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús respondió: «Tú lo
dices». Y mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los senadores no contestaba
nada. Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?».
Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado.

Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces
un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: «¿A quién
queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? Pues sabía que se
lo habían entregado por envidia. Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le
mandó a decir: «No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho
soñando con Él».

Pero los sumos sacerdotes y los senadores convencieron a la gente que pidieran el
indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: «¿A cuál de los dos
queréis que os suelte?». Ellos dijeron: «A Barrabás». Pilato les preguntó: «¿Y qué hago
con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron todos: «Que lo crucifiquen». Pilato insistió:
«Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Que lo crucifiquen!». Al ver
Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua
y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: «Soy inocente de esta sangre.
¡Allá vosotros!». Y el pueblo entero contestó: «¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre
nuestros hijos!». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo
entregó para que lo crucificaran.

Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a
toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando
una. corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano
derecha. Y, doblando ante Él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, rey de los
judíos!». «Luego lo escupían, le quitaban la caña y, le golpeaban con ella la cabeza. Y
terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la
cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir "La Calavera"), le
dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de

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crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes, y luego se sentaron a
custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el
rey de los judíos». Crucificaron con Él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la
izquierda. Los que pasaban; lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que,
destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios,
baja de la cruz». «Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban
también diciendo: «A otros ha salvado y Él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel?
Que baje ahora de la cruz y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere
Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?». Hasta los que estaban
crucificados con él lo insultaban.

Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A
media tarde, Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní». Es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?». Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: «A Elías llama
éste». Uno de ellos fue corriendo; en seguida cogió una esponja empapada en vinagre y,
sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a
salvarlo». Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.

Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se
rajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto
resucitaron. Después que él resucitó salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad Santa
y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el
terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios».
Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús
desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago
y José, y la madre de los Zebedeos.

Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo
de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo
entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia; lo puso
en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la
entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí
sentadas enfrente del sepulcro.

A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos
sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron: «Señor, nos hemos acordado que aquel
impostor estando en vida anunció: ‘A los tres días resucitaré’. Por eso da orden de que
vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo
y digan al pueblo: ‘Ha resucitado de entre los muertos’. La última impostura sería peor
que la primera. Pilato contestó: «Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la


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vigilancia como sabéis». Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la
vigilancia del sepulcro.

COMENTARIO: Al entrar en la Semana Santa la Iglesia nos proclama la Pasión de
Jesucristo. Pero al escucharla o al leerla por nuestra cuenta hemos de evitar un peligro.
Tenemos el riesgo de asistir a ella como espectadores que contemplan unos hechos sólo
desde fuera. Porque lo que el Espíritu Santo pretende es hacernos conocer cómo Cristo
ha vivido la Pasión «por dentro». Se trata de dejarnos iluminar esa interioridad de Cristo.
Lo que nos salva no son los simples sufrimientos de Cristo, sino el amor con que los ha
vivido, un amor que le ha llevado a dar la vida libremente por nosotros.
De hecho, en la oración colecta del domingo pasado pedíamos a Dios Padre que
«vivamos siempre de aquel mismo amor que llevó al Hijo a entregarse a la muerte por la
salvación del mundo». La liturgia no es una representación teatral. Nos introduce en el
misterio. Y al introducirnos en él no sólo nos hace capaces de contemplarlo en toda su
riqueza, sino que el contacto con el misterio de Cristo nos transforma, pues Cristo
mismo nos contagia su vida, sus actitudes y sentimientos. No podemos entrar en la
Semana Santa ni vivirla con provecho si no estamos dispuestos a subir con Cristo a la
cruz.
El relato de la Pasión según san Mateo subraya además cómo en ella se cumplen las
Escrituras. Todo estaba predicho. Nada ocurre por casualidad. El plan del Padre se
cumple. Y Cristo vive la Pasión en perfecta obediencia a la voluntad del Padre, «para
mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a su voluntad» (oración
colecta). Cristo puede decir con las palabras del profeta: «El señor Dios me ha abierto el
oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás» (primera lectura). Adán
desobedeció la voluntad de Dios y nos trajo la ruina; Cristo obedece «hasta la muerte y
muerte de cruz» y nos salva (segunda lectura). En su obediencia al Padre y en su amor a
los hombres está nuestra salvación. Y esta salvación seguirá haciéndose presente hoy si
nosotros prolongamos la entrega de Cristo, su obediencia al Padre y su amor a los
hombres.

                                    -TRIDUO PASCUAL-

21 de abril: Jueves Santo de la Cena del Señor (SO)

Comienza la novena de la Divina Misericordia

1ª lectura: Ex 12, 1-8.11-14: Prescripciones sobre la cena pascual
Salmo responsorial: Sal 115, 12-18 (R: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de
Cristo)
2ª lectura: 1Co 11, 23.26: cuando coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.

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Evangelio según san Juan 13, 1-15

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de
este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a
Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había
puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la
mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un
lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que
estaba ceñido.

Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió:
«Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro:
«No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte
conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la
cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y
vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo:
«No estáis limpios todos».

Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo:
«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el
Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los
pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo,
para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».

COMENTARIO: «Los amó hasta el extremo». Estas palabras son la clave para entender el
triduo pascual, la pasión y muerte de Jesús, la eucaristía... Todo ello es expresión y
realización de ese amor hasta el extremo que lo ha dado todo sin reservarse nada, que
se ha hecho esclavo por nosotros. Es ese amor el que está presente en cada misa y en
cada sagrario: ¿cómo es posible la rutina o el aburrimiento?, ¿cómo permanecer
indiferente ante ese amor que sobrepasa toda medida?
«Es la Pascua, el Paso del Señor». En cada misa es Cristo mismo quien pasa junto a
nosotros, quien desea entrar –si le dejamos para quedarse con nosotros. Pasa Cristo
para hacernos pasar con Él de este mundo al Padre. Si la vivo bien, cada misa me
introduce más en Dios, en su seno y en su corazón. La misa me introduce en el cielo,
aunque siga viviendo aún sobre la tierra.
«Haced esto en memoria». Estas palabras son el encargo de perpetuar la eucaristía en el
tiempo y el espacio. Pero no sólo. Incluyen el mandato de vivir la misa, de hacer presente
en nuestra vida todo lo que ella es y significa: «Os he dado ejemplo para que lo que yo he
hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». La misa nos hace esclavos de nuestros

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hermanos y nos impulsa a amarlos hasta el extremo. «Él dio la vida por nosotros:
también nosotros debemos dar la vida por los hermanos».

22 de abril: Viernes Santo de la Pasión del Señor (SO)

1ª lectura: Is 52, 13-53, 12: Fue traspasado por nuestras rebeliones.
Salmo responsorial: Sal 30, 2.6.12-17.25 (R: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu)
2ª lectura: Hb 4, 14-16; 5, 7-9: A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

En aquel tiempo, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde
había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. Pero también Judas, el que le
entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus
discípulos. Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos
sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le
iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús
el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos.
Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó de nuevo: «¿A
quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Respondió Jesús: «Ya os he
dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Así se cumpliría lo
que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno». Entonces Simón
Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la
oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la
vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?».

Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron
y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de
aquel año. Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo
hombre por el pueblo. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era
conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote,
mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el
conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. La muchacha
portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Dice él:
«No lo soy». Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y
se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. El Sumo Sacerdote
interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado
abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo,
donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me
preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he
dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús,

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diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he hablado mal,
declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?». Anás entonces le
envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron:
«¿No eres tú también de sus discípulos?». El lo negó diciendo: «No lo soy». Uno de los
siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le
dice: «¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro volvió a negar, y al instante cantó un
gallo.

De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el
pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera
donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron:
«Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle
vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos
dar muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué
muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo:
«¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que
otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los
sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino
no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para
que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le
dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he
nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es
de la verdad, escucha mi voz». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto, volvió a
salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en Él. Pero es costumbre
entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os
ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a
Barrabás!». Barrabás era un salteador.

Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de
espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a
Él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les
dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él».
Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles
Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias,
gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle,
porque yo ningún delito encuentro en Él». Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos
una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios». Cuando oyó
Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús:
«¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas?
¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?». Respondió Jesús:
«No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que

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me ha entregado a ti tiene mayor pecado». Desde entonces Pilato trataba de librarle.
Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace
rey se enfrenta al César». Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el
tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación
de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey».
Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a
crucificar?». Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César».
Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.

Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario,
que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada
lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo
escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos
judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y
estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a
Pilato: «No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos’».
Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito». Los soldados, después que
crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote
para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba
abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le
toca». Para que se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a
suertes mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús
estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María
Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su
madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y
desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la
Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama
de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó
Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la
cruz el sábado —porque aquel sábado era muy solemne— rogaron a Pilato que les
quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas
del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya
muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado
con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio
es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Y todo esto
sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se le quebrará hueso alguno». Y también
otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

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Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por
miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo
concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo —aquel que
anteriormente había ido a verle de noche— con una mezcla de mirra y áloe de unas cien
libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme
a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un
huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado.
Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca,
pusieron a Jesús.

COMENTARIO: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Todo el relato de la pasión
según san Juan –especialmente el prendimiento y el diálogo con Pilatos– manifiesta la
soberanía y majestad de este Jesús que había dicho: «Nadie me quita la vida, yo la doy
voluntariamente» (Jn 10,18). Verdaderamente Jesús reina desde la cruz. Ahora se cumple
lo que Él mismo había anunciado: «Yo cuando sea levantado de la tierra atraeré a todos
hacia mí» (Jn 12,32). La multitud inmensa de los redimidos es fruto de esta eficaz
atracción del Crucificado.
«Está cumplido». Jesús ha llevado a cabo perfectamente la obra que el Padre le
encomendó (Jn 17,4). Ha realizado el plan del padre, ha cumplido las Escrituras, nada ha
quedado a medias. La redención es un hecho consumado y sólo falta que cada hombre
acepte dejarse bañar por su sangre y acuda a beber el agua que brota de su costado
abierto. En Cristo estamos salvados.
«Mirarán al que atravesaron». Si los que miraban la serpiente de bronce en el desierto
quedaban curados (Nm 21,4-9), ¡cuánto más los que miran con fe al Hijo de Dios
crucificado! (Jn 3,14-15). San Juan nos invita a esa mirada contemplativa llena de fe. Esta
mirada de fe permite que se desencadene sobre nosotros el infinito amor salvador que
se encuentra encerrado en el corazón del Redentor traspasado por nuestros pecados.

23 de abril: Sábado Santo de la Sepultura del Señor

Hoy, propiamente, no hay “evangelio” para meditar o —mejor dicho— se debería
meditar todo el Evangelio (la Buena Nueva), porque todo él desemboca en lo que hoy
recordamos: la entrega de Jesús a la Muerte para resucitar y darnos una Vida Nueva.

Hoy, la Iglesia no se separa del sepulcro del Señor, meditando su Pasión y su Muerte. No
celebramos la Eucaristía hasta que haya terminado el día, hasta mañana, que comenzará
con la Solemne Vigilia de la resurrección. Hoy es día de silencio, de dolor, de tristeza, de
reflexión y de espera. Hoy no encontramos la Reserva Eucarística en el sagrario. Hay sólo

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el recuerdo y el signo de su “amor hasta el extremo”, la Santa Cruz que adoramos
devotamente.

Hoy es el día para acompañar a María, la madre. La tenemos que acompañar para poder
entender un poco el significado de este sepulcro que velamos. Ella, que con ternura y
amor guardaba en su corazón de madre los misterios que no acababa de entender de
aquel Hijo que era el Salvador de los hombres, está triste y dolida: «Vino a los suyos, pero
los suyos no le recibieron» (Jn 1,11). Es también la tristeza de la otra madre, la Santa
Iglesia, que se duele por el rechazo de tantos hombres y mujeres que no han acogido a
Aquel que para ellos era la Luz y la Vida.
Hoy, rezando con estas dos madres, el seguidor de Cristo reflexiona y va repitiendo la
antífona de la plegaria de Laudes: «Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la
muerte y una muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está
sobre todo nombre» (cf. Flp 2,8-9)

                                           -TIEMPO PASCUAL-

• Vigilia Pascual

-Gn 1, 1-2: Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.
-Gn 22, 1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
-Ex 14, 15-15, 1: El paso del mar rojo.
-Is 54, 5-14: Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor.
-Ba 3, 9-15.32-4, 4: Camina a la claridad del resplandor del Señor.
-Ez 36, 16-28: Derramaré un agua pura, os daré un corazón nuevo.
-Rm 6, 3-11: Los que por el bautismo fuimos incorporados a Cristo, fuimos incorporados a su muerte.
-Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R: ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA)

Evangelio según san Mateo 28, 1-10
Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a
ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran terremoto, pues el ángel del Señor bajó del cielo y,
acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su
vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se
quedaron como muertos.

El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el
Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y
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ahora id enseguida a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de
vosotros a Galilea; allí le veréis’. Ya os lo he dicho».

Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus
discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas, acercándose, se
asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán».
COMENTARIO: «HA RESUCITADO». Así, con mayúsculas, aparece en el Leccionario. Esta
palabra es común a los tres sinópticos y aparece por tanto en los tres ciclos. Es la noticia.
La Iglesia vive de ella. Millones de cristianos a lo largo de veinte siglos han vivido de ella.
Es la noticia que ha cambiado la historia: el Crucificado vive, ha vencido la muerte y el
mal. Es el grito que inunda esta noche santa como una luz potente que rasga las
tinieblas. ¿En qué medida vivo yo de este anuncio? ¿En qué medida soy portavoz de esta
noticia para los que aún no la conocen?
«Consideraos muertos al pecado y vivos para Dios». La resurrección de Cristo es también
la nuestra. Él no sólo ha destruido la muerte, sino también el pecado, que es la
verdadera muerte y causa de ella. La resurrección de Cristo es capaz de levantarnos para
hacernos llevar una vida de resucitados. Ya no somos esclavos del pecado. Podemos
vivir desde ahora en la pertenencia a Dios, como Cristo. Podemos caminar en novedad
de vida.
«La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular». Las lecturas del
A.T. son una síntesis de la historia de la salvación, que culmina en Cristo. El Resucitado es
la clave de todo. Todo se ilumina desde Él. Sin Él, todo permanece confuso y sin sentido.
¿Le permito yo que ilumine mi vida? ¿Soy capaz de acoger la presencia del Resucitado
para entender toda mi vida como historia de salvación?


24 de abril. Domingo de Resurrección

1ª lectura: Hch 10, 34a.37-43
Salmo responsorial: Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R: Éste es el día en que actuó el Señor: sea
nuestra alegría y nuestro gozo)
2ª lectura: Col 3, 1-4

Evangelio según san Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando
todavía estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde
estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han
llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto». Salieron Pedro y el

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otro discípulo camino sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corría más
que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo;
pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las
vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no junto a las
vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el
que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían
entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.

COMENTARIO: «¡Ha resucitado!»: Es la noticia que hoy nos es gritada, proclamada. Esta
es la noticia. Es la certeza que se nos da a conocer. La gran certeza, la que sostiene toda
nuestra vida, la que le da sentido y valor. ¡Ha resucitado! No podemos seguir viviendo
como si Cristo no hubiese resucitado, como si no estuviese vivo. No podemos seguir
viviendo como si no le hubiera sido sometido todo. No podemos seguir viviendo como si
Cristo no fuera el Señor, mi Señor. No podemos seguir viviendo «como si». Sólo cabe
buscar con ansia al Resucitado, como María Magdalena o los apóstoles; o mejor, dejarse
buscar y encontrar por Él.
«¡Ha resucitado!». También nosotros podemos ver, oír, tocar al Resucitado (1 Jn 1,1). No,
no es un fantasma (cfr. Lc 24, 37-43). Es real, muy real. Cristo vive, quiere entrar en tu
vida. Quiere transformarla. No, nuestra fe no se basa en simples palabras o doctrinas,
por hermosas que sean. Se basa en un hecho, un acontecimiento. Sí, verdaderamente ha
resucitado el Señor. Para ti, para mí, para cada uno de todos los hombres. Hoy puede ser
decisivo para ti. Él quiere irrumpir en tu vida con su presencia iluminadora y
omnipotente. Es a Él, el mismo que salió del sepulcro, a quien encuentras en la
Eucaristía.
«¡Ha resucitado!». La noticia que hemos recibido hemos de gritarla a otros. Si de verdad
hemos tocado a Cristo, tampoco nosotros podemos callar «lo que hemos visto y oído»
(He 4,20). No somos sólo receptores. Cristo resucitado nos constituye en heraldos,
pregoneros de esta noticia. Una noticia que es para todos. Una noticia que afecta a
todos. Una noticia que puede cambiar cualquier vida: «Cristo ha resucitado, está vivo,
para ti, te busca, tú eres importante para Él, ha muerto por ti, ha destruido la muerte, te
infunde su vida divina, te abre las puertas del paraíso, tus problemas tienen solución, tu
vida tiene sentido».




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4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES

5 de abril: san Vicente Ferrer (ML)

Nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una
fervorosa devoción hacia Jesucristo y a la Virgen María y un gran amor por los pobres. Le
encargaron repartir las cuantiosas limosnas que la familia acostumbraba a dar. Así lo
fueron haciendo amar el dar ayudas a los necesitados. Lo enseñaron a hacer una
mortificación cada viernes en recuerdo de la Pasión de Cristo, y cada sábado en honor de
la Virgen Santísima. Estas costumbres las ejercitó durante toda su vida. Se hizo religioso
en la Comunidad de los Padres Dominicos y, por su gran inteligencia, a los 21 años ya era
profesor de filosofía en la universidad. Tras estudiar en Barcelona, Lérida y Toulouse,
recibió las sagradas ordenes en 1378. Escaló posiciones en la jerarquía de la Orden hasta
ser nombrado predicador general de la misma en 1389. Vicente estaba muy angustiado
porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas y había muchísima desunión.
De tanto afán se enfermó y estuvo a punto de morir. Pero una noche se le apareció
Nuestro Señor Jesucristo, acompañado de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán y
le dio la orden de dedicarse a predicar por ciudades, pueblos, campos y países. Y Vicente
recuperó inmediatamente su salud. En adelante por 30 años, Vicente recorre el norte de
España, y el sur de Francia, el norte de Italia, y el país de Suiza, predicando
incansablemente, con enormes frutos espirituales. Dicen que convirtió más de 10,000
judíos y otros tantos musulmanes en España. Antes de predicar rezaba por cinco o más
horas para pedir a Dios la eficacia de la palabra, y conseguir que sus oyentes se
transformaran al oírle. Dormía en el puro suelo, ayunaba frecuentemente y se trasladaba
a pie de una ciudad a otra. Los milagros acompañaron a San Vicente en toda su
predicación. Y uno de ellos era el hacerse entender en otros idiomas, siendo que él
solamente hablaba su lengua materna y el latín.
Los últimos años, ya lleno de enfermedades, lo tenían que ayudar a subir al sitio donde
iba a predicar. Pero apenas empezaba la predicación se transformaba, se le olvidaban
sus enfermedades y predicaba con el fervor y la emoción de sus primeros años. Murió
en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fueron
tantos sus milagros y tan grande su fama, que el Papa lo declaró santo a los 36 años de
haber muerto, en 1455.




25 de abril: san Marcos evangelista

Marcos, hebreo de origen, nació probablemente fuera de Palestina, y era de familia rica.
San Pedro, que lo llama “hijo mío”, lo tuvo ciertamente consigo en sus viajes misioneros
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en Oriente y en Roma, en donde escribió el Evangelio. La antigüedad cristiana llamó a
Marcos “intérprete de Pedro”: “Marcos, un intérprete de Pedro, escribió exactamente
todo lo que recordaba. Pero escribió, sin seguir un orden, lo que dijo e hizo el Señor. Es
decir, Marcos no oyó al Señor, ni lo acompañó; pero después oyó a Pedro, que exponía
sus enseñanzas según las necesidades...”.

Además de la familiaridad con San Pedro, el evangelista Marcos gozó de una larga
comunidad de vida con el apóstol Pablo, a quien encontró por primera vez en el año 44,
cuando Pablo y Bernabé llevaron a Jerusalén la generosa oferta de la comunidad de
Antioquía. Al regreso, Bernabé llevó consigo a su joven sobrino Marcos. Después de la
evangelización de Chipre, cuando Pablo proyectó un viaje más difícil y arriesgado al
corazón de Asia Menor, entre las desconfiadas y belicosas gentes semibárbaras del
Tauro, Marcos “se separó de Pablo y de Bernabé y regresó a Jerusalén” como lo narra el
libro de los Hechos de los Apóstoles. Más tarde Marcos se encontró de nuevo al lado de
san Pablo, pero esta vez en la prisión de Roma.
 En el año 66 san Pablo ofrece la última información acerca de Marcos, cuando escribía
desde la cárcel romana a Timoteo: “Trae contigo a Marcos. Puedo necesitar de sus
servicios”. Los datos cronológicos de la vida de San Marcos no son muy seguros.
Probablemente murió en el año 140 del imperio de Nerón (68 a.D.), de muerte natural,
según una relación, y según otra, como mártir, en Alejandría de Egipto.

28 de abril: san Luis Mª Grignon de Monfort

Nació en Monfort, Francia, en 1673. Era el mayor de una familia de ocho hijos. Desde muy
joven fue un gran devoto de la Santísima Virgen. A los 12 años ya la gente lo veía pasar
largos ratos arrodillado ante la estatua de la Madre de Dios.
Con grandes sacrificios logró conseguir con qué ir a estudiar al más famoso seminario de
Francia, el seminario de San Suplicio en París. Allí sobresalió como un seminarista
totalmente mariano. Sentía enorme gozo en mantener siempre adornado de flores el
altar de la Santísima Virgen.
Luis Grignon de Monfort será un gran peregrino durante su vida de sacerdote. Pero
cuando él era seminarista concedían un viaje especial a un Santuario de la Virgen a los
que sobresalieran en piedad y estudio. Y Luis se ganó ese premio. Se fue en
peregrinación al Santuario de la Virgen en Chartres. Y al llegar allí permaneció ocho
horas seguidas rezando de rodillas, sin moverse. Él no iba como algunos de nosotros a
rezar como un mendigo que pide que se le atienda rapidito para poder alejarse. El iba a
charlas con sus dos grandes amigos, Jesús y María. Y con ellos las horas parecen
minutos.
Su primera Misa quiso celebrarla en un altar de la Virgen, y durante muchos años la
Catedral de Nuestra Señora de París fue su templo preferido y su refugio.


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                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Monfort dedicó todas sus grandes cualidades de predicador y de conductor de
multitudes a predicar misiones para convertir pecadores. Grandes multitudes lo seguían
de un pueblo a otro, después de cada misión, rezando y cantando. Se daba cuenta de
que el canto echa fuera muchos malos humores y enciende el fervor. Decía que una
misión sin canto era como un cuerpo sin alma. El mismo componía la letra de muchas
canciones a Nuestro Señor y a la Virgen María y hacía cantar a las multitudes.
Era todo fuego para predicar. Pero no era él quien conseguía las conversiones. Era la
Virgen María a quien invocaba constantemente. Ella rogaba a Jesús y Jesús cambiaba los
corazones. Después de unos Retiros dejó escrito: "Ha nacido en mí una confianza sin
límites en Nuestro Señor y en su Madre Santísima". Y viajaba confiado porque no iba
nunca solo. Consigo llevaba el crucifijo y la imagen de la Virgen, y Jesús y María se
comportaban con él como formidables defensores. En cada pueblo o vereda donde
predicaba procuraba dejar una cruz, construida en sitio que fuera visible para los
caminantes y dejaba en todos un gran amor por los sacramentos y por el rezo del Santo
Rosario.
Antes de ir a regiones peligrosas o a sitios donde mucho se pecaba, rezaba con fervor a
la Sma. Virgen, y adelante que "donde la Madre de Dios llega, no hay diablo que se
resista". Las personas que habían sido víctimas de la perdición se quedaban admiradas
de la manera tan franca como les hablaba este hombre de Dios. Y la Virgen María se
encargaba de conseguir la eficacia para sus predicaciones.
San Luis de Monfort fundó unas Comunidades religiosas que han hecho inmenso bien en
las almas. Los Padres Monfortianos (a cuya comunidad le puso por nombre "Compañía
de María") y las Hermanas de la Sabiduría.
Escribió Grignon de Monfort el "Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María". El
Papa Juan Pablo II tomó como lema una frase que repetía mucho nuestro gran santo:
"Soy todo tuyo oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es".
Murió el 28 de abril de 1716, a la edad de 43 años, agotado de tanto trabajar y predicar.
“A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María” (S. Luis Mª).


                "Al consagrarnos al Corazón de María, descubrimos el camino seguro
        al Sagrado Corazón de Jesús, símbolo del Amor Misericordioso de Nuestro Salvador"
                            S.S. Juan Pablo II, 22 de septiembre de 1986.

29 de abril: santa Catalina de Siena
Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de
Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo.
Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el comienzo de una extraordinaria
experiencia mística, como se pudo comprobar después. A los quince años entró a la
Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa.
Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas.

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                                       Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas
y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente
compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores
y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en
Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta.

En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia”
para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el
llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de
sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de
abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años.

Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con
San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la
Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa.


“ La verdad es esta: Dios no quiere otra cosa que nuestra santificación. Por eso nos creó
a su imagen y semejanza y quiso dar la vida por nosotros con tan ardiente amor el dulce
y amoroso Verbo. Así nos ha manifestado su verdad. El alma que mira con esa luz no se
echa a dormir, antes bien despierta del sueño buscando con gran solicitud el modo, el
camino, el lugar y el tiempo de cumplirla. No se confía aguardando el día de mañana,
pues no está segura de tenerlo.”




2 de abril: VI aniversario de la muerte de Juan Pablo II
19 de abril: VI aniversario de la elección de Benedicto XVI


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5.- SANTA SEDE:
                                   ALGUNAS ACTIVIDADES DEL PAPA (Marzo)

Lunes 28: Benedicto XVI recibió a los participantes en la asamblea anual de la Pontificia
Academia para la Vida. Recibió en audiencia al Presidente del Parlamento Europeo, Jerzy
Buzek. Recibió a los participantes en la plenaria del Pontificio Consejo para las
Comunicaciones Sociales.

Martes 1: El Papa Benedicto XVI ha concedido su conformidad a la elección canónica
realizada por el Sínodo de los Obispos de la Iglesia patriarcal siro-católica. Nombró
exarca apostólico de los siro-católicos de Venezuela al corobispo Hikmat Beylouni, que
sucede a Iwannis Louis Awad.

Miércoles 2: El Vicario de Cristo celebró en el Aula Pablo VI la audiencia general. Habló
sobre san Francisco de Sales. Después recibió en privado a la directora ejecutiva del
Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, que acaba de regresar de una
misión de ese organismo en la frontera entre Libia y Túnez.

Miércoles 9: El Vicario de Cristo, durante la audiencia general con unos 7.000 fieles
congregados en el Aula Pablo VI, alentó a los católicos a esforzarse en Cuaresma por
convertirse cada vez más a Cristo.

Viernes 11: El Obispo de Roma envió un telegrama al presidente de la Conferencia
Episcopal de Japón, monseñor Leo Ikenaga, en el que expresa su profunda tristeza por
el gran terremoto y los consiguientes tsunamis.

Domingo 13: El Papa dirigió el Ángelus dominical con peregrinos llegados de todas
partes del mundo en la Plaza de San Pedro. Hoy el Santo Padre iniciará sus ejercicios
espirituales.

                                    LA VOZ DEL PAPA

La conciencia moral en las situaciones concretas de la vida: “En esta reflexión sería útil
centrarse en la conciencia, a veces ofuscada, de los padres de los niños, que a menudo
dejan solas a las mujeres embarazadas. La conciencia moral […] tiene el deber de
discernir el bien del mal en las diferentes situaciones de la vida, de modo que a partir de

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este juicio, el ser humano puede orientarse libremente al bien. A quienes niegan la
existencia de la conciencia moral del ser humano, reduciendo su voz al resultado de
condicionamientos externos o a un fenómeno puramente emocional, es importante
reiterar que la calidad moral de la acción humana no es un valor extrínseco, o facultativo
y no es ni siquiera una prerrogativa de los cristianos o de los creyentes, sino que es
común a todos los seres humanos. En la conciencia moral Dios habla a cada uno e invita
a defender la vida humana en todo momento. En este vínculo personal con el Creador se
halla la dignidad profunda de la conciencia moral y la razón de su carácter inviolable”.

Derecho a la vida del concebido y al bien de la mujer: “Es necesario que toda la sociedad
defienda el derecho a la vida del concebido y del verdadero bien de la mujer que, nunca
y en ninguna circunstancia, podrá sentirse realizada en la decisión del aborto”.

Ayuda necesaria a las mujeres que abortaron: “Es necesario […] que no falte la ayuda
necesaria a las mujeres que, habiendo recurrido desgraciadamente al aborto,
experimentan todo el drama moral y existencial. Hay muchas iniciativas, tanto en ámbito
diocesano como de los entes de voluntariado, que ofrecen ayuda psicológica y espiritual
para una plena recuperación humana. La solidaridad de la comunidad cristiana no puede
renunciar a este tipo de corresponsabilidad”.

El cordón umbilical y el ámbito científico: (La utilización de los bancos del cordón
umbilical) “Se trata de aplicaciones clínicas importantes y de investigaciones
prometedoras en ámbito científico, pero que para su realización dependen mucho de la
generosidad en la donación de la sangre del cordón en el momento del parto y de que
las estructuras se adecuen para ello. Os invito por tanto a haceros promotores de una
solidaridad humana y cristiana verdadera y consciente”.

San Francisco de Sales, maestro de vida espiritual: “Se abandonó entonces al amor de
Dios: amándolo, sin esperar nada, y al mismo tiempo, confiando en el amor divino. Este
será el secreto de su vida”.

Construir nuestra vida en la Palabra de Dios: “Jesús nos dice en el Evangelio de este
domingo (6 de marzo) que quien escucha sus palabras y las pone en práctica se parece a
un hombre que construye su casa sobre roca. Esta roca firme sobre la que podemos
construir nuestra vida es la fe en la Palabra de Dios. Fijando nuestros ojos en la Virgen
María, aprendamos de ella a cumplir en todo momento la voluntad del Padre celestial
para que, con la ayuda de la gracia divina, seamos transformados en imagen de Cristo y
demos un testimonio eficaz de su vida y enseñanzas”.

¿Es Dios quien nos convierte?: “El periodo cuaresmal nos propone este ámbito litúrgico
y penitencial: un camino de cuarenta días donde experimentar de modo eficaz el amor

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                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
misericordioso de Dios. Hoy resuena para nosotros la llamada “Volved a mi con todo el
corazón”; hoy somos nosotros los llamados a convertir nuestro corazón a Dios,
conscientes siempre de no poder llevar a cabo nuestra conversión nosotros solos, con
nuestras fuerzas, porque es Dios quien nos convierte.”

El hombre no es Dios sino su imagen: “El primer paso para una relación correcta con el
mundo que nos rodea es el reconocimiento, por parte del ser humano, de su condición
de criatura: el hombre no es Dios, sino su imagen; por eso, debe tratar de ser más
sensible a la presencia de Dios en lo que le rodea: en todas las criaturas, y especialmente
en la persona humana, hay una epifanía de Dios” (Mensaje a los obispos de Brasil por la
campaña de fraternidad que promueven en Cuaresma, miércoles 9 de marzo de 2011).

La vida cristiana es un camino: “La Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que
sube a Jerusalén, lugar del cumplimiento de su misterio de pasión, muerte y
resurrección; nos recuerda que la vida cristiana es un «camino» por recorrer, que no
consiste tanto en una ley que debemos observar, sino en la persona misma de Cristo, a
quien hemos de encontrar, acoger y seguir.”

¿El sacerdote es embajador de Cristo?: “El sacerdote no lo es solo a tiempo parcial, lo es
siempre, con toda el alma, con todo nuestro corazón. Este ser con Cristo y ser
embajador de Cristo, este ser para los otros es una misión que penetra nuestro ser y
debe siempre penetrar más en la totalidad de nuestro ser”.

Cuaresma es tiempo de progreso espiritual: “En este tiempo de Cuaresma, la imagen
del desierto nos invita a recogernos interiormente y, con espíritu de penitencia,
progresar en nuestro camino espiritual. Que apoyados en la Palabra de Dios y guiados
por el ejemplo del Salvador vivamos con alegría y aprovechemos este tiempo de gracia”.




                                  NOTICIAS DE INTERES

La JMJ premia a los mejores comunicadores del evento: La información sobre la
Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (JMJ) tiene premio. La fundación española
Crónica Blanca convoca los premios de comunicación "Centinelas del Mañana" con los
que se premiarán los mejores trabajos periodísticos que tengan por tema la Jornada
Mundial de la Juventud. Los premios se dividen en cuatro categorías: artículos
periodísticos, espacios radiofónicos, documentos audiovisuales y propuestas
periodísticas en Internet. Están convocados todos aquellos periodistas o estudiantes de
comunicación, de 16 a 35 años, inscritos en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid,

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                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
que hayan publicado los trabajos que van a presentar entre el 1 de enero y el 1 de mayo
de 2011. Los trabajos se deben entregar antes del 15 de mayo de este año. El jurado
premiará aquellos trabajos que mejor reflejen lo que supone, es y significa la JMJ de
Madrid 2011.

Obispos de zona fronteriza analizan cómo ayudar a migrantes: Del 1 al 3 de marzo se
llevó a cabo en el Paso, Texas, la reunión anual de los obispos fronterizos de Texas,
Tamaulipas, Coahuila y Chihuahua. El problema fundamental a analizar es el papel de la
Iglesia católica en la solución de la inseguridad que aqueja a la región, así como las
constantes violaciones a los derechos humanos que sigue padeciendo la población
migrante que proviene de México y de América Central. Nueve de los diez obispos (seis
de Texas: los de El Paso, Brownsville, San Angelo, Amarillo, San Antonio y Laredo) y tres
del lado mexicano (Ciudad Juárez, Matamoros y Piedras Negras, con la ausencia del
obispo de Nuevo Laredo, quien no podrá estar presente por problemas de agenda),
analizarán el entorno sobre el que tiene que influir la Iglesia católica, que en este campo
se encuentra profundamente hermanada en ambos lados de la frontera.

Obispos colombianos afirman que adoptar no es un derecho:

Los obispos de Colombia han emitido una nota en la que se muestran públicamente en
contra de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, advirtiendo que
adoptar “no es un derecho” y que por tanto no hay “discriminación”. En una larga nota,
fechada el 25 de febrero y firmada por el secretario de la Conferencia Episcopal,
monseñor Juan Vicente Córdoba, se explican las razones de la postura de la Iglesia,
basadas en el bien del menor adoptado.


Congreso de reflexión sobre el Sagrado Corazón en Paray-le-Monial:

El padre William Petrie, superior provincial de la Provincia del Este de la Congregación
del Sagrado Corazón de Jesús y María de Estados Unidos, ha organizado un congreso
mundial para reflexionar sobre el amor de Dios y promover una civilización del amor en
sus familias y sociedades. Dicho congreso se desarrollará en la cuna de la devoción al
Sagrado Corazón, Paray-le-Monial, del 6 al 11 de octubre de 2001.

Publicación del segundo libro del Papa sobre Jesús de Nazaret:
En un informe de la oficina de prensa vaticana se he publicado que la Santa Sede
presentó el segundo libro de Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret el próximo 10 de
marzo. El volumen, que se concentra en el período de la vida de Cristo que va "De la
entrada a Jerusalén hasta la resurrección", es editado por la Libreria Editrice Vaticana,
que cede los derechos de autor a editores según países. Participarán en el acto el

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                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos y el escritor y
germanista Claudio Magris. El volumen está traducido en siete idiomas: alemán, italiano,
inglés, español, francés, portugués y polaco y tiene nueve capítulos y un epílogo.

El Papa responderá en televisión a preguntas sobre Jesús:
Benedicto XVI responderá a las preguntas de los fieles en un programa de televisión
retransmitido por la televisión italiana ´Rai Uno´ el día de Viernes Santo. Es la primera vez
que el Papa acude a este tipo de entrevista en televisión. La entrevista será grabada dos
o tres días antes del 22 de abril, día de Viernes Santo, y se registrará desde su estudio
privado o en la capilla, según informa el diario ´Corriere della Sera´. La televisión italiana
ha notificado que la entrevista al Pontífice será retransmitida a las 14,10 horas,
aproximadamente la misma hora en la que se cree que murió Jesús en la Cruz.


PRD persigue a la Iglesia por odio a la fe y valores católicos en México:
El P. Hugo Valdemar Romero, Vocero de la Arquidiócesis de México, anunció en
conferencia de prensa que impugnará la decisión del Instituto Federal Electoral (IFE),
que falló en su contra por haber criticado al Partido de la Revolución Democrática (PRD)
que ha promovido la despenalización del aborto y la ley de las uniones homosexuales,
con derecho a adopción, en el Distrito Federal.




                             ORACIÓN POR EL PAPA
 Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu
 Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que
     debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo
  firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado
  formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de
 amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia,
fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos
 de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve
    unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea.

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                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
6.- CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ:

http://www.madrid11.com/es/camino/catequesis/53-catequesis-7

La Resurrección de Jesucristo trae una vida nueva


Objeto de la Catequesis:

Mostrar cómo la Resurrección de Cristo manifiesta la victoria absoluta y definitiva sobre
todo sufrimiento y, en último término, sobre el pecado y la muerte. Jesús, que ha
querido pasar por el dolor, consecuencia de la libertad humana, lo ha vencido
resucitando de entre los muertos.

Síntesis:

1. Un acontecimiento sorprendente
2. La resurrección es muestra del poder de Dios
3. La resurrección: fundamento de la fe de la Iglesia
4. La fe en la resurrección es fuente de salvación
5. La resurrección es un acontecimiento histórico y trascendente
6. La resurrección de Jesucristo trae una vida nueva
7. Es una gran noticia que debe ser comunicada: comunidad y evangelización

Texto:

Jesucristo es el "primogénito de entre los muertos" (Col 1,18; Ap 1,5) que nos ha abierto
el camino de la vida nueva por su resurrección. En ésta se manifiesta el sentido de su
muerte. Jesús resucitado nos revela un Dios de vivos y no de muertos. Él mismo se
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autoproclama "la resurrección y la vida" (Jn 11,25). El cristiano desde el bautismo
participa en la muerte y resurrección de Cristo y así puede encontrar vida en cualquier
situación.

1. Un acontecimiento sorprendente

"¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" (Lc 24,34). Es el grito de
los discípulos a los de Emaús cuando, después de encontrarse con Jesús, vuelven a la
comunidad de Jerusalén.

Jesús verdaderamente resucitó y así lo fueron descubriendo los testigos de sus
apariciones. Al principio no podían creerlo: como vemos por ejemplo en Tomás (Jn
20,24), los discípulos de Emaús (Lc 24,13ss). Era algo impensable. Que había muerto era
evidente. ¿Quién iba a pensar que un muerto volviera a la vida? Jesús durante su vida en
la tierra resucitó muertos (como Lázaro -Jn 11,43s), pero la resurrección de Jesús es
distinta: ya no morirá más.

El cuerpo de Jesús resucitado es una carne transfigurada, con propiedades espirituales:
es material y espiritual a la vez. ¿Por qué? Porque la carne ha sido espiritualizada con la
presencia del Espíritu Santo. Por eso es nota común a las apariciones que al principio a
Jesús no le reconocen (María Magdalena -Jn 20,15; los de Emaús -Lc 24,16, etc.). Es el
mismo pero está transformado; ya no es lo mismo, su humanidad ha recibido la plenitud
del Espíritu Santo.

2. La resurrección es muestra del poder de Dios

La primera fórmula de fe que aparece en el Nuevo Testamento es muy básica: "Dios ha
resucitado a Jesús de entre los muertos". La fórmula es un fragmento kerigmático, es
decir, de la fe original predicada por los apóstoles, como atestigua el primer escrito del
Nuevo Testamento, la carta a los Tesalonicenses 1,10 (escrita por San Pablo hacia el año
50 d.C.) . En esta primera expresión, ¿por qué Dios es el sujeto? Porque sólo Dios tiene
fuerza para dar vida a un muerto .


Así se muestra el poder de Dios que es el único que puede salvar: "Dios, que resucitó al
Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder" (1 Co 6,14) (54-57 d.C). No
es sólo proclamación de un acontecimiento, sino que es fuerza que se comunica y
propaga a todos los hombres .

Más adelante, sin cambio de sentido, aparecerá la expresión "Cristo resucitó" (1Co
15,13s); "el Señor ha resucitado" (Lc 24,34). Es Jesús, en cuanto que es Cristo (es decir: el

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Ungido por el Espíritu Santo), en cuanto que es Señor (es decir: título divino del que
tiene el poder sobre todo) el que puede vencer el poder de la muerte con la vida nueva
de la resurrección . La resurrección confirma que Jesús no es un mero hombre, sino que
es Dios .

La resurrección es una "nueva creación", por la que todo vuelve a ser hecho. Al igual que
en la primera creación actuó la Trinidad en unidad, así también en la resurrección: es el
Padre el que resucita a Jesús y es el Hijo el que resucita por la fuerza del Espíritu Santo.

3. La resurrección: fundamento de la fe de la Iglesia

La resurrección de Cristo, realizada con la fuerza de Dios, es el centro y la originalidad de
la fe cristiana.

"Os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres Dios la ha
cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús" (Hch 13,32-33). La Resurrección de
Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera
comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la
Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte
esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz .

Dios, que se ha hecho hombre en Jesucristo, ha resucitado de entre los muertos. Así lo
expresa 1Co de un modo más desarrollado:

Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí:

- que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;
- que fue sepultado y
- que resucitó al tercer día, según las Escrituras;
- que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de
quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros
murieron.

Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se
me apareció también a mí, como a un abortivo (1 Co 15,3-8).

San Pablo desarrolla en este "credo" primitivo escrito hacia el año 56 la fe en la
resurrección que él ha recibido y por eso "transmite". Los exegetas dicen que este texto
no es invención de Pablo, sino que recoge lo que él ha escuchado de los apóstoles y lo
confirma con su testimonio. El mensaje central que Pablo ha recibido es que el que
murió y fue sepultado resucitó. Para que haya resurrección es necesario atestiguar la

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muerte y ésta se confirma con la sepultura. De ahí que afirmar la muerte y sepultura son
necesarias para poder afirmar la resurrección.

Pero la fuerza de la resurrección está en el testimonio de los testigos. Pablo señala
algunos de ellos: Pedro, los Doce apóstoles, un gran número de discípulos y, por último,
a él mismo. El mismo Pablo es testigo de la resurrección y si tiene fe en ella y la confiesa
con tanta convicción es porque ha sido testigo de primera mano.

Primero el testimonio del sepulcro vacío y después las numerosas apariciones hacen
posible que el mensaje de la resurrección sea creíble para los testigos y aquellos a los
que éstos comunican esta buena nueva.


4. La fe en la resurrección es fuente de salvación

Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe (1Co 15,17). Por eso la fe cristiana tiene su
fundamento en la victoria de la vida sobre la muerte. Esto es lo que nos salva. La fe en la
resurrección que nos libera del poder del mal, del pecado, de la muerte:

Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le
resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para conseguir la
justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación (Rm 10,9-10).

La confesión de Cristo muerto y resucitado es tabla de salvación para el creyente.
La resurrección de Cristo transforma el cansancio y la frustración en esperanza. ¡Es
posible algo nuevo! ¡Siempre es posible el cambio! No hay nada que esté perdido. Esta
es la experiencia de los discípulos: con miedo, encerrados en el cenáculo, sólo les hace
superar el temor ver a Jesús resucitado. Jesús se aparece, y esto les devuelve la
esperanza. Así también los de Emaús cambian radicalmente: de huir de Jerusalén
defraudados por el triste final de Aquel al que habían seguido y había "fracasado" en la
cruz, pasan a volver rápidamente al descubrir que Jesús está vivo. "Y, levantándose al
momento, se volvieron a Jerusalén" (Lc 24,33).

5. La resurrección es un acontecimiento histórico y trascendente


"El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo
manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento".

La credibilidad de las apariciones viene dada por las notas comunes que en ellas se
repiten: es un acontecimiento inesperado, en primera instancia no reconocen que es

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Jesús, les cuesta salir de la tristeza en la que están, al principio les cuesta creer que sea
Jesús, sólo por sus gestos y palabras lo reconocen. Así, por ejemplo, los de Emaús salen
de Jerusalén decepcionados y sólo le reconocen cuando Jesús hace el signo del "partir el
pan" (Lc 24,31) y en ese momento se dan cuenta de que su corazón ardía cuando Él les
hablaba en el camino (Lc 24,32).
Es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no
reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los
discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su
Maestro, anunciada por él de antemano (cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la
pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron
tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una
comunidad arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los
discípulos abatidos ("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no
creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían
como desatinos" (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la
tarde de Pascua "les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber
creído a quienes le habían visto resucitado" (Mc 16, 14) .

Muchos se preguntan el "cómo" de la resurrección, pero sólo sabemos el "qué". La fe de
la Iglesia, atestiguada por los testimonios, manifiesta el hecho de la resurrección, pero
no se concreta la forma como ésta se dará. Así lo dice el Catecismo:

Nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún
evangelista lo describe. Nadie puede decir cómo sucedió físicamente. Menos aún, su
esencia más íntima, el paso a otra vida, fue perceptible a los sentidos. Acontecimiento
histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros
de los apóstoles con Cristo resucitado, no por ello la Resurrección pertenece menos al
centro del Misterio de la fe en aquello que transciende y sobrepasa a la historia.

6. La resurrección de Jesucristo trae una vida nueva

Hemos de entender el sentido de la resurrección como complemento al de la muerte. Si
por la muerte de Jesús somos liberados del pecado y de la muerte eterna, por la
resurrección se nos abre el camino a una vida nueva . En palabras de San Pablo: con la
muerte de Cristo muere nuestro hombre viejo y con su resurrección renace el hombre
nuevo: "Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo" (Col
3,9).


En el bautismo participamos del misterio pascual a través del signo del agua. Ser
sepultados en el agua significa morir a todo lo viejo (el pecado, el resentimiento, la

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frustración.) y salir del agua supone comenzar una vida nueva en Dios: "Sepultados con
él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que
resucitó de entre los muertos" (Col 2,12).


La vida nueva que nos trae Cristo resucitado es la vida eterna . No se trata sólo de la vida
futura, sino que cuando vivimos en el Espíritu ya poseemos la vida eterna, aunque no
plenamente:

Conviene no olvidar que la vida nueva y eterna no es, en rigor, simplemente otra vida; es
también esta vida en el mundo. Quien se abre por la fe y el amor a la vida del Espíritu de
Cristo, está compartiendo ya ahora, aunque de forma todavía imperfecta, la vida del
Resucitado: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al
que tú has enviado, Jesucristo" (Jn 17, 3). ésta encuentra su "pleno significado" en. la
comunión con el Padre" (EV 1). la vida eterna, siendo "la vida misma de Dios y a la vez la
vida de los hijos de Dios" (EV 38), "no se refiere sólo a una perspectiva supratemporal",
pues el ser humano "ya desde ahora se abre a la vida eterna por la participación en la
vida divina" (EV 37) .

7. Es una gran noticia que debe ser comunicada: comunidad y evangelización

Es nota común a todas las apariciones, que los que ven a Jesús no pueden callárselo. Es
tan grande la noticia que han de anunciarlo. Así pues, la resurrección lleva a volver a la
comunidad y al anuncio. Las primeras en encontrar el domingo de Pascua el sepulcro
vacío fueron mujeres, que corren para comunicarles a los discípulos la gran noticia (Lc
24,9-10; Jn 20,1 cita sólo a María Magdalena) y que han visto a Jesús resucitado (Jn
20,18). Asumen el riesgo de no ser creídas. Pero es más fuerte la experiencia que el
temor al qué dirán.

La experiencia de Jesús resucitado hace volver a la comunidad a los que se han ido de
ella por miedo o decepción (como los de Emaús: Lc 24,33). El encuentro con Jesús vivo
lleva a vivir la fe en la comunidad, a compartirla, a anunciarla.




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7.- PARA REFLEXIONAR…
                       http://www.sanmiguel.org.ar/web/reflex.html.

                 AGUANTA UN POCO MAS TODAVIA NO ES TIEMPO

   Se cuenta que en Inglaterra había una pareja que gustaba de visitar las pequeñas
tiendas del centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una
hermosa tacita. "? Me permite ver esa taza?" pregunto la señora, "¡nunca he visto nada
tan fino!"

  En las manos de la señora, la taza comenzó a contar su historia: "Usted debe saber
que yo no siempre he sido la taza que usted esta sosteniendo.

   Hace mucho tiempo yo era solo un poco de barro. Pero un artesano me tomo entre
sus manos y me fue dando forma. Llego el momento en que me desespere y le grite:
"¡Por favor..ya déjeme en paz...!" Pero mi amo solo me sonrió y me dijo: ..."Aguanta un
poco mas, todavía no es tiempo".

   Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor!.... toque a la
puerta del horno y a través de la ventanilla pude leer los labios de mi amo que me
decían: ..."Aguanta un poco mas, todavía no es tiempo."

   Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me
había refrescado, me comenzó a raspar, a lijar. No se como no acabó conmigo. Me
daba vueltas, me miraba de arriba a abajo. Por ultimo me aplico meticulosamente
varias pinturas...Sentía que me ahogaba... "Por favor déjame en paz", le gritaba a mi
artesano; pero el solo me decía:..."Aguanta un poco mas, todavía no es tiempo."

  Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno, mucho
mas caliente que el primero. Ahora si pensé que terminaba con mi vida.

   Le rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me sacara, que si se
había vuelto loco. Grité, lloré; pero mi artesano solo me decía: "Aguanta un poco mas,
todavía no es tiempo."

   Me pregunté entonces si había esperanza... si lograría sobrevivir aquellos tratos y
abandonos. Pero por alguna razón aguanté todo aquello. Fue entonces que se abrió la
puerta y mi artesano me tomo cariñosamente y me llevo a un lugar muy diferente. Era
precioso. Allí todas las tazas eran maravillosas, verdaderas obras de arte, resplandecían
como solo ocurre en los sueños. No pasó mucho tiempo cuando descubrí que estaba
                                                  - 40 -
                                    Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
en una fina tienda y ante mi había un espejo. Una de esas maravillas era yo. ¡No podía
creerlo! ¡Esa no podía ser yo!

    Mi artesano entonces me dijo: "Yo se que sufriste al ser moldeada por mis manos,
mira tu hermosa figura. Se que pasaste terribles calores, pero ahora observa tu sólida
consistencia, se que sufriste con las raspadas y pulidas, pero mira ahora la finura de tu
presencia... y la pintura te provocaba nausea, pero contempla ahora tu hermosura.. y,
¿si te hubiera dejado como estabas? ¡"Ahora eres una obra terminada! !lo que imaginé
cuando te comencé a formar!".

   Querido hermano que lees. Usted es una tacita en las manos del mejor alfarero:
Dios. Confíate en Sus amorosas manos aunque muchas veces no comprendas porqué
permite tu sufrimiento. AGUANTA UN POCO MAS Y SERÁS EL MAS PERFECTO
RESULTADO DE TU ALFARERO.

                             EL PODER DE LA PUERTA NEGRA

   Érase una vez en el país de las mil y una noches... En este país había un rey que era
muy polémico por sus acciones, tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba hacia
una enorme sala. Los prisioneros eran colocados en grandes hileras en el centro de la
sala y el rey gritaba diciéndoles: «Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del
lado derecho de la sala...»

    Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos soldados armados con arcos y flechas,
listos para cualquier acción.

   «Ahora, -continuaba el rey- miren hacia el rincón del lado izquierdo...» Al hacer esto,
todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca puerta negra, de
aspecto dantesco, cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para
abrirla era la mano de un cadáver..... En verdad, algo verdaderamente horrible solo de
imaginar, mucho más para ver. El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba:
«Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? Morir clavados por flechas o abrir
rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo encerrados allí? Ahora decidan,
tienen libre albedrío, escojan....»

   Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de tomar la
decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro metros de
altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los esqueletos con leyendas escritas
del tipo : "viva la muerte" , y decidían: «Prefiero morir flechado...» Uno a uno, todos
actuaban de la misma forma, miraban la puerta negra y a los arqueros de la muerte y
decían al rey: «Prefiero ser atravesado por flechas a abrir esa puerta y quedarme
encerrado»

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                                    Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Millares optaron por lo que estaban viendo: la muerte por las flechas. Un día, la
 guerra terminó, pasado el tiempo, uno de los soldados del "pelotón de flechas" estaba
 barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El soldado con toda reverencia y un
 poco temeroso, preguntó: «Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se
 enfade con mi pregunta., pero... ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?» El
 rey respondió... «¿Recuerdas que a los prisioneros siempre les di la opción de escoger?
 Pues bien...ve y abre esa puerta negra.»El soldado, temeroso, abrió cautelosamente la
 puerta y sintió un rayo puro de sol besar el suelo de la enorme sala, abrió un poco más
 la puerta y más luz y un delicioso aroma a verde llenaron el lugar. El soldado notó que
 la puerta negra daba hacia un campo que apuntaba a un gran camino. Fue ahí que el
 soldado se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la Libertad...Todos tenemos
 una puerta negra dentro de nuestra mente. Para algunos, la puerta negra es el miedo a
 lo desconocido, para otros, es una persona difícil, tal vez para otros es una frustración,
 ya sea miedo a relacionarse o miedo a ser rechazado, miedo a innovar o miedo a
 cambiar, miedo a volar más alto... Para algunos la puerta negra es la inseguridad
 porque la falta de preparación lo atemoriza, o una traba imaginaria que la inseguridad
 de la vida fabricó durante su educación o su crianza.

Pero si tú puedes perder, también puedes vencer. Si das un paso más allá del miedo, vas
a encontrar un rayo de sol entrando en tu vida... "Abre esa puerta negra y deja que el sol
te inunde".


8.- MEDITACIÓN
                                        Generosidad

La generosidad es una de las virtudes fundamentales del cristiano. La generosidad es la
virtud que nos caracteriza en nuestra imitación de Cristo, en nuestro camino de
identificación con Él. Esto es porque la generosidad no es simplemente una virtud que nace
del corazón que quiere dar a los demás, sino la auténtica generosidad nace de un corazón
que quiere amar a los demás. No puede haber generosidad sin amor, como tampoco puede
haber amor sin generosidad. Es imposible deslindar, es imposible separar estas dos
virtudes.

Autor: P. Cipriano Sánchez

2 Co 8, 1-9

Mt 5, 43-48



                                                   - 42 -
                                     Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
La generosidad es una de las virtudes fundamentales del cristiano. La generosidad es la
virtud que nos caracteriza en nuestra imitación de Cristo, en nuestro camino de
identificación con Él. Esto es porque la generosidad no es simplemente una virtud que
nace del corazón que quiere dar a los demás, sino la auténtica generosidad nace de un
corazón que quiere amar a los demás. No puede haber generosidad sin amor, como
tampoco puede haber amor sin generosidad. Es imposible deslindar, es imposible
separar estas dos virtudes.

¿Qué amor puede existir en quien no quiera darse? ¿Y qué don auténtico puede existir
sin amor? Esta unión, esta intimidad tan estrecha entre la generosidad y la misericordia,
entre la generosidad y el amor, la vemos clarísimamente reflejada en el corazón de
nuestro Señor, en el amor que Dios tiene para cada uno de nosotros, y en la forma en
que Jesucristo se vuelca sobre cada una de nuestras vidas dándonos a cada uno todo lo
que necesitamos, todo lo que nos es conveniente para nuestro crecimiento espiritual.


Este darse de Cristo lo hace nuestro Señor a costa de Él mismo. Como diría San Pablo:
“Bien saben lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo
pobre por ustedes, para que ustedes se hiciesen ricos con su pobreza”. Ésta es la clave
verdadera del auténtico amor y de la auténtica generosidad: el hacerlo a costa de uno.

En el fondo, podríamos pensar que esto es algo negativo o que es algo que no nos
conviene. ¡Cómo voy yo a entregarme a costa mía! ¡Cómo voy yo a darme o a amar a
costa mía! Sin embargo, es imposible amar si no es a costa de uno, porque el auténtico
amor es el amor que es capaz de ir quebrando los propios egoísmos, de ir rompiendo la
búsqueda de sí mismo, de ir disgregando aquellas estructuras que únicamente se
preocupan por uno mismo. ¡Qué diferente es la vida, qué diferente se ve todo cuando en
nuestra existencia no nos buscamos a nosotros y cuando buscamos verdadera y
únicamente a Dios nuestro Señor! ¡Cómo cambian las prioridades, cómo cambia el
entendimiento que tenemos de toda la realidad y, sobre todo, cómo aprendemos a no
conformarnos con amar poquito!

Esto es lo que nuestro Señor nos dice en el Evangelio: “Antiguamente se decía: Ama a tu
prójimo y odia a tu enemigo”. Esto es amar poquito, amar con medida, amar sin darse
totalmente a todos los demás. Podríamos nosotros también ser así: personas que aman
no según el amor, sino según sus conveniencias; no según la entrega, sino según los
propios intereses. Cuando Cristo dice: “Si ustedes aman a los que los aman, ¿qué
recompensa merecen? ¿No hacen eso también los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus
hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso también los paganos?”, lo que
nos está diciendo: ¿no hacen eso también aquellos a los que solamente les interesa la
conveniencia o el dinero? Te doy, porque me diste; te amo porque me amaste.

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                                    Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
El cristiano tiene que aprender a abrir su corazón verdaderamente a todos los que lo
rodean, y entonces, las prioridades cambian: ya no me preocupo si esto me interesa o
no; la única preocupación que acabo por tener es si me estoy entregando totalmente o
me estoy entregando a medias; si estoy dándome, incluso a costa de mí mismo, o estoy
dándome calculándome a mí mismo. En el fondo, estos dos modelos que aparecen son
aquellos que, o siguen a Cristo, o se siguen a sí mismos.

Ser perfectos no es, necesariamente, ser perfeccionistas. Ser perfectos significa ser
capaces de llevar hasta el final, hasta todas las consecuencias el amor que Dios ha
depositado en nuestro corazón. Ser perfecto no es terminar todas las cosas hasta el
último detalle; ser perfecto es amar sin ninguna medida, sin ningún límite, llegar hasta el
final consigo mismo en el amor.

Para todos nosotros, que tenemos una vocación cristiana dentro de la Iglesia, se nos
presenta el interrogante de si estamos siendo perfeccionistas o perfectos; si estamos
llegando hasta el final o estamos calculando; si estamos amando a los que nos aman o
estamos entregándonos a costa de nosotros mismos.

Estas preguntas, que en nuestro corazón tenemos que atrevernos a hacer, son las
preguntas que nos llevan a la felicidad y a corresponder a Dios como Padre nuestro, y,
por el contrario, son preguntas que, si no las respondemos adecuadamente, nos llevan a
la frustración interior, a la amargura interior; nos llevan a un amor partido y, por lo tanto,
a un amor que no satisface el alma.

Pidámosle a Jesucristo que nos ayude a no fragmentar nuestro corazón, que nos ayude
a no calcular nuestra entrega, que nos ayude a no ponernos a nosotros mismos como
prioridad fundamental de nuestro don a los demás. Que nuestra única meta sea la de
ser perfectos, es decir, la de amar como Cristo nos ama a nosotros.



                                       Meditando con el Kempis

    http://www.iglesiacatolicamagisterio.com/BibliotecaVirtualCatolica/PDF/Escritos_Santos/Imitacion_de_Cristo.pdf
                                              L I B R O SE G U N D O

Capítulo primero : De la conversión interior.

1. Dice el Señor: El reino de Dios dentro de vosotros está. Conviértete a Dios de todo
corazón, y deja ese miserable mundo, y hallará tu alma reposo.
Aprende a menospreciar las cosas exteriores y darte a las interiores, y verás que se
vienen a ti el reino de Dios.

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                                                Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Pues el reino de Dios es paz y gozo en el Espíritu Santo, que no se da a los malos.
Si preparas digna morada interiormente a Jesucristo, vendrá a ti, y te mostrará su
consolación.
Toda su gloria y hermosura está en lo interior, y allí se está complaciendo.
Su continua visitación es con el hombre interior; con él habla dulcemente, tiene
agradable consolación, mucha paz y admirable familiaridad.

2. Ea, pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo para que quiera venirse a ti, y
hablar contigo. Porque él dice así: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y vendremos
a él y haremos en él nuestra morada.

Da, pues, lugar a Cristo, y a todo lo demás cierra la puerta.
Si a Cristo tuvieres, estarás rico, y te bastará. El será tu fiel procurador, y te proveerá de
todo, de manera que no tendrás necesidad de esperar en los hombres.
Porque los hombres se mudan fácilmente, y desfallecen en breve; pero Jesucristo
permanece para siempre, y está firme hasta el fin.

3. No hay que poner mucha confianza en el hombre frágil y mortal, aunque sea útil y bien
querido, ni has de tomar mucha pena si alguna vez fuere contrario o no te atiende.
Los que hoy son contigo, mañana te pueden contradecir, y al contrario; porque muchas
veces se vuelven como viento.

Pon en Dios toda tu esperanza, y sea El tu temor y tu amor. El responderá por ti, y lo
hará bien, como mejor convenga.

No tienes aquí domicilio permanente: dondequiera que estuvieres, serás extraño y
peregrino, y no tendrás nunca reposo, si no estuvieres íntimamente unido con Cristo.

4.     ¿Qué     miras  aquí    no    siendo     este   lugar   de    tu     descanso?
En los cielos debe ser tu morada, y como de paso has de mirar todo lo terrestre.
Todas las cosas pasan, y tú también con ellas. Guárdate de pegarte a ellas, porque no
seas preso y perezcas. En el Altísimo pon tu pensamiento, y tu oración sin cesar sea
dirigida a Cristo.

Si no sabes contemplar las cosas altas y celestiales, descansa en la pasión de Cristo y
habita gustosamente en sus grandes llagas.

Porque si te acoges devotamente a las llagas y preciosas heridas de Jesús, gran consuelo
sentirás en la tribulación, y no harás mucho caso de los desprecios de los hombres, y
fácilmente sufrirás las palabras maldicientes.

5. Cristo fue también en el mundo despreciado de los hombres, y entre grandes
afrentas, desamparado de amigos y conocidos, y en suma necesidad.
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                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Cristo quiso padecer y ser despreciado, y tú ¿te atreves a quejarte de alguna cosa?
Cristo tuvo adversarios y murmuradores, y tú ¿quieres tener a todos por amigos y
bienhechores?
¿Con qué se coronará tu paciencia, sin ninguna adversidad se te ofrece?
Si no quieres sufrir ninguna adversidad, ¿cómo serás amigo de Cristo?
Sufre con Cristo y por Cristo, si quieres reinar con Cristo.

6. Si una vez entrases perfectamente en lo secreto de Jesús, y gustases un poco de su
encendido amor, entonces no tendrías cuidado de tu propio provecho o daño; antes te
holgarías más de las injurias que te hiciesen; porque el amor de Jesús hace al hombre
despreciarse a sí mismo. El amante de Jesús y de la verdad, y el hombre verdaderamente
interior y libre de las aflicciones desordenadas, se puede volver fácilmente a Dios, y
levantarse sobre sí mismo en el espíritu, y descansar gozosamente.

7. Aquel a quien gustan todas las cosas como son, no como se dicen o estiman, es
verdaderamente sabio y enseñado más de Dios que de los hombres.
El que sabe andar dentro de sí, y tener en poco las cosas exteriores, no busca lugares, ni
espera tiempos para darse a ejercicios devotos. El hombre interior presto se recoge;
porque nunca se entrega todo a las cosas exteriores. No le estorba el trabajo exterior, ni
la ocupación necesaria a tiempos; sino que así como suceden las cosas, se acomoda a
ellas. El que está interiormente bien dispuesto y ordenado, no cuida de los hechos
famosos y perversos de los hombres. Tanto se estorba el hombre y se distrae, cuando
atrae a sí las cosas de fuera.

8. Si fueses recto y puro, todo te sucedería bien y con provecho.
Por eso te descontentan y conturban muchas cosas frecuentemente, porque aún no has
muerto a ti, del todo, ni apartado de todas las cosas terrenas.
Nada mancilla ni embaraza tanto el corazón del hombre cuanto el amor desordenado de
las criaturas. Si desprecias las consolaciones de fuera, podrás contemplar las cosas
celestiales.


Capítulo II : De la humilde sumisión.

1. No te importe mucho quién es por ti o contra ti; sino busca y procura que sea Dios
contigo en todo lo que haces. Ten buena conciencia, y Dios te defenderá. Al que Dios
quiere ayudar, no le podrá dañar la malicia de alguno. Si sabes callar y sufrir, sin duda
verás el favor de Dios. El sabe el tiempo y el modo de librarte; y por eso te debes ofrecer
a    El.    A    Dios     pertenece     ayudar    y     librar    de     toda    confusión.
Algunas veces conviene mucho, para guardar mayor humildad, que otros sepan nuestros
defectos y los reprendan.


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                                        Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
2. Cuando un hombre se humilla por sus defectos, entonces fácilmente aplaca a los
otros, y sin dificultad satisface a los que le odian.

Dios defiende y libra al humilde; al humilde ama y consuela; al hombre humilde se
inclina; al humilde concede gracia, y después de su abatimiento le levanta a gran honra.
Al humilde descubre sus secretos, y le trae dulcemente a Sí y le convida.
El humilde, recibida la afrenta, está en paz; porque está con Dios y no en el mundo.
No pienses haber aprovechado algo, si no te estimas por el más inferior de todos.


Capítulo III : Del hombre bueno y pacífico.

1. Ponte primero a ti en paz, y después podrás apaciguar a los otros.
El hombre pacífico aprovecha más que el muy letrado.

El hombre apasionado, aun el bien convierte en mal, y de ligero cree lo malo.

El hombre bueno y pacífico todas las cosas echa a la buena parte.

El que está en buena paz, de ninguno sospecha.

El descontento y alterado, con diversas sospechas se atormenta; ni lo sosiega, ni deja
descansar a los otros.

Dice muchas veces lo que no debiera, y deja de hacer lo que más le convendría.
Piensa lo que otros deben hacer, y deja él sus obligaciones.
Ten, pues, primero celo contigo, y después podrás tener buen celo con el prójimo.


2. Tú sabes excusar y disimular muy bien tus faltas, y no quieres oír las disculpas
ajenas.
Más justo sería que te acusases a ti, y excusases a tu hermano.

Sufre a los otros si quieres que te sufran.

Mira cuán lejos estás aún de la verdadera caridad y humildad, la cual no sabe desdeñar y
airarse sino contra sí.

No es mucho conversar con los buenos y mansos, pues esto a todos da gusto
naturalmente; y cada uno de buena gana tiene paz, y ama a los que concuerdan con él.
Pero poder vivir en paz con los duros, perversos y mal acondicionados, y con quien nos
contradice, grande gracia es, y acción varonil y loable.


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                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
3. Hay algunos que tiene paz consigo, y también con los otros.

Otros hay que ni la tienen consigo, ni la dejan tener a los demás: molestos para los otros,
lo son más para sí mismos. Y hay otros que tienen paz consigo, y trabajan en reducir a
paz a los otros. Pues toda nuestra paz en esta miserable vida, está puesta más en el
sufrimiento humilde, que en dejar de sentir contrariedades.


El que sabe mejor padecer, tendrá mayor paz. Este es el vencedor de sí mismo y señor
del mundo, amigo de Cristo y heredero del cielo.

Capítulo VI: La alegría de la buena conciencia.

1. La gloria del hombre bueno, es el testimonio de la buena conciencia. Ten buena
conciencia, y siempre tendrás alegría. La buena conciencia muchas cosas puede sufrir, y
muy alegre está en las adversidades. La mala conciencia siempre está con inquietud y
temor. Suavemente descansarás, si tu corazón no te reprende. No te alegres sino
cuando obrares bien. Los malos nunca tienen alegría verdadera ni sienten paz interior;
porque dice el Señor: No tienen paz los malos. Y si dijeren: En paz estamos, no vendrá
mal sobre nosotros: ¿quién se atreverá a ofendernos? No los creas, porque de repente se
levantará la ira de Dios, y pararán en nada sus obras, y perecerán sus pensamientos.

2. No es dificultoso el que ama gloriarse en la tribulación; porque gloriarse de esta
suerte, es gloriarse en la cruz del Señor. Breve es la gloria que se da y recibe de los
hombres. La gloria del mundo siempre va acompañada de tristeza. La gloria de los
buenos está en sus conciencias, y no en la boca de los hombres. La alegría de los justos
es de Dios, y en Dios, y su gozo es la verdad. El que desea la verdadera y eterna gloria, no
hace caso de la temporal. Y el que busca la gloria temporal, o no la desprecia de corazón,
señal es que ama menos la celestial. Gran quietud de corazón tiene el que no se le da
nada de las alabanzas ni de las afrentas.

3. Fácilmente estará contento y sosegado el que tiene la conciencia limpia. No eres más
santo porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. Lo que eres, eso eres; y por más
que te estimen los hombres, no puedes ser, ante Dios, más grande de lo que eres. Si
miras lo que eres dentro de ti, no tendrás cuidado de lo que de ti hablen los hombres. El
hombre ve lo de fuera, mas Dios el corazón. El hombre considera las obras, y Dios pesa
las intenciones. Hacer siempre bien, y tenerse en poco, señal es de un alma humilde. No
querer consolación de criatura alguna, señal de gran pureza y de cordial confianza.

4. El que no busca la aprobación de los hombres, claramente muestra que se entregó del
todo a Dios. Porque dice San Pablo: No el que se alaba a sí mismo es aprobado, sino el

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                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
que Dios alaba. Andar en lo interior con Dios, y no embarazarse de fuera con alguna
aflicción, estado es de varón espiritual


5. Pues ¿sobre qué puedo esperar, o en quien debo confiar, sino solamente en la gran
misericordia de Dios, y en la esperanza de la gracia celestial?


Pues aunque esté cercado de hombres buenos, o de hermanos devotos, o de amigos
fieles, o de libros santos o tratados lindos, o de cantos suaves e himnos, todo aprovecha
poco y tiene poco sabor, cuando soy desamparado de la gracia, y dejado en mi propia
pobreza. Entonces no hay mejor remedio que la paciencia, y negándome a mí mismo,
ponerme en la voluntad de Dios.

6. Nunca hallé hombre tan religioso y devoro que alguna vez no tuviese apartamiento de
la consolación divina o sintiese disminución del fervor.

Ningún Santo fue tan altamente arrebatado y alumbrado que antes o después no haya
sido tentado. Pues no es digno de la alta contemplación de Dios, el que no es ejercitado
en alguna tribulación.

Porque suele ser la tentación precedente, señal que vendrá la consolación.
Que a los probados en tentación, es prometida la consolación celestial.
Al que venciere, dice, dará a comer del árbol de la vida.


7. Dase también la divina consolación, para que el hombre sea más fuerte para sufrir las
adversidades. Y también se sigue la tentación, porque no se ensoberbezca del bien. El
demonio no duerme, ni la carne no está aún muerta: por esto no ceses de prepararte a la
batalla. A la diestra y a la siniestra están los enemigos, que nunca descansan.




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9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO:
¿Qué tal llevas ser madre?

Sobrevivo, el tiempo pasa rapidísimo y no me cunde.

¿En que ha cambiado tu vida?

En ser colaboradora con Dios para que exista otra persona que en el Cielo le pueda dar
gloria es maravilloso.

¿Cómo te sientes?

A veces sola, pero es culpa nuestra por la sociedad tan individualista que siempre va deprisa
y hemos creado…

¿Imaginabas así la maternidad y el cambio?

En una Pascua con las Hermanas de la Consolación aprendí que lo mejor es no esperar nada,
así que esto de ser madre es una aventura que no puedo comparar…

¿Como conociste a Jesús?

Pese a que mi cabeza estaba atormentada por las ideas que tenia al respecto de la religión
(pensaba que era un “Comecocos”), me decidí con 15 años, en 1º de Bachillerato a volver a
acercarme al Señor y me apunté en contra de la opinión y poca confianza que tenían en mi
constancia mis familiares a confirmación. Poco a poco comencé a ir al Coro, a la adoración
nocturna (ANFE). Conocí a los hermanos de María Teresa: Inma y Santi (mi catequista, que,
por todas mis inquietudes, me dijo que aprendió de mi por todas las preguntas que le
hacia!) que me aportaron mucho espiritualmente.


¿Qué aportaciones puede hacer una cristiana y madre de familia como tu a al sociedad
actual?
Como cristiana, dar ejemplo a los demás (aunque es dificilísimo).Como madre, se te
agranda el corazón con todos los demás.


¿Por que piensas que la gente cada vez conoce su vocación más tardíamente?

Por el miedo al compromiso (aquí no hago distinción de vocación, en todas me refiero).



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                                      Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
¿Qué nos puedes decir, ahora de casada, sobre la vocación al matrimonio? ¿Alguna
sugerencia para la persona que piense que su vocación va por ahí?

Un perdón constante. Pienso que la convivencia de dos personas que vienen de diferentes
casas es difícil, Dios debe estar en medio para poner Paz.

¿Cual es tu mayor deseo personal?

En el plano humano, finalizar mis estudios para ayudar a las personas y en lo espiritual, ser
fiel a Dios.

¿Qué vocación imaginas para tu hija?

Consagrada a Dios. En verdad: Carmelita Descalza del Cerro de los Ángeles, Madrid.

¿Como te imaginas a Dios? ¿y a la Virgen?

A la Virgen como a una madre tierna .A Dios Padre es difícil imaginármelo. Me viene al
pensamiento una frase de San Pablo: exclama, “Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó al hombre
por pensamiento…. cuales cosas tiene Dios preparadas para aquellos que le aman” (1 Cor.
2:9).

¿Algo que no soportes?

La soberbia

Una virtud

(No quiere contestar).

Pero entre su marido y yo hemos confeccionado una lista. Ahí te van: es sencilla y sincera,
humilde, tiene mucha paciencia con su hija, es caritativa, prudente, alegre y bondadosa,
persistente y tiene gran poder de persuasión para acercar a las almas al Señor, en concreto
lo tuvo con una (mil gracias por estar ahí siempre), sabe escuchar y alegrar con su dulzura al
que está triste.



Un defecto

La murmuración debida a la envidia.

Una canción


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El Milagro

Una afición.

El agua, me encanta el agua!!

Un libro.

El Regreso del Hijo Pródigo de Henri Nowen.

¿Cita favorita?

Yo soy el camino, la Verdad y la Vida.

No tengáis miedo, abrid de par en par las puertas a Cristo.


Mil gracias por contestar.




10.- ...Y SIEMPRE CON MARÍA
Señor, ensancha mi corazón para que pueda desvivirme en caridad por mi hermano, a
ejemplo de María con su prima Isabel, olvidándome de mí mismo.



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Señor, que sea un gran animador entre mis hermanos los hombres, con una caridad que
transmita seguridad, consuelo y aliento, a ejemplo de María en el Cenáculo.
MADRE... AYÚDAME A DECIR SÍ

El "SI" del trabajo.
El "SI" de la honradez.
El "SI" de la fidelidad.
El "SI" del compromiso con Jesús
El "SI" del amor a los semejantes
El "SI" de la apertura al Espíritu de Cristo Resucitado
El "SI"... TAMBIÉN YO QUIERO HACER LA VOLUNTAD DE DIOS

                             María, modelo de mujer nueva

Fuente: Catholic.net              Autor: P. Antonio Izquierdo y Florián Rodero

 Quiero invitarlos a volver una vez más su mirada a María. Ella es, como dice el Papa
Pablo VI, "el modelo de mujer nueva y cristiana perfecta, tipo eminente de la
condición femenina y modelo singularísimo de vida evangélica". "En su condición
concreta de vida, Ella se adhirió completa y responsablemente a la voluntad de Dios,
porque acogió su palabra y la puso en práctica, porque su acción estuvo animada por
la caridad y por el espíritu de servicio, porque, en fin, fue la primera y más perfecta
seguidora de Cristo".

El hombre desde sus mismos orígenes ansía con anhelo la novedad. Ahí está la clave
de la ciencia y del progreso, de la técnica y del arte, de la filosofía y de la religión. Un
único terreno le estaba vedado: el misterio infinito de Dios. Hasta que un día Dios
mismo, en su designio de bondad y de amor, nos lo reveló por medio de Jesús, el
Hombre nuevo, gracia a María, su Madre, la Mujer nueva.

 1. Modelo de mujer nueva. Dios es la fuente de toda novedad en la historia. Mujer
nueva será aquella que más viva llena de Dios y de su Espíritu. Esa mujer nueva por
excelencia es María santísima. Ella, en efecto, es la llena de gracia de Dios; ella formó
en su seno virginal al Hijo de Dios, hecho hombre para salvarnos, el Hombre nuevo
por antonomasia. Toda mujer que busque la verdadera novedad, no efímera ni
pasajera sino perenne, ha de mirar a María y verla reflejada en Ella. Ella encarna la
Novedad de Dios. Ella es nueva porque es plenitud de gracia, de santidad, de amor,
recibida de la fuente inagotable del ser y de la vida que es Dios.

2. Adhesión completa a la Voluntad de Dios. El hombre nuevo dice a Dios, su Padre:
’He aquí que vengo para hacer tu voluntad’. La mujer nueva responde al ángel:
’Hágase en mí según tu palabra’. Como Jesús, el Hombre nuevo, María, Mujer nueva,

                                                     - 53 -
                                       Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
tiene como alimento único la Voluntad del Padre. En las penas y en los sufrimientos
repite como Jesús en Getsemaní: ’No se haga como yo quiero, sino como quieres
Tú’. Y al igual que Jesús puede terminar su peregrinación terrena con las palabras
inefables: ’Todo se ha cumplido’. Adhesión a la Voluntad de Dios que surge de la fe y
del amor, que lleva el sello de la firmeza y de la constancia, que se realiza por igual
en la alegría y en el dolor, que afecta a la mente, al corazón y a las obras.

3. La primera seguidora de Cristo. María fue la primera mujer que escuchó de Jesús,
en la intimidad de su alma, las significativas palabras: ’Ven, sígueme’. Ella fue la
primera seguidora y discípula de Jesús. Ella respondió siempre, con docilidad y
generosidad, al llamado de su Hijo. Siguió a Cristo en la sencillez y ocultamiento de
Nazaret. Siguió a Cristo, con su corazón de madre y de discípula, en sus prolongadas
correrías apostólicas. Siguió a Cristo en la persecución y en la incomprensión de los
hombres. Siguió a Cristo hasta la cruz y hasta la resurrección. Finalmente, siguió a
Cristo, en cuerpo y alma, hasta la gloria de los cielos. María es, pues, la primera, la
más auténtica y fiel, la más santa y perfecta seguidora y discípula de Cristo.

4. Fruto: Estar dispuestos a seguir a Cristo, tras las huellas de María, en todo
momento y ocasión, para ser sus verdaderos discípulos y apóstoles de su Reino.
                      HTTP://ES.CATHOLIC.NET/APRENDEAORAR/32/143/ARTICULO.PHP?ID=36614

                                             INVOCA A MARIA...

   Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la
                                     Estrella del Mar: invoca a María!.

 Si te golpean las olas de la soberbia, de la maledicencia, de la envidia, mira a la estrella, invoca a María!

Si la cólera, la avaricia, la sensualidad de tus sentidos quieren hundir la barca de tu espíritu, que tus ojos
                                      vayan a esa estrella: invoca a María!

 Si ante el recuerdo desconsolador de tus muchos pecados y de la severidad de Dios, te sientes ir hacia el
abismo del desaliento o de la desesperación, lánzale una mirada a la estrella, e invoca a la Madre de Dios.

        En medio de tus peligros, de tus angustia, de tus dudas, piensa en María, invoca a María!

El pensar en Ella y el invocarla, sean dos cosas que no se parten nunca ni de tu corazón ni de tus labios. Y
para estar más seguro de su protección no te olvides de imitar sus ejemplos. Siguiéndola no te pierdes en
                                                 el camino!

                 ¡Implorándola no te desesperarás! ¡Pensando en Ella no te descarriarás!

           Si Ella te tiene de la mano no te puedes hundir. Bajo su manto nada hay que temer.

   ¡Bajo su guía no habrá cansancio, y con su favor llegarás felizmente al Puerto de la Patria Celestial!

                                                            - 54 -
                                              Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
Amén.

                                        SALVE

    Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, Vida, dulzura y
                   esperanza nuestra, Dios te salve.
     A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos,
             gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.
 Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
                            misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
                                vientre.
           ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos
       de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
                                 Amén.




       Unidos por la oración en los Sagrados Corazones de Jesús y María!!




                                              - 55 -
                                Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
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Reino de Cristo. Apostolado de la Oración

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Librito abril

  • 1. "Yo soy la resurrección y la vida" – Jn 11:25 Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida." Jn 8:12" -1- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 2. OFRECIMIENTO Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo; para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con El, por la redención del mundo. Señor mío y Dios mío Jesucristo: Por el corazón Inmaculado de María me consagro a tu corazón, y me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial: -- por el Papa y sus intenciones, -- por nuestro Obispo y sus intenciones, -- por nuestro Párroco y sus intenciones. Intenciones para el mes de Abril: General: Evangelizar las nuevas generaciones Para que por el anuncio creíble del Evangelio, la Iglesia sepa ofrecer a las nuevas generaciones razones siempre nuevas de vida y esperanza. Misionera: La expansión misionera Para que los misioneros, mediante la proclamación del Evangelio y el testimonio de vida, sepan llevar a Cristo a los que aún no lo conocen. Ojalá escucheís hoy su voz: No endurezcáis vuestro corazón (sal 94,1-2.6-9) -2- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 3. 1.- CALENDARIO LITÚRGICO ABRIL DE 2011 - 4- 2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES ABRIL DEL 2011 - 5- 3.-EVANGELIOS MES DE ABRIL -6- 4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES -25- 5.- NOTICIAS SANTA SEDE -29- 6.-CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ -34- 7.- PARA REFLEXIONAR -40- 8.- MEDITACIONES -42- 9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO -50- 10.- Y SIEMPRE CON MARÍA -53- "No tengáis miedo a la verdad que hay en vosotros" fueron las primeras palabras que Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, cuando inauguró su pontificado, el 22 de octubre de 1978. Esas palabras recorrieron, como una melodía, todo su trabajo como Vicario de Cristo, hasta su muerte santa en el 2005. ¡No tengáis miedo a abrir de par en par las puertas a Cristo! Esta expresión es, posiblemente, uno de los gritos más esperanzadores y revolucionarios del mundo contemporáneo, que se debate entre la angustia y los miedos hacia los monstruos que él mismo ha creado: la guerra, la cultura de la muerte, la pérdida de la dignidad humana... -3- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 4. 1.- CALENDARIO LITÚRGICO ABRIL DE 2011 1 Vi. Feria. III semana de Cuaresma (Salterio, III semana). 2 Sa. Hasta nona: Feria o Conm. S. Francisco de Paula, presbítero. Aniversario del fallecimiento del Papa Juan Pablo II (2005). Después de nona: Domingo IV de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, IV semana). 3 Do. Domingo IV de Cuaresma «Lætare» 4 Lu. Feria. 5 Ma. Feria o Conm. S. Vicente Ferrer, presbítero. 6 Mi. Feria. 7 Ju. Feria o Conm. S. Juan Bautista de la Salle, presbítero. 8 Vi. Feria. Abstinencia de carne. 9 Sa. Hasta nona: Feria. Después de nona: Domingo V de Cuaresma, I Vísperas. (Salterio, I semana). 10 Do. Domingo V de Cuaresma. 11 Lu. Feria o Conm. S. Estanislao, obispo y mártir. 12 Ma. Feria. 13 Mi. Feria o Conm. S. Martín, papa y mártir, o Conm. S. Hermenegildo, mártir. 14 Ju. Feria. 15 Vi. Feria. Abstinencia de carne. 16 Sa. Hasta nona: Feria. Comienza la Semana Santa Después de nona: Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, I Vísperas. (Salterio, II semana). 17 Do. Feria o Conm. S. Patricio, obispo. 18 Lu. Feria. Lunes Santo. (Segorbe-Castellón: Misa Crismal, Catedral de Segorbe). 19 Ma. Feria. Martes Santo. Aniversario de la elección de Benedicto XVI (2005). 20 Mi. Feria. Miércoles Santo. 21 Ju. Hasta nona: Feria. Jueves Santo. Comienza el Santo Triduo Pascual. Después de nona: Jueves Santo en la Cena del Señor. 22 Vi. Viernes Santo en la Pasión del Señor. Ayuno y abstinencia de carne. 23 Sa. Sábado Santo de la Sepultura del Señor. Recomendado el ayuno y abstinencia. En la noche: Santa Vigilia Pascual. Comienza el Tiempo Pascual. 24 Do. Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. 25 Lu. Lunes de la Octava de Pascua. Aniversario de la inauguración del Pontificado de Benedicto XVI (2005). 26 Ma. Martes de la Octava de Pascua. 27 Mi. Miércoles de la Octava de Pascua. 28 Ju. Jueves de la Octava de Pascua. 29 Vi. Viernes de la Octava de Pascua. 30 Sa. Hasta nona: Sábado de la Octava de Pascua. Después de nona: Domingo II de Pascua o de la Divina Misericordia, I Vísperas (Salterio, II semana). Conm.= Para la Conmemoración. -4- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 5. 2.-CALENDARIO GRUPO PARA EL MES DE ABRIL DEL 2011 Sábado 2 Sábado 9 Sábado 16 Sábado 24 Sábado 30 Hora Santa Formación Retiro Sábado Peregrinación Santo a Roma: Beatificación Juan Pablo II Lugar: Lugar: Lugar: Lugar: Lugar: San Miguel San Miguel Convento San Miguel De Crucero de Nules por el 10h mediterráneo destino Roma. Cumpleaños Lucia (20 Abril) y Cristina (24 de Abril) ¡Felicítalas! "Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas, y el océano de Misericordia se abrió por todo el mundo. O fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros." "Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Vos confío." Santa María Faustina Kowalska -5- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 6. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? Sácate la viga de tu ojo y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. Lucas 6,39-42 3.-EVANGELIOS MES DE ABRIL 3 de abril. Domingo IV de cuaresma Semana IV del salterio. 1ª lectura: 1S 16, 1b.6-7.10-13a Salmo responsorial: Sal 22, 1-6 (R: El Señor es mi pastor, nada me falta) 2ª lectura: Ef 5, 8-14 Evangelio según san Juan 9, 1-41 En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?». Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo». Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo. Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?». Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece». Pero él decía: «Soy yo». Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?». Él respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: ‘Vete a Siloé y lávate’. Yo fui, me lavé y vi». Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?». El respondió: «No lo sé». Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego. Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. Él les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo». Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros decían: -6- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 7. «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?». Y había disensión entre ellos. Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de Él, ya que te ha abierto los ojos?». Él respondió: «Que es un profeta». No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?». Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo». Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él». Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo». Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?». Él replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?». Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es». El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha. Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada». Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?». Y le echaron fuera. Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es». Él entonces dijo: «Creo, Señor». Y se postró ante Él. Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos». Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?». Jesús les respondió: «Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: ‘Vemos’ vuestro pecado permanece». COMENTARIO: En nuestro camino cuaresmal la palabra de Dios nos hace entender hoy que ese ciego del evangelio somos cada uno de nosotros. Ciegos de nacimiento. E incapaces de curarnos nuestra propia ceguera. Hemos entrado en la Cuaresma para ser -7- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 8. iluminados por Cristo, para que Él sane nuestra ceguera. ¡Qué poquito conocemos a Dios! ¡Qué poco entendemos sus planes! De Dios es más lo que no sabemos que lo que sabemos. Somos incapaces de reconocer a Cristo, que se acerca a nosotros bajo tantos disfraces. Nuestra fe es demasiado corta. Pero Cristo quiere iluminarnos. El mejor fruto de Cuaresma es que salgamos de ella con una fe acrecentada, más lúcida, más potente, más en sintonía con el misterio de Dios y con sus planes, más capaz de discernir la voluntad de Dios. Dios quiere «arrancarnos del dominio de las tinieblas» (Col 1,13) para que vivamos en la luz de Cristo, iluminados por su presencia. Para ello, la primera condición es reconocer que somos ciegos y dejar entrar plenamente en nuestra vida a Cristo, que es «la luz del mundo». El hombre ciego reconoce su ceguera y además de la vista física recibe la fe. Los fariseos, en cambio, se creen lúcidos «nosotros sabemos» y rechazan a Jesús, se cierran a la luz de la fe y quedan ciegos. La soberbia es el mayor obstáculo para acoger a Cristo y ser iluminados. Por eso insiste la Escritura: «Hijo mío, no te fíes de tu propia inteligencia... no te tengas por sabio» (Prov 3, 5-7). Esta sanación es un testimonio potente del paso de Cristo por la vida de este ciego. Él no sabe dar explicaciones de quién es Jesús cuando le preguntan los fariseos. Simplemente confiesa: «sólo sé que era ciego y ahora veo». Pero con ello está proclamando que Cristo es la luz del mundo. No se trata de ideas, sino de un acontecimiento: estaba muerto y he vuelto a la vida, era esclavo del pecado y he sido liberado. Esto ha de ser nuestra Cuaresma y nuestra Pascua: el acontecimiento de Cristo que pasa por nuestra vida sanando, iluminando, resucitando, comunicando vida nueva. 10 de abril. Domingo V de cuaresma Semana I del salterio. 1ª lectura: Ez 37, 12-14 Salmo responsorial: Sal 129, 1-8 (R: Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa) 2ª lectura: Rm 8, 8-11 Evangelio según san Juan 11, 1-45 Un cierto Lázaro, de Betania, aldea de María y de su hermana Marta, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo». Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. -8- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 9. Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba. Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea». Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?». Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él». Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle». Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará». Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él». Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con Él». Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá». Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará». Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día». Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo». Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama». Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue donde Él. Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?». Le responden: «Señor, ven y lo verás». Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería». Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?». Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra». Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día». Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?». Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que Tú -9- Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 10. me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que Tú me has enviado». Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!». Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar». Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él. COMENTARIO: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano». Idénticas palabras repiten las dos hermanas, cada una por su cuenta. Palabras que son expresión de fe en Jesús, pero una fe muy limitada, muy condicionada, muy a la medida humana. Creen que Jesús puede curar un enfermo, pero no creen que puede resucitar un muerto. ¿No es así también nuestra fe? Creemos «hasta cierto punto». Y esta poca fe se manifiesta en expresiones de este tipo: «si las circunstancias fueran favorables», «si el ambiente fuera mejor», «si hubiese aprovechado aquella oportunidad». Ponemos condiciones al poder del Señor. Y sin embargo su poder es incondicionado. «Para Dios nada hay imposible» (Lc 1,37). «Si crees verás la gloria de Dios». Frente a esta fe tan recortada, el evangelio de hoy nos impulsa a una fe «a la medida de Dios». Él quiere manifestar su grandeza divina, su poder infinito, su gloria. Deliberadamente, Jesús tarda en acudir a la llamada de Marta y Maria. Permite que Lázaro muera para resucitarle y manifestar de manera más potente su gloria: «Esta enfermedad... servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». No hay situación que no tenga remedio. Más aún, cuanto más difícil, más facilita que Cristo «se luzca». «Yo soy la resurrección y la vida». No sólo «da» la resurrección, sino que Él mismo es la resurrección. Incluso si permite el mal es para que más se manifieste lo que Él es y lo que es capaz de realizar: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros... para que creáis». Esta cuaresma tiene que significar para nosotros y para mucha gente una auténtica resurrección a una vida nueva. Cristo es la resurrección, y lo típico de su acción es hacer surgir la vida donde sólo había muerte. Cristo puede y quiere resucitar al que está muerto por el pecado o por la carencia de fe. Lo suyo es hacer cosas grandes, maravillas divinas. Y nosotros no podemos conformarnos con menos. No tenemos derecho a dar a nadie por perdido. -SEMANA SANTA- 17 de abril. Domingo de Ramos Semana II del salterio. - 10 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 11. -Procesión: Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: -«Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.» Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: «Decid a la hija de Sión: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila".» Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: -«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!» Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada: -«¿Quién es éste?» La gente que venía con él decía: -«Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.» -Misa: 1ª lectura: Is 50, 4-7 Salmo responsorial: Sal 21, 8-9,17-24 (R: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?) 2ª lectura: Flp 2, 6-11 Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo En aquel tiempo uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Id a casa de Fulano y decidle: ‘El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar». Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras - 11 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 12. otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del Hombre se va como está escrito de Él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Así es». Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a los discípulos diciendo: «Tomad, comed: esto es mi cuerpo». Y cogiendo un cáliz pronunció la acción de gracias y se lo pasó diciendo: «Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre». Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: «Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: ‘Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño’. Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea». Pedro replicó: «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré». Jesús le dijo: «Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante tres veces, me negarás». Pedro le replicó: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y lo mismo decían los demás discípulos. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo: «Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres». Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad». Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque estaban muertos de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo: «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega». Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo bese, ése es: detenedlo». Después se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Maestro!». Y lo besó. Pero Jesús le contestó: «Amigo, ¿a qué vienes?». Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con Él agarró la espada, la desenvainó y de un - 12 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 13. tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo: «Envaina la espada: quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? El me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar». Entonces dijo Jesús a la gente: «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis». Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los letrados y los senadores. Pedro lo seguía de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y el consejo en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: «Éste ha dicho: ‘Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’». El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?». Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: «Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?». Y ellos contestaron: «Es reo de muerte». Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros; lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado». Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: «También tú andabas con Jesús el Galileo». Él lo negó delante de todos diciendo: «No sé qué quieres decir». Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Éste andaba con Jesús el Nazareno». Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre». Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron: «Seguro; tú también eres de ellos, se te nota en el acento». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a ese hombre». Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces el traidor sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y senadores diciendo: «He pecado, he entregado a la muerte a un - 13 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 14. inocente». Pero ellos dijeron: «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!». Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sacerdotes, recogiendo las monedas dijeron: «No es licitó echarlas en el arca de las ofrendas porque son precio de sangre». Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía "Campo de Sangre". Así se cumplió lo escrito por Jeremías el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor».Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús respondió: «Tú lo dices». Y mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los senadores no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?». Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: «No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho soñando con Él». Pero los sumos sacerdotes y los senadores convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?». Ellos dijeron: «A Barrabás». Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron todos: «Que lo crucifiquen». Pilato insistió: «Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Que lo crucifiquen!». Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!». Y el pueblo entero contestó: «¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una. corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante Él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!». «Luego lo escupían, le quitaban la caña y, le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir "La Calavera"), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de - 14 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 15. crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con Él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban; lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que, destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». «Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y Él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?». Hasta los que estaban crucificados con él lo insultaban. Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní». Es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: «A Elías llama éste». Uno de ellos fue corriendo; en seguida cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu. Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios». Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos. Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia; lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron: «Señor, nos hemos acordado que aquel impostor estando en vida anunció: ‘A los tres días resucitaré’. Por eso da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo y digan al pueblo: ‘Ha resucitado de entre los muertos’. La última impostura sería peor que la primera. Pilato contestó: «Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la - 15 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 16. vigilancia como sabéis». Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro. COMENTARIO: Al entrar en la Semana Santa la Iglesia nos proclama la Pasión de Jesucristo. Pero al escucharla o al leerla por nuestra cuenta hemos de evitar un peligro. Tenemos el riesgo de asistir a ella como espectadores que contemplan unos hechos sólo desde fuera. Porque lo que el Espíritu Santo pretende es hacernos conocer cómo Cristo ha vivido la Pasión «por dentro». Se trata de dejarnos iluminar esa interioridad de Cristo. Lo que nos salva no son los simples sufrimientos de Cristo, sino el amor con que los ha vivido, un amor que le ha llevado a dar la vida libremente por nosotros. De hecho, en la oración colecta del domingo pasado pedíamos a Dios Padre que «vivamos siempre de aquel mismo amor que llevó al Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo». La liturgia no es una representación teatral. Nos introduce en el misterio. Y al introducirnos en él no sólo nos hace capaces de contemplarlo en toda su riqueza, sino que el contacto con el misterio de Cristo nos transforma, pues Cristo mismo nos contagia su vida, sus actitudes y sentimientos. No podemos entrar en la Semana Santa ni vivirla con provecho si no estamos dispuestos a subir con Cristo a la cruz. El relato de la Pasión según san Mateo subraya además cómo en ella se cumplen las Escrituras. Todo estaba predicho. Nada ocurre por casualidad. El plan del Padre se cumple. Y Cristo vive la Pasión en perfecta obediencia a la voluntad del Padre, «para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a su voluntad» (oración colecta). Cristo puede decir con las palabras del profeta: «El señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás» (primera lectura). Adán desobedeció la voluntad de Dios y nos trajo la ruina; Cristo obedece «hasta la muerte y muerte de cruz» y nos salva (segunda lectura). En su obediencia al Padre y en su amor a los hombres está nuestra salvación. Y esta salvación seguirá haciéndose presente hoy si nosotros prolongamos la entrega de Cristo, su obediencia al Padre y su amor a los hombres. -TRIDUO PASCUAL- 21 de abril: Jueves Santo de la Cena del Señor (SO) Comienza la novena de la Divina Misericordia 1ª lectura: Ex 12, 1-8.11-14: Prescripciones sobre la cena pascual Salmo responsorial: Sal 115, 12-18 (R: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo) 2ª lectura: 1Co 11, 23.26: cuando coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor. - 16 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 17. Evangelio según san Juan 13, 1-15 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos». Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros». COMENTARIO: «Los amó hasta el extremo». Estas palabras son la clave para entender el triduo pascual, la pasión y muerte de Jesús, la eucaristía... Todo ello es expresión y realización de ese amor hasta el extremo que lo ha dado todo sin reservarse nada, que se ha hecho esclavo por nosotros. Es ese amor el que está presente en cada misa y en cada sagrario: ¿cómo es posible la rutina o el aburrimiento?, ¿cómo permanecer indiferente ante ese amor que sobrepasa toda medida? «Es la Pascua, el Paso del Señor». En cada misa es Cristo mismo quien pasa junto a nosotros, quien desea entrar –si le dejamos para quedarse con nosotros. Pasa Cristo para hacernos pasar con Él de este mundo al Padre. Si la vivo bien, cada misa me introduce más en Dios, en su seno y en su corazón. La misa me introduce en el cielo, aunque siga viviendo aún sobre la tierra. «Haced esto en memoria». Estas palabras son el encargo de perpetuar la eucaristía en el tiempo y el espacio. Pero no sólo. Incluyen el mandato de vivir la misa, de hacer presente en nuestra vida todo lo que ella es y significa: «Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». La misa nos hace esclavos de nuestros - 17 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 18. hermanos y nos impulsa a amarlos hasta el extremo. «Él dio la vida por nosotros: también nosotros debemos dar la vida por los hermanos». 22 de abril: Viernes Santo de la Pasión del Señor (SO) 1ª lectura: Is 52, 13-53, 12: Fue traspasado por nuestras rebeliones. Salmo responsorial: Sal 30, 2.6.12-17.25 (R: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu) 2ª lectura: Hb 4, 14-16; 5, 7-9: A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan En aquel tiempo, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos. Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús el Nazareno». Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?». Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo. Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Dice él: «No lo soy». Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho». Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, - 18 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 19. diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?». Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». El lo negó diciendo: «No lo soy». Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo. De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en Él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!». Barrabás era un salteador. Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él». Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en Él». Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios». Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?». Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que - 19 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 20. me ha entregado a ti tiene mayor pecado». Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César». Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?». Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César». Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Yo soy Rey de los judíos’». Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito». Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca». Para que se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu. Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado —porque aquel sábado era muy solemne— rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se le quebrará hueso alguno». Y también otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron». - 20 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 21. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo —aquel que anteriormente había ido a verle de noche— con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús. COMENTARIO: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Todo el relato de la pasión según san Juan –especialmente el prendimiento y el diálogo con Pilatos– manifiesta la soberanía y majestad de este Jesús que había dicho: «Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente» (Jn 10,18). Verdaderamente Jesús reina desde la cruz. Ahora se cumple lo que Él mismo había anunciado: «Yo cuando sea levantado de la tierra atraeré a todos hacia mí» (Jn 12,32). La multitud inmensa de los redimidos es fruto de esta eficaz atracción del Crucificado. «Está cumplido». Jesús ha llevado a cabo perfectamente la obra que el Padre le encomendó (Jn 17,4). Ha realizado el plan del padre, ha cumplido las Escrituras, nada ha quedado a medias. La redención es un hecho consumado y sólo falta que cada hombre acepte dejarse bañar por su sangre y acuda a beber el agua que brota de su costado abierto. En Cristo estamos salvados. «Mirarán al que atravesaron». Si los que miraban la serpiente de bronce en el desierto quedaban curados (Nm 21,4-9), ¡cuánto más los que miran con fe al Hijo de Dios crucificado! (Jn 3,14-15). San Juan nos invita a esa mirada contemplativa llena de fe. Esta mirada de fe permite que se desencadene sobre nosotros el infinito amor salvador que se encuentra encerrado en el corazón del Redentor traspasado por nuestros pecados. 23 de abril: Sábado Santo de la Sepultura del Señor Hoy, propiamente, no hay “evangelio” para meditar o —mejor dicho— se debería meditar todo el Evangelio (la Buena Nueva), porque todo él desemboca en lo que hoy recordamos: la entrega de Jesús a la Muerte para resucitar y darnos una Vida Nueva. Hoy, la Iglesia no se separa del sepulcro del Señor, meditando su Pasión y su Muerte. No celebramos la Eucaristía hasta que haya terminado el día, hasta mañana, que comenzará con la Solemne Vigilia de la resurrección. Hoy es día de silencio, de dolor, de tristeza, de reflexión y de espera. Hoy no encontramos la Reserva Eucarística en el sagrario. Hay sólo - 21 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 22. el recuerdo y el signo de su “amor hasta el extremo”, la Santa Cruz que adoramos devotamente. Hoy es el día para acompañar a María, la madre. La tenemos que acompañar para poder entender un poco el significado de este sepulcro que velamos. Ella, que con ternura y amor guardaba en su corazón de madre los misterios que no acababa de entender de aquel Hijo que era el Salvador de los hombres, está triste y dolida: «Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron» (Jn 1,11). Es también la tristeza de la otra madre, la Santa Iglesia, que se duele por el rechazo de tantos hombres y mujeres que no han acogido a Aquel que para ellos era la Luz y la Vida. Hoy, rezando con estas dos madres, el seguidor de Cristo reflexiona y va repitiendo la antífona de la plegaria de Laudes: «Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte y una muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre» (cf. Flp 2,8-9) -TIEMPO PASCUAL- • Vigilia Pascual -Gn 1, 1-2: Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. -Gn 22, 1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe. -Ex 14, 15-15, 1: El paso del mar rojo. -Is 54, 5-14: Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor. -Ba 3, 9-15.32-4, 4: Camina a la claridad del resplandor del Señor. -Ez 36, 16-28: Derramaré un agua pura, os daré un corazón nuevo. -Rm 6, 3-11: Los que por el bautismo fuimos incorporados a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. -Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R: ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA) Evangelio según san Mateo 28, 1-10 Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran terremoto, pues el ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y - 22 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 23. ahora id enseguida a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis’. Ya os lo he dicho». Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». COMENTARIO: «HA RESUCITADO». Así, con mayúsculas, aparece en el Leccionario. Esta palabra es común a los tres sinópticos y aparece por tanto en los tres ciclos. Es la noticia. La Iglesia vive de ella. Millones de cristianos a lo largo de veinte siglos han vivido de ella. Es la noticia que ha cambiado la historia: el Crucificado vive, ha vencido la muerte y el mal. Es el grito que inunda esta noche santa como una luz potente que rasga las tinieblas. ¿En qué medida vivo yo de este anuncio? ¿En qué medida soy portavoz de esta noticia para los que aún no la conocen? «Consideraos muertos al pecado y vivos para Dios». La resurrección de Cristo es también la nuestra. Él no sólo ha destruido la muerte, sino también el pecado, que es la verdadera muerte y causa de ella. La resurrección de Cristo es capaz de levantarnos para hacernos llevar una vida de resucitados. Ya no somos esclavos del pecado. Podemos vivir desde ahora en la pertenencia a Dios, como Cristo. Podemos caminar en novedad de vida. «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular». Las lecturas del A.T. son una síntesis de la historia de la salvación, que culmina en Cristo. El Resucitado es la clave de todo. Todo se ilumina desde Él. Sin Él, todo permanece confuso y sin sentido. ¿Le permito yo que ilumine mi vida? ¿Soy capaz de acoger la presencia del Resucitado para entender toda mi vida como historia de salvación? 24 de abril. Domingo de Resurrección 1ª lectura: Hch 10, 34a.37-43 Salmo responsorial: Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R: Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo) 2ª lectura: Col 3, 1-4 Evangelio según san Juan 20, 1-9 El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando todavía estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto». Salieron Pedro y el - 23 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 24. otro discípulo camino sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no junto a las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos. COMENTARIO: «¡Ha resucitado!»: Es la noticia que hoy nos es gritada, proclamada. Esta es la noticia. Es la certeza que se nos da a conocer. La gran certeza, la que sostiene toda nuestra vida, la que le da sentido y valor. ¡Ha resucitado! No podemos seguir viviendo como si Cristo no hubiese resucitado, como si no estuviese vivo. No podemos seguir viviendo como si no le hubiera sido sometido todo. No podemos seguir viviendo como si Cristo no fuera el Señor, mi Señor. No podemos seguir viviendo «como si». Sólo cabe buscar con ansia al Resucitado, como María Magdalena o los apóstoles; o mejor, dejarse buscar y encontrar por Él. «¡Ha resucitado!». También nosotros podemos ver, oír, tocar al Resucitado (1 Jn 1,1). No, no es un fantasma (cfr. Lc 24, 37-43). Es real, muy real. Cristo vive, quiere entrar en tu vida. Quiere transformarla. No, nuestra fe no se basa en simples palabras o doctrinas, por hermosas que sean. Se basa en un hecho, un acontecimiento. Sí, verdaderamente ha resucitado el Señor. Para ti, para mí, para cada uno de todos los hombres. Hoy puede ser decisivo para ti. Él quiere irrumpir en tu vida con su presencia iluminadora y omnipotente. Es a Él, el mismo que salió del sepulcro, a quien encuentras en la Eucaristía. «¡Ha resucitado!». La noticia que hemos recibido hemos de gritarla a otros. Si de verdad hemos tocado a Cristo, tampoco nosotros podemos callar «lo que hemos visto y oído» (He 4,20). No somos sólo receptores. Cristo resucitado nos constituye en heraldos, pregoneros de esta noticia. Una noticia que es para todos. Una noticia que afecta a todos. Una noticia que puede cambiar cualquier vida: «Cristo ha resucitado, está vivo, para ti, te busca, tú eres importante para Él, ha muerto por ti, ha destruido la muerte, te infunde su vida divina, te abre las puertas del paraíso, tus problemas tienen solución, tu vida tiene sentido». - 24 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 25. 4.- ALGUNOS SANTOS DEL MES 5 de abril: san Vicente Ferrer (ML) Nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una fervorosa devoción hacia Jesucristo y a la Virgen María y un gran amor por los pobres. Le encargaron repartir las cuantiosas limosnas que la familia acostumbraba a dar. Así lo fueron haciendo amar el dar ayudas a los necesitados. Lo enseñaron a hacer una mortificación cada viernes en recuerdo de la Pasión de Cristo, y cada sábado en honor de la Virgen Santísima. Estas costumbres las ejercitó durante toda su vida. Se hizo religioso en la Comunidad de los Padres Dominicos y, por su gran inteligencia, a los 21 años ya era profesor de filosofía en la universidad. Tras estudiar en Barcelona, Lérida y Toulouse, recibió las sagradas ordenes en 1378. Escaló posiciones en la jerarquía de la Orden hasta ser nombrado predicador general de la misma en 1389. Vicente estaba muy angustiado porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas y había muchísima desunión. De tanto afán se enfermó y estuvo a punto de morir. Pero una noche se le apareció Nuestro Señor Jesucristo, acompañado de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán y le dio la orden de dedicarse a predicar por ciudades, pueblos, campos y países. Y Vicente recuperó inmediatamente su salud. En adelante por 30 años, Vicente recorre el norte de España, y el sur de Francia, el norte de Italia, y el país de Suiza, predicando incansablemente, con enormes frutos espirituales. Dicen que convirtió más de 10,000 judíos y otros tantos musulmanes en España. Antes de predicar rezaba por cinco o más horas para pedir a Dios la eficacia de la palabra, y conseguir que sus oyentes se transformaran al oírle. Dormía en el puro suelo, ayunaba frecuentemente y se trasladaba a pie de una ciudad a otra. Los milagros acompañaron a San Vicente en toda su predicación. Y uno de ellos era el hacerse entender en otros idiomas, siendo que él solamente hablaba su lengua materna y el latín. Los últimos años, ya lleno de enfermedades, lo tenían que ayudar a subir al sitio donde iba a predicar. Pero apenas empezaba la predicación se transformaba, se le olvidaban sus enfermedades y predicaba con el fervor y la emoción de sus primeros años. Murió en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fueron tantos sus milagros y tan grande su fama, que el Papa lo declaró santo a los 36 años de haber muerto, en 1455. 25 de abril: san Marcos evangelista Marcos, hebreo de origen, nació probablemente fuera de Palestina, y era de familia rica. San Pedro, que lo llama “hijo mío”, lo tuvo ciertamente consigo en sus viajes misioneros - 25 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 26. en Oriente y en Roma, en donde escribió el Evangelio. La antigüedad cristiana llamó a Marcos “intérprete de Pedro”: “Marcos, un intérprete de Pedro, escribió exactamente todo lo que recordaba. Pero escribió, sin seguir un orden, lo que dijo e hizo el Señor. Es decir, Marcos no oyó al Señor, ni lo acompañó; pero después oyó a Pedro, que exponía sus enseñanzas según las necesidades...”. Además de la familiaridad con San Pedro, el evangelista Marcos gozó de una larga comunidad de vida con el apóstol Pablo, a quien encontró por primera vez en el año 44, cuando Pablo y Bernabé llevaron a Jerusalén la generosa oferta de la comunidad de Antioquía. Al regreso, Bernabé llevó consigo a su joven sobrino Marcos. Después de la evangelización de Chipre, cuando Pablo proyectó un viaje más difícil y arriesgado al corazón de Asia Menor, entre las desconfiadas y belicosas gentes semibárbaras del Tauro, Marcos “se separó de Pablo y de Bernabé y regresó a Jerusalén” como lo narra el libro de los Hechos de los Apóstoles. Más tarde Marcos se encontró de nuevo al lado de san Pablo, pero esta vez en la prisión de Roma. En el año 66 san Pablo ofrece la última información acerca de Marcos, cuando escribía desde la cárcel romana a Timoteo: “Trae contigo a Marcos. Puedo necesitar de sus servicios”. Los datos cronológicos de la vida de San Marcos no son muy seguros. Probablemente murió en el año 140 del imperio de Nerón (68 a.D.), de muerte natural, según una relación, y según otra, como mártir, en Alejandría de Egipto. 28 de abril: san Luis Mª Grignon de Monfort Nació en Monfort, Francia, en 1673. Era el mayor de una familia de ocho hijos. Desde muy joven fue un gran devoto de la Santísima Virgen. A los 12 años ya la gente lo veía pasar largos ratos arrodillado ante la estatua de la Madre de Dios. Con grandes sacrificios logró conseguir con qué ir a estudiar al más famoso seminario de Francia, el seminario de San Suplicio en París. Allí sobresalió como un seminarista totalmente mariano. Sentía enorme gozo en mantener siempre adornado de flores el altar de la Santísima Virgen. Luis Grignon de Monfort será un gran peregrino durante su vida de sacerdote. Pero cuando él era seminarista concedían un viaje especial a un Santuario de la Virgen a los que sobresalieran en piedad y estudio. Y Luis se ganó ese premio. Se fue en peregrinación al Santuario de la Virgen en Chartres. Y al llegar allí permaneció ocho horas seguidas rezando de rodillas, sin moverse. Él no iba como algunos de nosotros a rezar como un mendigo que pide que se le atienda rapidito para poder alejarse. El iba a charlas con sus dos grandes amigos, Jesús y María. Y con ellos las horas parecen minutos. Su primera Misa quiso celebrarla en un altar de la Virgen, y durante muchos años la Catedral de Nuestra Señora de París fue su templo preferido y su refugio. - 26 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 27. Monfort dedicó todas sus grandes cualidades de predicador y de conductor de multitudes a predicar misiones para convertir pecadores. Grandes multitudes lo seguían de un pueblo a otro, después de cada misión, rezando y cantando. Se daba cuenta de que el canto echa fuera muchos malos humores y enciende el fervor. Decía que una misión sin canto era como un cuerpo sin alma. El mismo componía la letra de muchas canciones a Nuestro Señor y a la Virgen María y hacía cantar a las multitudes. Era todo fuego para predicar. Pero no era él quien conseguía las conversiones. Era la Virgen María a quien invocaba constantemente. Ella rogaba a Jesús y Jesús cambiaba los corazones. Después de unos Retiros dejó escrito: "Ha nacido en mí una confianza sin límites en Nuestro Señor y en su Madre Santísima". Y viajaba confiado porque no iba nunca solo. Consigo llevaba el crucifijo y la imagen de la Virgen, y Jesús y María se comportaban con él como formidables defensores. En cada pueblo o vereda donde predicaba procuraba dejar una cruz, construida en sitio que fuera visible para los caminantes y dejaba en todos un gran amor por los sacramentos y por el rezo del Santo Rosario. Antes de ir a regiones peligrosas o a sitios donde mucho se pecaba, rezaba con fervor a la Sma. Virgen, y adelante que "donde la Madre de Dios llega, no hay diablo que se resista". Las personas que habían sido víctimas de la perdición se quedaban admiradas de la manera tan franca como les hablaba este hombre de Dios. Y la Virgen María se encargaba de conseguir la eficacia para sus predicaciones. San Luis de Monfort fundó unas Comunidades religiosas que han hecho inmenso bien en las almas. Los Padres Monfortianos (a cuya comunidad le puso por nombre "Compañía de María") y las Hermanas de la Sabiduría. Escribió Grignon de Monfort el "Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María". El Papa Juan Pablo II tomó como lema una frase que repetía mucho nuestro gran santo: "Soy todo tuyo oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es". Murió el 28 de abril de 1716, a la edad de 43 años, agotado de tanto trabajar y predicar. “A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María” (S. Luis Mª). "Al consagrarnos al Corazón de María, descubrimos el camino seguro al Sagrado Corazón de Jesús, símbolo del Amor Misericordioso de Nuestro Salvador" S.S. Juan Pablo II, 22 de septiembre de 1986. 29 de abril: santa Catalina de Siena Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el comienzo de una extraordinaria experiencia mística, como se pudo comprobar después. A los quince años entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas. - 27 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 28. Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta. En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia” para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años. Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa. “ La verdad es esta: Dios no quiere otra cosa que nuestra santificación. Por eso nos creó a su imagen y semejanza y quiso dar la vida por nosotros con tan ardiente amor el dulce y amoroso Verbo. Así nos ha manifestado su verdad. El alma que mira con esa luz no se echa a dormir, antes bien despierta del sueño buscando con gran solicitud el modo, el camino, el lugar y el tiempo de cumplirla. No se confía aguardando el día de mañana, pues no está segura de tenerlo.” 2 de abril: VI aniversario de la muerte de Juan Pablo II 19 de abril: VI aniversario de la elección de Benedicto XVI - 28 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 29. 5.- SANTA SEDE: ALGUNAS ACTIVIDADES DEL PAPA (Marzo) Lunes 28: Benedicto XVI recibió a los participantes en la asamblea anual de la Pontificia Academia para la Vida. Recibió en audiencia al Presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek. Recibió a los participantes en la plenaria del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. Martes 1: El Papa Benedicto XVI ha concedido su conformidad a la elección canónica realizada por el Sínodo de los Obispos de la Iglesia patriarcal siro-católica. Nombró exarca apostólico de los siro-católicos de Venezuela al corobispo Hikmat Beylouni, que sucede a Iwannis Louis Awad. Miércoles 2: El Vicario de Cristo celebró en el Aula Pablo VI la audiencia general. Habló sobre san Francisco de Sales. Después recibió en privado a la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, que acaba de regresar de una misión de ese organismo en la frontera entre Libia y Túnez. Miércoles 9: El Vicario de Cristo, durante la audiencia general con unos 7.000 fieles congregados en el Aula Pablo VI, alentó a los católicos a esforzarse en Cuaresma por convertirse cada vez más a Cristo. Viernes 11: El Obispo de Roma envió un telegrama al presidente de la Conferencia Episcopal de Japón, monseñor Leo Ikenaga, en el que expresa su profunda tristeza por el gran terremoto y los consiguientes tsunamis. Domingo 13: El Papa dirigió el Ángelus dominical con peregrinos llegados de todas partes del mundo en la Plaza de San Pedro. Hoy el Santo Padre iniciará sus ejercicios espirituales. LA VOZ DEL PAPA La conciencia moral en las situaciones concretas de la vida: “En esta reflexión sería útil centrarse en la conciencia, a veces ofuscada, de los padres de los niños, que a menudo dejan solas a las mujeres embarazadas. La conciencia moral […] tiene el deber de discernir el bien del mal en las diferentes situaciones de la vida, de modo que a partir de - 29 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 30. este juicio, el ser humano puede orientarse libremente al bien. A quienes niegan la existencia de la conciencia moral del ser humano, reduciendo su voz al resultado de condicionamientos externos o a un fenómeno puramente emocional, es importante reiterar que la calidad moral de la acción humana no es un valor extrínseco, o facultativo y no es ni siquiera una prerrogativa de los cristianos o de los creyentes, sino que es común a todos los seres humanos. En la conciencia moral Dios habla a cada uno e invita a defender la vida humana en todo momento. En este vínculo personal con el Creador se halla la dignidad profunda de la conciencia moral y la razón de su carácter inviolable”. Derecho a la vida del concebido y al bien de la mujer: “Es necesario que toda la sociedad defienda el derecho a la vida del concebido y del verdadero bien de la mujer que, nunca y en ninguna circunstancia, podrá sentirse realizada en la decisión del aborto”. Ayuda necesaria a las mujeres que abortaron: “Es necesario […] que no falte la ayuda necesaria a las mujeres que, habiendo recurrido desgraciadamente al aborto, experimentan todo el drama moral y existencial. Hay muchas iniciativas, tanto en ámbito diocesano como de los entes de voluntariado, que ofrecen ayuda psicológica y espiritual para una plena recuperación humana. La solidaridad de la comunidad cristiana no puede renunciar a este tipo de corresponsabilidad”. El cordón umbilical y el ámbito científico: (La utilización de los bancos del cordón umbilical) “Se trata de aplicaciones clínicas importantes y de investigaciones prometedoras en ámbito científico, pero que para su realización dependen mucho de la generosidad en la donación de la sangre del cordón en el momento del parto y de que las estructuras se adecuen para ello. Os invito por tanto a haceros promotores de una solidaridad humana y cristiana verdadera y consciente”. San Francisco de Sales, maestro de vida espiritual: “Se abandonó entonces al amor de Dios: amándolo, sin esperar nada, y al mismo tiempo, confiando en el amor divino. Este será el secreto de su vida”. Construir nuestra vida en la Palabra de Dios: “Jesús nos dice en el Evangelio de este domingo (6 de marzo) que quien escucha sus palabras y las pone en práctica se parece a un hombre que construye su casa sobre roca. Esta roca firme sobre la que podemos construir nuestra vida es la fe en la Palabra de Dios. Fijando nuestros ojos en la Virgen María, aprendamos de ella a cumplir en todo momento la voluntad del Padre celestial para que, con la ayuda de la gracia divina, seamos transformados en imagen de Cristo y demos un testimonio eficaz de su vida y enseñanzas”. ¿Es Dios quien nos convierte?: “El periodo cuaresmal nos propone este ámbito litúrgico y penitencial: un camino de cuarenta días donde experimentar de modo eficaz el amor - 30 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 31. misericordioso de Dios. Hoy resuena para nosotros la llamada “Volved a mi con todo el corazón”; hoy somos nosotros los llamados a convertir nuestro corazón a Dios, conscientes siempre de no poder llevar a cabo nuestra conversión nosotros solos, con nuestras fuerzas, porque es Dios quien nos convierte.” El hombre no es Dios sino su imagen: “El primer paso para una relación correcta con el mundo que nos rodea es el reconocimiento, por parte del ser humano, de su condición de criatura: el hombre no es Dios, sino su imagen; por eso, debe tratar de ser más sensible a la presencia de Dios en lo que le rodea: en todas las criaturas, y especialmente en la persona humana, hay una epifanía de Dios” (Mensaje a los obispos de Brasil por la campaña de fraternidad que promueven en Cuaresma, miércoles 9 de marzo de 2011). La vida cristiana es un camino: “La Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que sube a Jerusalén, lugar del cumplimiento de su misterio de pasión, muerte y resurrección; nos recuerda que la vida cristiana es un «camino» por recorrer, que no consiste tanto en una ley que debemos observar, sino en la persona misma de Cristo, a quien hemos de encontrar, acoger y seguir.” ¿El sacerdote es embajador de Cristo?: “El sacerdote no lo es solo a tiempo parcial, lo es siempre, con toda el alma, con todo nuestro corazón. Este ser con Cristo y ser embajador de Cristo, este ser para los otros es una misión que penetra nuestro ser y debe siempre penetrar más en la totalidad de nuestro ser”. Cuaresma es tiempo de progreso espiritual: “En este tiempo de Cuaresma, la imagen del desierto nos invita a recogernos interiormente y, con espíritu de penitencia, progresar en nuestro camino espiritual. Que apoyados en la Palabra de Dios y guiados por el ejemplo del Salvador vivamos con alegría y aprovechemos este tiempo de gracia”. NOTICIAS DE INTERES La JMJ premia a los mejores comunicadores del evento: La información sobre la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (JMJ) tiene premio. La fundación española Crónica Blanca convoca los premios de comunicación "Centinelas del Mañana" con los que se premiarán los mejores trabajos periodísticos que tengan por tema la Jornada Mundial de la Juventud. Los premios se dividen en cuatro categorías: artículos periodísticos, espacios radiofónicos, documentos audiovisuales y propuestas periodísticas en Internet. Están convocados todos aquellos periodistas o estudiantes de comunicación, de 16 a 35 años, inscritos en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, - 31 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 32. que hayan publicado los trabajos que van a presentar entre el 1 de enero y el 1 de mayo de 2011. Los trabajos se deben entregar antes del 15 de mayo de este año. El jurado premiará aquellos trabajos que mejor reflejen lo que supone, es y significa la JMJ de Madrid 2011. Obispos de zona fronteriza analizan cómo ayudar a migrantes: Del 1 al 3 de marzo se llevó a cabo en el Paso, Texas, la reunión anual de los obispos fronterizos de Texas, Tamaulipas, Coahuila y Chihuahua. El problema fundamental a analizar es el papel de la Iglesia católica en la solución de la inseguridad que aqueja a la región, así como las constantes violaciones a los derechos humanos que sigue padeciendo la población migrante que proviene de México y de América Central. Nueve de los diez obispos (seis de Texas: los de El Paso, Brownsville, San Angelo, Amarillo, San Antonio y Laredo) y tres del lado mexicano (Ciudad Juárez, Matamoros y Piedras Negras, con la ausencia del obispo de Nuevo Laredo, quien no podrá estar presente por problemas de agenda), analizarán el entorno sobre el que tiene que influir la Iglesia católica, que en este campo se encuentra profundamente hermanada en ambos lados de la frontera. Obispos colombianos afirman que adoptar no es un derecho: Los obispos de Colombia han emitido una nota en la que se muestran públicamente en contra de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, advirtiendo que adoptar “no es un derecho” y que por tanto no hay “discriminación”. En una larga nota, fechada el 25 de febrero y firmada por el secretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Vicente Córdoba, se explican las razones de la postura de la Iglesia, basadas en el bien del menor adoptado. Congreso de reflexión sobre el Sagrado Corazón en Paray-le-Monial: El padre William Petrie, superior provincial de la Provincia del Este de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y María de Estados Unidos, ha organizado un congreso mundial para reflexionar sobre el amor de Dios y promover una civilización del amor en sus familias y sociedades. Dicho congreso se desarrollará en la cuna de la devoción al Sagrado Corazón, Paray-le-Monial, del 6 al 11 de octubre de 2001. Publicación del segundo libro del Papa sobre Jesús de Nazaret: En un informe de la oficina de prensa vaticana se he publicado que la Santa Sede presentó el segundo libro de Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret el próximo 10 de marzo. El volumen, que se concentra en el período de la vida de Cristo que va "De la entrada a Jerusalén hasta la resurrección", es editado por la Libreria Editrice Vaticana, que cede los derechos de autor a editores según países. Participarán en el acto el - 32 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 33. cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos y el escritor y germanista Claudio Magris. El volumen está traducido en siete idiomas: alemán, italiano, inglés, español, francés, portugués y polaco y tiene nueve capítulos y un epílogo. El Papa responderá en televisión a preguntas sobre Jesús: Benedicto XVI responderá a las preguntas de los fieles en un programa de televisión retransmitido por la televisión italiana ´Rai Uno´ el día de Viernes Santo. Es la primera vez que el Papa acude a este tipo de entrevista en televisión. La entrevista será grabada dos o tres días antes del 22 de abril, día de Viernes Santo, y se registrará desde su estudio privado o en la capilla, según informa el diario ´Corriere della Sera´. La televisión italiana ha notificado que la entrevista al Pontífice será retransmitida a las 14,10 horas, aproximadamente la misma hora en la que se cree que murió Jesús en la Cruz. PRD persigue a la Iglesia por odio a la fe y valores católicos en México: El P. Hugo Valdemar Romero, Vocero de la Arquidiócesis de México, anunció en conferencia de prensa que impugnará la decisión del Instituto Federal Electoral (IFE), que falló en su contra por haber criticado al Partido de la Revolución Democrática (PRD) que ha promovido la despenalización del aborto y la ley de las uniones homosexuales, con derecho a adopción, en el Distrito Federal. ORACIÓN POR EL PAPA Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la tierra, el Papa. En él tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego. Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica. Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad. Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Así sea. - 33 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 34. 6.- CATEQUESIS PREPARATORIA JMJ: http://www.madrid11.com/es/camino/catequesis/53-catequesis-7 La Resurrección de Jesucristo trae una vida nueva Objeto de la Catequesis: Mostrar cómo la Resurrección de Cristo manifiesta la victoria absoluta y definitiva sobre todo sufrimiento y, en último término, sobre el pecado y la muerte. Jesús, que ha querido pasar por el dolor, consecuencia de la libertad humana, lo ha vencido resucitando de entre los muertos. Síntesis: 1. Un acontecimiento sorprendente 2. La resurrección es muestra del poder de Dios 3. La resurrección: fundamento de la fe de la Iglesia 4. La fe en la resurrección es fuente de salvación 5. La resurrección es un acontecimiento histórico y trascendente 6. La resurrección de Jesucristo trae una vida nueva 7. Es una gran noticia que debe ser comunicada: comunidad y evangelización Texto: Jesucristo es el "primogénito de entre los muertos" (Col 1,18; Ap 1,5) que nos ha abierto el camino de la vida nueva por su resurrección. En ésta se manifiesta el sentido de su muerte. Jesús resucitado nos revela un Dios de vivos y no de muertos. Él mismo se - 34 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 35. autoproclama "la resurrección y la vida" (Jn 11,25). El cristiano desde el bautismo participa en la muerte y resurrección de Cristo y así puede encontrar vida en cualquier situación. 1. Un acontecimiento sorprendente "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" (Lc 24,34). Es el grito de los discípulos a los de Emaús cuando, después de encontrarse con Jesús, vuelven a la comunidad de Jerusalén. Jesús verdaderamente resucitó y así lo fueron descubriendo los testigos de sus apariciones. Al principio no podían creerlo: como vemos por ejemplo en Tomás (Jn 20,24), los discípulos de Emaús (Lc 24,13ss). Era algo impensable. Que había muerto era evidente. ¿Quién iba a pensar que un muerto volviera a la vida? Jesús durante su vida en la tierra resucitó muertos (como Lázaro -Jn 11,43s), pero la resurrección de Jesús es distinta: ya no morirá más. El cuerpo de Jesús resucitado es una carne transfigurada, con propiedades espirituales: es material y espiritual a la vez. ¿Por qué? Porque la carne ha sido espiritualizada con la presencia del Espíritu Santo. Por eso es nota común a las apariciones que al principio a Jesús no le reconocen (María Magdalena -Jn 20,15; los de Emaús -Lc 24,16, etc.). Es el mismo pero está transformado; ya no es lo mismo, su humanidad ha recibido la plenitud del Espíritu Santo. 2. La resurrección es muestra del poder de Dios La primera fórmula de fe que aparece en el Nuevo Testamento es muy básica: "Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos". La fórmula es un fragmento kerigmático, es decir, de la fe original predicada por los apóstoles, como atestigua el primer escrito del Nuevo Testamento, la carta a los Tesalonicenses 1,10 (escrita por San Pablo hacia el año 50 d.C.) . En esta primera expresión, ¿por qué Dios es el sujeto? Porque sólo Dios tiene fuerza para dar vida a un muerto . Así se muestra el poder de Dios que es el único que puede salvar: "Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder" (1 Co 6,14) (54-57 d.C). No es sólo proclamación de un acontecimiento, sino que es fuerza que se comunica y propaga a todos los hombres . Más adelante, sin cambio de sentido, aparecerá la expresión "Cristo resucitó" (1Co 15,13s); "el Señor ha resucitado" (Lc 24,34). Es Jesús, en cuanto que es Cristo (es decir: el - 35 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 36. Ungido por el Espíritu Santo), en cuanto que es Señor (es decir: título divino del que tiene el poder sobre todo) el que puede vencer el poder de la muerte con la vida nueva de la resurrección . La resurrección confirma que Jesús no es un mero hombre, sino que es Dios . La resurrección es una "nueva creación", por la que todo vuelve a ser hecho. Al igual que en la primera creación actuó la Trinidad en unidad, así también en la resurrección: es el Padre el que resucita a Jesús y es el Hijo el que resucita por la fuerza del Espíritu Santo. 3. La resurrección: fundamento de la fe de la Iglesia La resurrección de Cristo, realizada con la fuerza de Dios, es el centro y la originalidad de la fe cristiana. "Os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús" (Hch 13,32-33). La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz . Dios, que se ha hecho hombre en Jesucristo, ha resucitado de entre los muertos. Así lo expresa 1Co de un modo más desarrollado: Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: - que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; - que fue sepultado y - que resucitó al tercer día, según las Escrituras; - que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo (1 Co 15,3-8). San Pablo desarrolla en este "credo" primitivo escrito hacia el año 56 la fe en la resurrección que él ha recibido y por eso "transmite". Los exegetas dicen que este texto no es invención de Pablo, sino que recoge lo que él ha escuchado de los apóstoles y lo confirma con su testimonio. El mensaje central que Pablo ha recibido es que el que murió y fue sepultado resucitó. Para que haya resurrección es necesario atestiguar la - 36 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 37. muerte y ésta se confirma con la sepultura. De ahí que afirmar la muerte y sepultura son necesarias para poder afirmar la resurrección. Pero la fuerza de la resurrección está en el testimonio de los testigos. Pablo señala algunos de ellos: Pedro, los Doce apóstoles, un gran número de discípulos y, por último, a él mismo. El mismo Pablo es testigo de la resurrección y si tiene fe en ella y la confiesa con tanta convicción es porque ha sido testigo de primera mano. Primero el testimonio del sepulcro vacío y después las numerosas apariciones hacen posible que el mensaje de la resurrección sea creíble para los testigos y aquellos a los que éstos comunican esta buena nueva. 4. La fe en la resurrección es fuente de salvación Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe (1Co 15,17). Por eso la fe cristiana tiene su fundamento en la victoria de la vida sobre la muerte. Esto es lo que nos salva. La fe en la resurrección que nos libera del poder del mal, del pecado, de la muerte: Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación (Rm 10,9-10). La confesión de Cristo muerto y resucitado es tabla de salvación para el creyente. La resurrección de Cristo transforma el cansancio y la frustración en esperanza. ¡Es posible algo nuevo! ¡Siempre es posible el cambio! No hay nada que esté perdido. Esta es la experiencia de los discípulos: con miedo, encerrados en el cenáculo, sólo les hace superar el temor ver a Jesús resucitado. Jesús se aparece, y esto les devuelve la esperanza. Así también los de Emaús cambian radicalmente: de huir de Jerusalén defraudados por el triste final de Aquel al que habían seguido y había "fracasado" en la cruz, pasan a volver rápidamente al descubrir que Jesús está vivo. "Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén" (Lc 24,33). 5. La resurrección es un acontecimiento histórico y trascendente "El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento". La credibilidad de las apariciones viene dada por las notas comunes que en ellas se repiten: es un acontecimiento inesperado, en primera instancia no reconocen que es - 37 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 38. Jesús, les cuesta salir de la tristeza en la que están, al principio les cuesta creer que sea Jesús, sólo por sus gestos y palabras lo reconocen. Así, por ejemplo, los de Emaús salen de Jerusalén decepcionados y sólo le reconocen cuando Jesús hace el signo del "partir el pan" (Lc 24,31) y en ese momento se dan cuenta de que su corazón ardía cuando Él les hablaba en el camino (Lc 24,32). Es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por él de antemano (cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los discípulos abatidos ("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían como desatinos" (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua "les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado" (Mc 16, 14) . Muchos se preguntan el "cómo" de la resurrección, pero sólo sabemos el "qué". La fe de la Iglesia, atestiguada por los testimonios, manifiesta el hecho de la resurrección, pero no se concreta la forma como ésta se dará. Así lo dice el Catecismo: Nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún evangelista lo describe. Nadie puede decir cómo sucedió físicamente. Menos aún, su esencia más íntima, el paso a otra vida, fue perceptible a los sentidos. Acontecimiento histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros de los apóstoles con Cristo resucitado, no por ello la Resurrección pertenece menos al centro del Misterio de la fe en aquello que transciende y sobrepasa a la historia. 6. La resurrección de Jesucristo trae una vida nueva Hemos de entender el sentido de la resurrección como complemento al de la muerte. Si por la muerte de Jesús somos liberados del pecado y de la muerte eterna, por la resurrección se nos abre el camino a una vida nueva . En palabras de San Pablo: con la muerte de Cristo muere nuestro hombre viejo y con su resurrección renace el hombre nuevo: "Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo" (Col 3,9). En el bautismo participamos del misterio pascual a través del signo del agua. Ser sepultados en el agua significa morir a todo lo viejo (el pecado, el resentimiento, la - 38 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 39. frustración.) y salir del agua supone comenzar una vida nueva en Dios: "Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos" (Col 2,12). La vida nueva que nos trae Cristo resucitado es la vida eterna . No se trata sólo de la vida futura, sino que cuando vivimos en el Espíritu ya poseemos la vida eterna, aunque no plenamente: Conviene no olvidar que la vida nueva y eterna no es, en rigor, simplemente otra vida; es también esta vida en el mundo. Quien se abre por la fe y el amor a la vida del Espíritu de Cristo, está compartiendo ya ahora, aunque de forma todavía imperfecta, la vida del Resucitado: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo" (Jn 17, 3). ésta encuentra su "pleno significado" en. la comunión con el Padre" (EV 1). la vida eterna, siendo "la vida misma de Dios y a la vez la vida de los hijos de Dios" (EV 38), "no se refiere sólo a una perspectiva supratemporal", pues el ser humano "ya desde ahora se abre a la vida eterna por la participación en la vida divina" (EV 37) . 7. Es una gran noticia que debe ser comunicada: comunidad y evangelización Es nota común a todas las apariciones, que los que ven a Jesús no pueden callárselo. Es tan grande la noticia que han de anunciarlo. Así pues, la resurrección lleva a volver a la comunidad y al anuncio. Las primeras en encontrar el domingo de Pascua el sepulcro vacío fueron mujeres, que corren para comunicarles a los discípulos la gran noticia (Lc 24,9-10; Jn 20,1 cita sólo a María Magdalena) y que han visto a Jesús resucitado (Jn 20,18). Asumen el riesgo de no ser creídas. Pero es más fuerte la experiencia que el temor al qué dirán. La experiencia de Jesús resucitado hace volver a la comunidad a los que se han ido de ella por miedo o decepción (como los de Emaús: Lc 24,33). El encuentro con Jesús vivo lleva a vivir la fe en la comunidad, a compartirla, a anunciarla. - 39 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 40. 7.- PARA REFLEXIONAR… http://www.sanmiguel.org.ar/web/reflex.html. AGUANTA UN POCO MAS TODAVIA NO ES TIEMPO Se cuenta que en Inglaterra había una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una hermosa tacita. "? Me permite ver esa taza?" pregunto la señora, "¡nunca he visto nada tan fino!" En las manos de la señora, la taza comenzó a contar su historia: "Usted debe saber que yo no siempre he sido la taza que usted esta sosteniendo. Hace mucho tiempo yo era solo un poco de barro. Pero un artesano me tomo entre sus manos y me fue dando forma. Llego el momento en que me desespere y le grite: "¡Por favor..ya déjeme en paz...!" Pero mi amo solo me sonrió y me dijo: ..."Aguanta un poco mas, todavía no es tiempo". Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor!.... toque a la puerta del horno y a través de la ventanilla pude leer los labios de mi amo que me decían: ..."Aguanta un poco mas, todavía no es tiempo." Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me había refrescado, me comenzó a raspar, a lijar. No se como no acabó conmigo. Me daba vueltas, me miraba de arriba a abajo. Por ultimo me aplico meticulosamente varias pinturas...Sentía que me ahogaba... "Por favor déjame en paz", le gritaba a mi artesano; pero el solo me decía:..."Aguanta un poco mas, todavía no es tiempo." Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno, mucho mas caliente que el primero. Ahora si pensé que terminaba con mi vida. Le rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me sacara, que si se había vuelto loco. Grité, lloré; pero mi artesano solo me decía: "Aguanta un poco mas, todavía no es tiempo." Me pregunté entonces si había esperanza... si lograría sobrevivir aquellos tratos y abandonos. Pero por alguna razón aguanté todo aquello. Fue entonces que se abrió la puerta y mi artesano me tomo cariñosamente y me llevo a un lugar muy diferente. Era precioso. Allí todas las tazas eran maravillosas, verdaderas obras de arte, resplandecían como solo ocurre en los sueños. No pasó mucho tiempo cuando descubrí que estaba - 40 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 41. en una fina tienda y ante mi había un espejo. Una de esas maravillas era yo. ¡No podía creerlo! ¡Esa no podía ser yo! Mi artesano entonces me dijo: "Yo se que sufriste al ser moldeada por mis manos, mira tu hermosa figura. Se que pasaste terribles calores, pero ahora observa tu sólida consistencia, se que sufriste con las raspadas y pulidas, pero mira ahora la finura de tu presencia... y la pintura te provocaba nausea, pero contempla ahora tu hermosura.. y, ¿si te hubiera dejado como estabas? ¡"Ahora eres una obra terminada! !lo que imaginé cuando te comencé a formar!". Querido hermano que lees. Usted es una tacita en las manos del mejor alfarero: Dios. Confíate en Sus amorosas manos aunque muchas veces no comprendas porqué permite tu sufrimiento. AGUANTA UN POCO MAS Y SERÁS EL MAS PERFECTO RESULTADO DE TU ALFARERO. EL PODER DE LA PUERTA NEGRA Érase una vez en el país de las mil y una noches... En este país había un rey que era muy polémico por sus acciones, tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba hacia una enorme sala. Los prisioneros eran colocados en grandes hileras en el centro de la sala y el rey gritaba diciéndoles: «Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala...» Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos soldados armados con arcos y flechas, listos para cualquier acción. «Ahora, -continuaba el rey- miren hacia el rincón del lado izquierdo...» Al hacer esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca puerta negra, de aspecto dantesco, cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver..... En verdad, algo verdaderamente horrible solo de imaginar, mucho más para ver. El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba: «Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? Morir clavados por flechas o abrir rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo encerrados allí? Ahora decidan, tienen libre albedrío, escojan....» Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de tomar la decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro metros de altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los esqueletos con leyendas escritas del tipo : "viva la muerte" , y decidían: «Prefiero morir flechado...» Uno a uno, todos actuaban de la misma forma, miraban la puerta negra y a los arqueros de la muerte y decían al rey: «Prefiero ser atravesado por flechas a abrir esa puerta y quedarme encerrado» - 41 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 42. Millares optaron por lo que estaban viendo: la muerte por las flechas. Un día, la guerra terminó, pasado el tiempo, uno de los soldados del "pelotón de flechas" estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El soldado con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó: «Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta., pero... ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?» El rey respondió... «¿Recuerdas que a los prisioneros siempre les di la opción de escoger? Pues bien...ve y abre esa puerta negra.»El soldado, temeroso, abrió cautelosamente la puerta y sintió un rayo puro de sol besar el suelo de la enorme sala, abrió un poco más la puerta y más luz y un delicioso aroma a verde llenaron el lugar. El soldado notó que la puerta negra daba hacia un campo que apuntaba a un gran camino. Fue ahí que el soldado se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la Libertad...Todos tenemos una puerta negra dentro de nuestra mente. Para algunos, la puerta negra es el miedo a lo desconocido, para otros, es una persona difícil, tal vez para otros es una frustración, ya sea miedo a relacionarse o miedo a ser rechazado, miedo a innovar o miedo a cambiar, miedo a volar más alto... Para algunos la puerta negra es la inseguridad porque la falta de preparación lo atemoriza, o una traba imaginaria que la inseguridad de la vida fabricó durante su educación o su crianza. Pero si tú puedes perder, también puedes vencer. Si das un paso más allá del miedo, vas a encontrar un rayo de sol entrando en tu vida... "Abre esa puerta negra y deja que el sol te inunde". 8.- MEDITACIÓN Generosidad La generosidad es una de las virtudes fundamentales del cristiano. La generosidad es la virtud que nos caracteriza en nuestra imitación de Cristo, en nuestro camino de identificación con Él. Esto es porque la generosidad no es simplemente una virtud que nace del corazón que quiere dar a los demás, sino la auténtica generosidad nace de un corazón que quiere amar a los demás. No puede haber generosidad sin amor, como tampoco puede haber amor sin generosidad. Es imposible deslindar, es imposible separar estas dos virtudes. Autor: P. Cipriano Sánchez 2 Co 8, 1-9 Mt 5, 43-48 - 42 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 43. La generosidad es una de las virtudes fundamentales del cristiano. La generosidad es la virtud que nos caracteriza en nuestra imitación de Cristo, en nuestro camino de identificación con Él. Esto es porque la generosidad no es simplemente una virtud que nace del corazón que quiere dar a los demás, sino la auténtica generosidad nace de un corazón que quiere amar a los demás. No puede haber generosidad sin amor, como tampoco puede haber amor sin generosidad. Es imposible deslindar, es imposible separar estas dos virtudes. ¿Qué amor puede existir en quien no quiera darse? ¿Y qué don auténtico puede existir sin amor? Esta unión, esta intimidad tan estrecha entre la generosidad y la misericordia, entre la generosidad y el amor, la vemos clarísimamente reflejada en el corazón de nuestro Señor, en el amor que Dios tiene para cada uno de nosotros, y en la forma en que Jesucristo se vuelca sobre cada una de nuestras vidas dándonos a cada uno todo lo que necesitamos, todo lo que nos es conveniente para nuestro crecimiento espiritual. Este darse de Cristo lo hace nuestro Señor a costa de Él mismo. Como diría San Pablo: “Bien saben lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes se hiciesen ricos con su pobreza”. Ésta es la clave verdadera del auténtico amor y de la auténtica generosidad: el hacerlo a costa de uno. En el fondo, podríamos pensar que esto es algo negativo o que es algo que no nos conviene. ¡Cómo voy yo a entregarme a costa mía! ¡Cómo voy yo a darme o a amar a costa mía! Sin embargo, es imposible amar si no es a costa de uno, porque el auténtico amor es el amor que es capaz de ir quebrando los propios egoísmos, de ir rompiendo la búsqueda de sí mismo, de ir disgregando aquellas estructuras que únicamente se preocupan por uno mismo. ¡Qué diferente es la vida, qué diferente se ve todo cuando en nuestra existencia no nos buscamos a nosotros y cuando buscamos verdadera y únicamente a Dios nuestro Señor! ¡Cómo cambian las prioridades, cómo cambia el entendimiento que tenemos de toda la realidad y, sobre todo, cómo aprendemos a no conformarnos con amar poquito! Esto es lo que nuestro Señor nos dice en el Evangelio: “Antiguamente se decía: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Esto es amar poquito, amar con medida, amar sin darse totalmente a todos los demás. Podríamos nosotros también ser así: personas que aman no según el amor, sino según sus conveniencias; no según la entrega, sino según los propios intereses. Cuando Cristo dice: “Si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso también los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso también los paganos?”, lo que nos está diciendo: ¿no hacen eso también aquellos a los que solamente les interesa la conveniencia o el dinero? Te doy, porque me diste; te amo porque me amaste. - 43 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 44. El cristiano tiene que aprender a abrir su corazón verdaderamente a todos los que lo rodean, y entonces, las prioridades cambian: ya no me preocupo si esto me interesa o no; la única preocupación que acabo por tener es si me estoy entregando totalmente o me estoy entregando a medias; si estoy dándome, incluso a costa de mí mismo, o estoy dándome calculándome a mí mismo. En el fondo, estos dos modelos que aparecen son aquellos que, o siguen a Cristo, o se siguen a sí mismos. Ser perfectos no es, necesariamente, ser perfeccionistas. Ser perfectos significa ser capaces de llevar hasta el final, hasta todas las consecuencias el amor que Dios ha depositado en nuestro corazón. Ser perfecto no es terminar todas las cosas hasta el último detalle; ser perfecto es amar sin ninguna medida, sin ningún límite, llegar hasta el final consigo mismo en el amor. Para todos nosotros, que tenemos una vocación cristiana dentro de la Iglesia, se nos presenta el interrogante de si estamos siendo perfeccionistas o perfectos; si estamos llegando hasta el final o estamos calculando; si estamos amando a los que nos aman o estamos entregándonos a costa de nosotros mismos. Estas preguntas, que en nuestro corazón tenemos que atrevernos a hacer, son las preguntas que nos llevan a la felicidad y a corresponder a Dios como Padre nuestro, y, por el contrario, son preguntas que, si no las respondemos adecuadamente, nos llevan a la frustración interior, a la amargura interior; nos llevan a un amor partido y, por lo tanto, a un amor que no satisface el alma. Pidámosle a Jesucristo que nos ayude a no fragmentar nuestro corazón, que nos ayude a no calcular nuestra entrega, que nos ayude a no ponernos a nosotros mismos como prioridad fundamental de nuestro don a los demás. Que nuestra única meta sea la de ser perfectos, es decir, la de amar como Cristo nos ama a nosotros. Meditando con el Kempis http://www.iglesiacatolicamagisterio.com/BibliotecaVirtualCatolica/PDF/Escritos_Santos/Imitacion_de_Cristo.pdf L I B R O SE G U N D O Capítulo primero : De la conversión interior. 1. Dice el Señor: El reino de Dios dentro de vosotros está. Conviértete a Dios de todo corazón, y deja ese miserable mundo, y hallará tu alma reposo. Aprende a menospreciar las cosas exteriores y darte a las interiores, y verás que se vienen a ti el reino de Dios. - 44 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 45. Pues el reino de Dios es paz y gozo en el Espíritu Santo, que no se da a los malos. Si preparas digna morada interiormente a Jesucristo, vendrá a ti, y te mostrará su consolación. Toda su gloria y hermosura está en lo interior, y allí se está complaciendo. Su continua visitación es con el hombre interior; con él habla dulcemente, tiene agradable consolación, mucha paz y admirable familiaridad. 2. Ea, pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo para que quiera venirse a ti, y hablar contigo. Porque él dice así: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. Da, pues, lugar a Cristo, y a todo lo demás cierra la puerta. Si a Cristo tuvieres, estarás rico, y te bastará. El será tu fiel procurador, y te proveerá de todo, de manera que no tendrás necesidad de esperar en los hombres. Porque los hombres se mudan fácilmente, y desfallecen en breve; pero Jesucristo permanece para siempre, y está firme hasta el fin. 3. No hay que poner mucha confianza en el hombre frágil y mortal, aunque sea útil y bien querido, ni has de tomar mucha pena si alguna vez fuere contrario o no te atiende. Los que hoy son contigo, mañana te pueden contradecir, y al contrario; porque muchas veces se vuelven como viento. Pon en Dios toda tu esperanza, y sea El tu temor y tu amor. El responderá por ti, y lo hará bien, como mejor convenga. No tienes aquí domicilio permanente: dondequiera que estuvieres, serás extraño y peregrino, y no tendrás nunca reposo, si no estuvieres íntimamente unido con Cristo. 4. ¿Qué miras aquí no siendo este lugar de tu descanso? En los cielos debe ser tu morada, y como de paso has de mirar todo lo terrestre. Todas las cosas pasan, y tú también con ellas. Guárdate de pegarte a ellas, porque no seas preso y perezcas. En el Altísimo pon tu pensamiento, y tu oración sin cesar sea dirigida a Cristo. Si no sabes contemplar las cosas altas y celestiales, descansa en la pasión de Cristo y habita gustosamente en sus grandes llagas. Porque si te acoges devotamente a las llagas y preciosas heridas de Jesús, gran consuelo sentirás en la tribulación, y no harás mucho caso de los desprecios de los hombres, y fácilmente sufrirás las palabras maldicientes. 5. Cristo fue también en el mundo despreciado de los hombres, y entre grandes afrentas, desamparado de amigos y conocidos, y en suma necesidad. - 45 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 46. Cristo quiso padecer y ser despreciado, y tú ¿te atreves a quejarte de alguna cosa? Cristo tuvo adversarios y murmuradores, y tú ¿quieres tener a todos por amigos y bienhechores? ¿Con qué se coronará tu paciencia, sin ninguna adversidad se te ofrece? Si no quieres sufrir ninguna adversidad, ¿cómo serás amigo de Cristo? Sufre con Cristo y por Cristo, si quieres reinar con Cristo. 6. Si una vez entrases perfectamente en lo secreto de Jesús, y gustases un poco de su encendido amor, entonces no tendrías cuidado de tu propio provecho o daño; antes te holgarías más de las injurias que te hiciesen; porque el amor de Jesús hace al hombre despreciarse a sí mismo. El amante de Jesús y de la verdad, y el hombre verdaderamente interior y libre de las aflicciones desordenadas, se puede volver fácilmente a Dios, y levantarse sobre sí mismo en el espíritu, y descansar gozosamente. 7. Aquel a quien gustan todas las cosas como son, no como se dicen o estiman, es verdaderamente sabio y enseñado más de Dios que de los hombres. El que sabe andar dentro de sí, y tener en poco las cosas exteriores, no busca lugares, ni espera tiempos para darse a ejercicios devotos. El hombre interior presto se recoge; porque nunca se entrega todo a las cosas exteriores. No le estorba el trabajo exterior, ni la ocupación necesaria a tiempos; sino que así como suceden las cosas, se acomoda a ellas. El que está interiormente bien dispuesto y ordenado, no cuida de los hechos famosos y perversos de los hombres. Tanto se estorba el hombre y se distrae, cuando atrae a sí las cosas de fuera. 8. Si fueses recto y puro, todo te sucedería bien y con provecho. Por eso te descontentan y conturban muchas cosas frecuentemente, porque aún no has muerto a ti, del todo, ni apartado de todas las cosas terrenas. Nada mancilla ni embaraza tanto el corazón del hombre cuanto el amor desordenado de las criaturas. Si desprecias las consolaciones de fuera, podrás contemplar las cosas celestiales. Capítulo II : De la humilde sumisión. 1. No te importe mucho quién es por ti o contra ti; sino busca y procura que sea Dios contigo en todo lo que haces. Ten buena conciencia, y Dios te defenderá. Al que Dios quiere ayudar, no le podrá dañar la malicia de alguno. Si sabes callar y sufrir, sin duda verás el favor de Dios. El sabe el tiempo y el modo de librarte; y por eso te debes ofrecer a El. A Dios pertenece ayudar y librar de toda confusión. Algunas veces conviene mucho, para guardar mayor humildad, que otros sepan nuestros defectos y los reprendan. - 46 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 47. 2. Cuando un hombre se humilla por sus defectos, entonces fácilmente aplaca a los otros, y sin dificultad satisface a los que le odian. Dios defiende y libra al humilde; al humilde ama y consuela; al hombre humilde se inclina; al humilde concede gracia, y después de su abatimiento le levanta a gran honra. Al humilde descubre sus secretos, y le trae dulcemente a Sí y le convida. El humilde, recibida la afrenta, está en paz; porque está con Dios y no en el mundo. No pienses haber aprovechado algo, si no te estimas por el más inferior de todos. Capítulo III : Del hombre bueno y pacífico. 1. Ponte primero a ti en paz, y después podrás apaciguar a los otros. El hombre pacífico aprovecha más que el muy letrado. El hombre apasionado, aun el bien convierte en mal, y de ligero cree lo malo. El hombre bueno y pacífico todas las cosas echa a la buena parte. El que está en buena paz, de ninguno sospecha. El descontento y alterado, con diversas sospechas se atormenta; ni lo sosiega, ni deja descansar a los otros. Dice muchas veces lo que no debiera, y deja de hacer lo que más le convendría. Piensa lo que otros deben hacer, y deja él sus obligaciones. Ten, pues, primero celo contigo, y después podrás tener buen celo con el prójimo. 2. Tú sabes excusar y disimular muy bien tus faltas, y no quieres oír las disculpas ajenas. Más justo sería que te acusases a ti, y excusases a tu hermano. Sufre a los otros si quieres que te sufran. Mira cuán lejos estás aún de la verdadera caridad y humildad, la cual no sabe desdeñar y airarse sino contra sí. No es mucho conversar con los buenos y mansos, pues esto a todos da gusto naturalmente; y cada uno de buena gana tiene paz, y ama a los que concuerdan con él. Pero poder vivir en paz con los duros, perversos y mal acondicionados, y con quien nos contradice, grande gracia es, y acción varonil y loable. - 47 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 48. 3. Hay algunos que tiene paz consigo, y también con los otros. Otros hay que ni la tienen consigo, ni la dejan tener a los demás: molestos para los otros, lo son más para sí mismos. Y hay otros que tienen paz consigo, y trabajan en reducir a paz a los otros. Pues toda nuestra paz en esta miserable vida, está puesta más en el sufrimiento humilde, que en dejar de sentir contrariedades. El que sabe mejor padecer, tendrá mayor paz. Este es el vencedor de sí mismo y señor del mundo, amigo de Cristo y heredero del cielo. Capítulo VI: La alegría de la buena conciencia. 1. La gloria del hombre bueno, es el testimonio de la buena conciencia. Ten buena conciencia, y siempre tendrás alegría. La buena conciencia muchas cosas puede sufrir, y muy alegre está en las adversidades. La mala conciencia siempre está con inquietud y temor. Suavemente descansarás, si tu corazón no te reprende. No te alegres sino cuando obrares bien. Los malos nunca tienen alegría verdadera ni sienten paz interior; porque dice el Señor: No tienen paz los malos. Y si dijeren: En paz estamos, no vendrá mal sobre nosotros: ¿quién se atreverá a ofendernos? No los creas, porque de repente se levantará la ira de Dios, y pararán en nada sus obras, y perecerán sus pensamientos. 2. No es dificultoso el que ama gloriarse en la tribulación; porque gloriarse de esta suerte, es gloriarse en la cruz del Señor. Breve es la gloria que se da y recibe de los hombres. La gloria del mundo siempre va acompañada de tristeza. La gloria de los buenos está en sus conciencias, y no en la boca de los hombres. La alegría de los justos es de Dios, y en Dios, y su gozo es la verdad. El que desea la verdadera y eterna gloria, no hace caso de la temporal. Y el que busca la gloria temporal, o no la desprecia de corazón, señal es que ama menos la celestial. Gran quietud de corazón tiene el que no se le da nada de las alabanzas ni de las afrentas. 3. Fácilmente estará contento y sosegado el que tiene la conciencia limpia. No eres más santo porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. Lo que eres, eso eres; y por más que te estimen los hombres, no puedes ser, ante Dios, más grande de lo que eres. Si miras lo que eres dentro de ti, no tendrás cuidado de lo que de ti hablen los hombres. El hombre ve lo de fuera, mas Dios el corazón. El hombre considera las obras, y Dios pesa las intenciones. Hacer siempre bien, y tenerse en poco, señal es de un alma humilde. No querer consolación de criatura alguna, señal de gran pureza y de cordial confianza. 4. El que no busca la aprobación de los hombres, claramente muestra que se entregó del todo a Dios. Porque dice San Pablo: No el que se alaba a sí mismo es aprobado, sino el - 48 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 49. que Dios alaba. Andar en lo interior con Dios, y no embarazarse de fuera con alguna aflicción, estado es de varón espiritual 5. Pues ¿sobre qué puedo esperar, o en quien debo confiar, sino solamente en la gran misericordia de Dios, y en la esperanza de la gracia celestial? Pues aunque esté cercado de hombres buenos, o de hermanos devotos, o de amigos fieles, o de libros santos o tratados lindos, o de cantos suaves e himnos, todo aprovecha poco y tiene poco sabor, cuando soy desamparado de la gracia, y dejado en mi propia pobreza. Entonces no hay mejor remedio que la paciencia, y negándome a mí mismo, ponerme en la voluntad de Dios. 6. Nunca hallé hombre tan religioso y devoro que alguna vez no tuviese apartamiento de la consolación divina o sintiese disminución del fervor. Ningún Santo fue tan altamente arrebatado y alumbrado que antes o después no haya sido tentado. Pues no es digno de la alta contemplación de Dios, el que no es ejercitado en alguna tribulación. Porque suele ser la tentación precedente, señal que vendrá la consolación. Que a los probados en tentación, es prometida la consolación celestial. Al que venciere, dice, dará a comer del árbol de la vida. 7. Dase también la divina consolación, para que el hombre sea más fuerte para sufrir las adversidades. Y también se sigue la tentación, porque no se ensoberbezca del bien. El demonio no duerme, ni la carne no está aún muerta: por esto no ceses de prepararte a la batalla. A la diestra y a la siniestra están los enemigos, que nunca descansan. - 49 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 50. 9.- ENTREVISTA A UN MIEMBRO DEL GRUPO: ¿Qué tal llevas ser madre? Sobrevivo, el tiempo pasa rapidísimo y no me cunde. ¿En que ha cambiado tu vida? En ser colaboradora con Dios para que exista otra persona que en el Cielo le pueda dar gloria es maravilloso. ¿Cómo te sientes? A veces sola, pero es culpa nuestra por la sociedad tan individualista que siempre va deprisa y hemos creado… ¿Imaginabas así la maternidad y el cambio? En una Pascua con las Hermanas de la Consolación aprendí que lo mejor es no esperar nada, así que esto de ser madre es una aventura que no puedo comparar… ¿Como conociste a Jesús? Pese a que mi cabeza estaba atormentada por las ideas que tenia al respecto de la religión (pensaba que era un “Comecocos”), me decidí con 15 años, en 1º de Bachillerato a volver a acercarme al Señor y me apunté en contra de la opinión y poca confianza que tenían en mi constancia mis familiares a confirmación. Poco a poco comencé a ir al Coro, a la adoración nocturna (ANFE). Conocí a los hermanos de María Teresa: Inma y Santi (mi catequista, que, por todas mis inquietudes, me dijo que aprendió de mi por todas las preguntas que le hacia!) que me aportaron mucho espiritualmente. ¿Qué aportaciones puede hacer una cristiana y madre de familia como tu a al sociedad actual? Como cristiana, dar ejemplo a los demás (aunque es dificilísimo).Como madre, se te agranda el corazón con todos los demás. ¿Por que piensas que la gente cada vez conoce su vocación más tardíamente? Por el miedo al compromiso (aquí no hago distinción de vocación, en todas me refiero). - 50 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 51. ¿Qué nos puedes decir, ahora de casada, sobre la vocación al matrimonio? ¿Alguna sugerencia para la persona que piense que su vocación va por ahí? Un perdón constante. Pienso que la convivencia de dos personas que vienen de diferentes casas es difícil, Dios debe estar en medio para poner Paz. ¿Cual es tu mayor deseo personal? En el plano humano, finalizar mis estudios para ayudar a las personas y en lo espiritual, ser fiel a Dios. ¿Qué vocación imaginas para tu hija? Consagrada a Dios. En verdad: Carmelita Descalza del Cerro de los Ángeles, Madrid. ¿Como te imaginas a Dios? ¿y a la Virgen? A la Virgen como a una madre tierna .A Dios Padre es difícil imaginármelo. Me viene al pensamiento una frase de San Pablo: exclama, “Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó al hombre por pensamiento…. cuales cosas tiene Dios preparadas para aquellos que le aman” (1 Cor. 2:9). ¿Algo que no soportes? La soberbia Una virtud (No quiere contestar). Pero entre su marido y yo hemos confeccionado una lista. Ahí te van: es sencilla y sincera, humilde, tiene mucha paciencia con su hija, es caritativa, prudente, alegre y bondadosa, persistente y tiene gran poder de persuasión para acercar a las almas al Señor, en concreto lo tuvo con una (mil gracias por estar ahí siempre), sabe escuchar y alegrar con su dulzura al que está triste. Un defecto La murmuración debida a la envidia. Una canción - 51 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 52. El Milagro Una afición. El agua, me encanta el agua!! Un libro. El Regreso del Hijo Pródigo de Henri Nowen. ¿Cita favorita? Yo soy el camino, la Verdad y la Vida. No tengáis miedo, abrid de par en par las puertas a Cristo. Mil gracias por contestar. 10.- ...Y SIEMPRE CON MARÍA Señor, ensancha mi corazón para que pueda desvivirme en caridad por mi hermano, a ejemplo de María con su prima Isabel, olvidándome de mí mismo. - 52 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 53. Señor, que sea un gran animador entre mis hermanos los hombres, con una caridad que transmita seguridad, consuelo y aliento, a ejemplo de María en el Cenáculo. MADRE... AYÚDAME A DECIR SÍ El "SI" del trabajo. El "SI" de la honradez. El "SI" de la fidelidad. El "SI" del compromiso con Jesús El "SI" del amor a los semejantes El "SI" de la apertura al Espíritu de Cristo Resucitado El "SI"... TAMBIÉN YO QUIERO HACER LA VOLUNTAD DE DIOS María, modelo de mujer nueva Fuente: Catholic.net Autor: P. Antonio Izquierdo y Florián Rodero Quiero invitarlos a volver una vez más su mirada a María. Ella es, como dice el Papa Pablo VI, "el modelo de mujer nueva y cristiana perfecta, tipo eminente de la condición femenina y modelo singularísimo de vida evangélica". "En su condición concreta de vida, Ella se adhirió completa y responsablemente a la voluntad de Dios, porque acogió su palabra y la puso en práctica, porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio, porque, en fin, fue la primera y más perfecta seguidora de Cristo". El hombre desde sus mismos orígenes ansía con anhelo la novedad. Ahí está la clave de la ciencia y del progreso, de la técnica y del arte, de la filosofía y de la religión. Un único terreno le estaba vedado: el misterio infinito de Dios. Hasta que un día Dios mismo, en su designio de bondad y de amor, nos lo reveló por medio de Jesús, el Hombre nuevo, gracia a María, su Madre, la Mujer nueva. 1. Modelo de mujer nueva. Dios es la fuente de toda novedad en la historia. Mujer nueva será aquella que más viva llena de Dios y de su Espíritu. Esa mujer nueva por excelencia es María santísima. Ella, en efecto, es la llena de gracia de Dios; ella formó en su seno virginal al Hijo de Dios, hecho hombre para salvarnos, el Hombre nuevo por antonomasia. Toda mujer que busque la verdadera novedad, no efímera ni pasajera sino perenne, ha de mirar a María y verla reflejada en Ella. Ella encarna la Novedad de Dios. Ella es nueva porque es plenitud de gracia, de santidad, de amor, recibida de la fuente inagotable del ser y de la vida que es Dios. 2. Adhesión completa a la Voluntad de Dios. El hombre nuevo dice a Dios, su Padre: ’He aquí que vengo para hacer tu voluntad’. La mujer nueva responde al ángel: ’Hágase en mí según tu palabra’. Como Jesús, el Hombre nuevo, María, Mujer nueva, - 53 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 54. tiene como alimento único la Voluntad del Padre. En las penas y en los sufrimientos repite como Jesús en Getsemaní: ’No se haga como yo quiero, sino como quieres Tú’. Y al igual que Jesús puede terminar su peregrinación terrena con las palabras inefables: ’Todo se ha cumplido’. Adhesión a la Voluntad de Dios que surge de la fe y del amor, que lleva el sello de la firmeza y de la constancia, que se realiza por igual en la alegría y en el dolor, que afecta a la mente, al corazón y a las obras. 3. La primera seguidora de Cristo. María fue la primera mujer que escuchó de Jesús, en la intimidad de su alma, las significativas palabras: ’Ven, sígueme’. Ella fue la primera seguidora y discípula de Jesús. Ella respondió siempre, con docilidad y generosidad, al llamado de su Hijo. Siguió a Cristo en la sencillez y ocultamiento de Nazaret. Siguió a Cristo, con su corazón de madre y de discípula, en sus prolongadas correrías apostólicas. Siguió a Cristo en la persecución y en la incomprensión de los hombres. Siguió a Cristo hasta la cruz y hasta la resurrección. Finalmente, siguió a Cristo, en cuerpo y alma, hasta la gloria de los cielos. María es, pues, la primera, la más auténtica y fiel, la más santa y perfecta seguidora y discípula de Cristo. 4. Fruto: Estar dispuestos a seguir a Cristo, tras las huellas de María, en todo momento y ocasión, para ser sus verdaderos discípulos y apóstoles de su Reino. HTTP://ES.CATHOLIC.NET/APRENDEAORAR/32/143/ARTICULO.PHP?ID=36614 INVOCA A MARIA... Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: invoca a María!. Si te golpean las olas de la soberbia, de la maledicencia, de la envidia, mira a la estrella, invoca a María! Si la cólera, la avaricia, la sensualidad de tus sentidos quieren hundir la barca de tu espíritu, que tus ojos vayan a esa estrella: invoca a María! Si ante el recuerdo desconsolador de tus muchos pecados y de la severidad de Dios, te sientes ir hacia el abismo del desaliento o de la desesperación, lánzale una mirada a la estrella, e invoca a la Madre de Dios. En medio de tus peligros, de tus angustia, de tus dudas, piensa en María, invoca a María! El pensar en Ella y el invocarla, sean dos cosas que no se parten nunca ni de tu corazón ni de tus labios. Y para estar más seguro de su protección no te olvides de imitar sus ejemplos. Siguiéndola no te pierdes en el camino! ¡Implorándola no te desesperarás! ¡Pensando en Ella no te descarriarás! Si Ella te tiene de la mano no te puedes hundir. Bajo su manto nada hay que temer. ¡Bajo su guía no habrá cansancio, y con su favor llegarás felizmente al Puerto de la Patria Celestial! - 54 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 55. Amén. SALVE Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, Vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. Unidos por la oración en los Sagrados Corazones de Jesús y María!! - 55 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración
  • 56. - 56 - Reino de Cristo. Apostolado de la Oración