El documento describe las dificultades que tienen los estudiantes de primer año de secundaria para leer e interpretar mapas. Propone implementar un taller de cartografía cada quince días para mejorar las habilidades de los estudiantes en el reconocimiento de símbolos y la localización, utilizando tecnologías e actividades lúdicas. También discute el valor pedagógico de los mapas y cómo pueden usarse para facilitar el aprendizaje significativo más allá de simplemente localizar elementos.