Este documento contrasta la inocencia de la niñez con las duras realidades que enfrentan algunos niños en otras partes del mundo. Reconoce que mientras algunos niños esperan con ansias las golosinas que traerán sus padres después del trabajo, otros niños solo tienen en mente sobrevivir. Concluye lamentando que nuestro silencio ha permitido que este sistema persista y que pronto olvidaremos estas diferencias, como siempre hacemos.