Coré y otros líderes se rebelaron contra la autoridad de Moisés y Aarón. Usaron argumentos para convencer al pueblo de que Moisés era un gobernante intolerante y que ellos tenían derecho a liderar. La rebelión creció hasta que desafiaron abiertamente a Moisés. Dios destruyó a los rebeldes para vindicar a Moisés como el líder designado.