El poema describe a la Virgen María como una madre amorosa e incomparable que intercede por nosotros ante Dios. El autor dice que antes no creía en María, pero que una mañana ella le habló en un sueño diciéndole que implorara su ayuda con fe y que sus problemas desaparecerían, lo cual ocurrió. El poema concluye reconociendo a María como la única mujer con un amor inmenso que siempre nos acompaña y sujeta de la mano para que no caigamos.