La verdadera transformación se origina en el interior y es un proceso activo, profundo y duradero, a diferencia de un simple cambio que es pasajero y externo. Para lograrlo se requiere un enfoque estratégico que incluye objetivos claros, gestión emocional y la transformación de hábitos mentales, emocionales y relacionales. Asimismo, se destacan herramientas como el coaching y el mentoring para facilitar el autodescubrimiento y el desarrollo personal y profesional.