El documento contrasta el compromiso con la rendición total a Dios, señalando que este último es lo que Dios realmente desea. El compromiso depende de la voluntad humana, mientras que la rendición significa entregar el control total a Dios. Una iglesia comprometida es mediocre, pero una iglesia de los que se han rendido es viva. Se citan los ejemplos de Pablo y su conversión como alguien que se rindió plenamente a Dios, logrando grandes cosas. El documento concluye exhortando a ir más