M. Rosario Arrevillaga fundó la congregación de las Esclavas de la Inmaculada Niña en México en 1880. Inspirada por una imagen de la Virgen Niña que recibió como regalo, decidió dedicar su vida a cuidar y educar a niños pobres y abandonados. A lo largo de su vida, transformó las vidas de miles de niños a través de sus internados y colegios. Sus hijas continúan su labor de servicio en diversos países de América Latina, España e Italia enfocándose en los más necesitados.