Este documento trata sobre cómo las personas suelen culpar a otros por su sufrimiento, pero en realidad cada uno es responsable de su propia felicidad. Señala que nadie puede hacerte sufrir a menos que se lo permitas, y que el sufrimiento proviene más de cómo uno interpreta las acciones de los demás que de las acciones mismas. Recomienda no ceder el control de la propia vida a otros y recordar que cada persona es dueña de decidir su actitud ante lo que le sucede.