La obsolescencia programada consiste en diseñar productos para que tengan una vida útil determinada y luego se vuelvan obsoletos. Como consumidores, solíamos comprar influenciados por la publicidad, pero ahora elegimos cuidadosamente los productos basados en la necesidad. Se debate si eliminar la obsolescencia programada para forzar a las empresas a innovar de forma sostenible, aunque esto también afectaría la economía.