El documento describe la falta de centros de tratamiento de VIH que integran la prevención secundaria y consideran los riesgos específicos de las mujeres. También señala la escasez de clínicas de VIH que brindan servicios de prevención secundaria a las mujeres desde una perspectiva de género. Además, menciona la dificultad de los proveedores de salud para desarrollar planes de tratamiento individualizados para las mujeres que viven con VIH desde un enfoque de género.