Una plaga de ratas asolaba la ciudad alemana de Hamelin. El flautista se ofreció a deshacerse de las ratas a cambio de una recompensa, lo cual cumplió guiando a las ratas hacia un precipicio con su flauta mágica. Sin embargo, cuando reclamó su pago, el alcalde se negó a dárselo. Como venganza, el flautista volvió a tocar su flauta y encantó a todos los niños de la ciudad, llevándoselos para siempre a través de una montaña mágica