Fedón relata los eventos del último día de Sócrates. Sus amigos se reunieron temprano en la prisión y esperaron para ver a Sócrates. Cuando se les permitió la entrada, encontraron a Sócrates frotando su pierna, aliviando el dolor de los grilletes. Él reflexionó sobre la extraña unión del placer y el dolor. Sus amigos pasaron el día conversando con Sócrates hasta que llegó la hora de beber la cicuta.