Islandia, ubicada en el círculo polar ártico, cuenta con una economía dependiente de Reino Unido, Noruega y Dinamarca, destacándose en la industria pesquera y el ecoturismo. En 2008, enfrentó una crisis financiera severa que llevó a la nacionalización de sus principales bancos y a una significativa devaluación de su moneda. Actualmente, el país depende del FMI y ha experimentado una alta inflación y desempleo tras la crisis.