Este libro propone una nueva visión de la educación como una ciencia y tecnología social para formar la personalidad. El autor afirma que solo una neurociencia social puede servir como puente entre la teoría ética y la práctica educativa. El libro intenta integrar una teoría ética social y una teoría psicobiológica social del individuo con la práctica docente, con el fin de comprender al alumno como una personalidad en desarrollo.