La explotación minera en la comunidad de Cañazas dejó residuos tóxicos que afectaron el ambiente y la salud de las personas. Los niños comenzaron a sufrir fracturas frecuentes y problemas de aprendizaje debido a que sus huesos se volvieron débiles. Además, la tierra dejó de producir vegetación por la escasez causada por los residuos tóxicos de la mina.