Este documento propone una educación holística para el siglo XXI que desarrolle las dimensiones físicas, mentales, emocionales y espirituales del estudiante. Se enfoca en educar el espíritu a través de la autorrealización, explorando las conexiones entre la mente y el cuerpo, el yo y la comunidad, y fomentando la espiritualidad a través del diálogo y la creatividad. También recomienda que los docentes renuncien al control del tiempo, los conocimientos y las nociones de control