Las ciudades antiguas tenían espacios públicos como foros, plazas y mercados donde los ciudadanos se reunían y realizaban transacciones. También contenían espacios privados como casas y tiendas con patios y jardines internos que proveían tranquilidad a sus residentes alejados del bullicio público. Estos espacios públicos y privados definían la estructura social y el estilo de vida en las ciudades antiguas.