La Declaración Mundial de la Educación para Todos de 1990 reconoció la necesidad de eliminar las disparidades educativas entre grupos vulnerables como niñas, pobres, niños trabajadores y con discapacidad, promoviendo la educación para todos. La educación se define como un proceso amplio que permite a los estudiantes adquirir conocimientos, habilidades y actitudes que contribuyan a su bienestar, pasando de la dependencia a la independencia mental, física, emocional y social.