Emanuel se despierta en medio de la noche y sale a caminar por el orfanato. En la azotea se encuentra con Víctor, un niño nuevo que había defendido de los matones del orfanato. Los dos conversan y luego regresan a dormir. A la mañana siguiente, Víctor se sienta junto a Emanuel en el desayuno, pegado a él como una "garrapata". Emanuel recuerda cómo defendió a Víctor de los matones cuando recién llegó al orfanato, peleando a pesar de estar en desventaja numérica.