El secretario para las Relaciones con los Estados de la Sede Apostólica instó a la comunidad internacional a unir esfuerzos para luchar contra el tráfico de personas, calificándolo como un "poderoso negocio global" que viola los derechos humanos. Pidió converger esfuerzos para centrarse en la dignidad de cada persona, castigar a los traficantes y luchar contra la corrupción. Advirtió que el tráfico de menores y mujeres para explotación sexual o laboral involucra a muchos países, por lo que se necesita cooperación