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¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA? (Deleuze y Guatari):




INTRODUCCIÓN:



¿Qué es la Filosofía? Para Deleuze y Guatari la Filosofía es el arte de formar, de
inventar, de fabricar conceptos; y el filósofo es, por consiguiente, el amigo del
concepto, está en poder del concepto.



La Filosofía, con mayor rigor, es la disciplina que consiste en crear conceptos y, crear
conceptos siempre nuevos.



El concepto remite al filósofo como aquel que lo tiene en potencia.



Sin embargo, la Filosofía no es contemplación, pues las contemplaciones son las
propias cosas en tanto que consideradas en la creación de sus propios conceptos.



La Filosofía tampoco es reflexión porque nadie necesita filosofía alguna para
reflexionar sobre cualquier cosa.



La Filosofía no es comunicación, en potencia sólo versa sobre opiniones, para crear
<<consenso>> y no concepto.



La contemplación, la reflexión y la comunicación no son disciplinas, sino máquinas
para constituir Universales en todas las disciplinas.



Toda creación es singular, y el concepto como creación propiamente filosófica siempre
constituye una singularidad.
El primer principio de la Filosofía consiste en que los Universales no explican nada,
tienen que ser explicados a su vez.



Cabe considerar decisiva, por el contrario, esta definición de la Filosofía: conocimiento
mediante conceptos puros.



Si hay tiempo y lugar para crear conceptos, la operación correspondiente siempre se
llamará Filosofía, o no se diferenciaría de ella si se le diera otro nombre.



Así pues, el asunto de la Filosofía es el punto singular en el que el concepto y la
creación se relacionan el uno con la otra.




1. ¿QUÉ ES UN CONCEPTO?



En primer lugar, hay que decir que no hay concepto simple.



Todo concepto tiene componentes y se define por ellos.



Se trata de una multiplicidad, aunque no todas las multiplicidades son conceptuales.

No existen conceptos de un componente único.



Todo concepto tiene un perímetro irregular, definido por la cifra de sus componentes.
El concepto es una cuestión de articulación, de repartición, de intersección. Forma un
todo, porque totaliza sus componentes, pero un todo fragmentario.



En un concepto hay, la mayor parte de las veces, componentes procedentes de otros
conceptos, que responden a otros problemas y suponen otros planos.



Por otra parte, un concepto tiene un devenir que atañe en este caso a unos conceptos que
se sitúan en el mismo plano.



Así pues, los conceptos se extienden hasta el infinito y, como están creados, nunca se
crean a partir de la nada.



En segundo lugar, lo propio del concepto consiste en volver los componentes
inseparables dentro de él: distintos, heterogéneos y no obstante no separables, tal es el
estatuto de los componentes, o lo que define la consistencia del concepto, su
endoconsistencia. Pues cada componente distinto presenta un solapamiento parcial, una
zona de proximidad o un umbral de indiscernibilidad con otro componente.



En tercer lugar, cada concepto será por lo tanto considerado el punto de coincidencia
de sus propios componentes. Un concepto es una heterogénesis, es decir, una
ordenación de sus componentes por zonas de proximidad.



El concepto es incorpóreo, aunque se encarne o se efectúe en los cuerpos; sólo tiene
ordenadas intensivas.



El concepto expresa el acontecimiento, no la esencia o la cosa. Es un acontecimiento
puro, una hecceidad, una entidad: el acontecimiento de otro.



El concepto es efectivamente, en este sentido, un acto de pensamiento, puesto que el
pensamiento opera a velocidad infinita.



Así pues, el concepto es absoluto y relativo a la vez:
El concepto es absoluto como totalidad, pero relativo en tanto que fragmentario.



Real sin ser actual, ideal sin ser abstracto... El concepto se define por su consistencia,
endoconsistencia y exoconsistencia, pero carece de referencia: es autorreferencial, se
plantea a sí mismo y plantea su objeto al mismo tiempo que es creado. El
constructivismo une lo relativo y lo absoluto.



Por último el concepto no es discursivo, y la Filosofía no es una formación discursiva,
porque no enlaza proposiciones.



Un concepto siempre tiene la verdad que le corresponde en función de las condiciones
de su creación.



El concepto es el perímetro, la configuración, la constelación de un acontecimiento
futuro.



El concepto es evidentemente conocimiento, pero conocimiento de uno mismo, y lo que
conoce, es el acontecimiento puro, que no se confunde con el estado de cosas en el que
se encarna.



Deslindar siempre un acontecimiento de las cosas y de los seres es la tarea de la
Filosofía cuando crea conceptos, entidades.



El concepto pertenece a la Filosofía y sólo pertenece a ella.
2. EL PLANO DE INMANENCIA



El plano de inmanencia no es un concepto, ni el concepto de todos los conceptos.



El plano de inmanencia no es un concepto pensado ni pensable, sino la imagen del
pensamiento.



La imagen del pensamiento implica un severo reparto del hecho y del derecho: lo que
pertenece al pensamiento como tal debe ser separado de los accidentes que remiten al
cerebro, o a las opiniones históricas. Lo que el pensamiento reivindica en derecho es el
movimiento infinito o el movimiento del infinito. Él es quien constituye la imagen del
pensamiento.



Resulta esencial no confundir el plano de inmanencia y los conceptos que lo ocupan.



Los elementos del plano son características diagramáticas, en tanto que los conceptos
son características intensivas. Los primeros son movimientos del infinito, mientras que
los segundos son las ordenadas intensivas de estos movimientos.



Si la Filosofía empieza con la creación de los conceptos, el plano de inmanencia tiene
que ser considerado prefilosófico.



La Filosofía es a la vez creación del concepto e instauración del plano. El concepto es el
inicio de la Filosofía, pero el plano es su instauración.



El plano es circunscrito por ilusiones. No se trata de contrasentidos abstractos, ni
siquiera de presiones del exterior, sino de espejismos del pensamiento.

Cada plano de inmanencia es Uno-Todo: no es parcial, sino distributivo, es un <<cada
uno>>.



Lo que varía no son sólo los planos sino la forma de distribuirlos.
Cada plano de inmanencia tan sólo puede pretender ser único, ser El plano.



La Filosofía es devenir, y no historia; es coexistencia de planos, y no sucesión de
sistemas.



Se puede decir que El plano de inmanencia es a la vez lo que tiene que ser pensado y lo
que no puede ser pensado. Podría ser lo no pensando en el pensamiento.




3. LOS PERSONAJES CONCEPTUALES



Los personajes conceptuales constituyen los puntos de vista según los cuales unos
planos de inmanencia se distinguen o se parecen, pero también las condiciones bajo las
cuales cada plano se encuentra llenado por conceptos de un mismo grupo



Los conceptos no se deducen del plano, hace falta el personaje conceptual para crearlos
sobre el plano.



La Filosofía presenta tres elementos de los que cada cual responde a los otros dos, pero
debe ser considerada por su cuenta:



1º) El plano pre-filosófico que debe trazar (inmanencia).



2º) El o los personajes pro-filosóficos que debe inventar y hacer vivir (insistencia).



3º) Los conceptos filosóficos que debe crear (consistencia).
Así, pues, trazar, inventar, crear constituyen la trinidad filosófica. Y el gusto es como la
regla de correspondencia de las tres instancias que difieren en en su propia naturaleza.
El gusto es el ser en potencia del concepto.



Un concepto tiene que ser un Original, un Único, aun cuando repulsivo, un concepto
tiene que ser interesante.




4. GEOFILOSOFÍA



El sujeto y el concepto dan una mala aproximación del pensamiento. Pensar no es un
hilo tensado entre un sujeto y un objeto, ni una revolución de uno alrededor de otro.
Pensar se hace más bien en la relación entre el territorio y la tierra.



La tierra no es un elemento cualquiera entre los demás, aúna todos los elementos en un
mismo vínculo, pero utiliza uno u otro para desterritorializar el territorio. Los
movimientos de desterritorialización no son separables de los territorios que se abren
sobre otro lado ajeno, y los procesos de reterritorialización no son separables de la tierra
que vuelve a proporcionar territorios. Se trata de dos componentes, el territorio y la
tierra, con dos zonas de indiscernibilidad, la desterritorialización (del territorio a la
tierra) y la reterritorialización (de la tierra al territorio. No puede decirse cuál de ellos va
primero.



Pensar consiste en tender un plano de inmanencia que absorba la tierra (o más bien la
<<adsorba>>).



Siempre hay un modo en el que la desterritorialización absoluta en el plano de
inmanencia asume el relevo de una desterritorialización relativa en un ámbito
determinado.
El concepto es lo que llena el plano de inmanencia.



La desterritorialización absoluta no se efectúa sin una reterritorialización. La Filosofía
se reterritorializa en el concepto. El concepto no es objeto, sino territorio. No tiene un
Objeto, sino un territorio. Precisamente, en calidad de tal, posee una forma pretérita,
presente y tal vez futura.



Por otra parte, la utopía no es un buen concepto porque, incluso cuando se opone a la
Historia, sigue refiriéndose a ella e inscribiéndose en ella como ideal o motivación. Pero
el devenir es el concepto mismo. Nace en la Historia, y se sume de nuevo en ella, pero
no le pertenece. No tiene en sí mismo principio ni fin, sólo mitad. Así, resulta más
geográfico que histórico.




5. FUNTORES Y CONCEPTOS



La primera diferencia entre la Filosofía y la Ciencia reside en el presupuesto respectivo
del concepto y la función: un plano de inmanencia o de consistencia en el primer caso,
un plano de referencia en el segundo. El plano de referencia es uno y múltiple a la vez,
pero de otro modo que el plano de inmanencia. La segunda diferencia atañe más
directamente al concepto y a la función: la inseparabilidad de las variaciones es lo
propio del concepto incondicionado, mientras que la independencia de las variables, en
unas relaciones incondicionables, pertenece a la función.



La Ciencia y la Filosofía siguen dos sendas opuestas, porque los conceptos filosóficos
tienen como consistencia acontecimientos, mientras que las funciones científicas tienen
como referencia unos estados de cosas o mezclas.



Una función puede ser dada sin que el concepto en sí sea dado, aunque pueda y deba
serlo.
La función en la Ciencia determina un estado de cosas, una cosa o u n cuerpo que
actualiza lo virtual en un plano de referencia y en un sistema de coordenadas; el
concepto en Filosofía expresa un acontecimiento que a lo virtual una consistencia en un
plano de inmanencia y en una forma ordenada.




6. PROSPECTOS Y CONCEPTOS



En el plano de inmanencia el único concepto es filosófico, y las funciones científicas o
las proposiciones lógicas no son conceptos.



El concepto posee una potencia de repetición que se distingue de la potencia discursiva
de la razón.



El concepto no reflexiona sobre la función, como tampoco la función se aplica al
concepto.



Concepto y función deben cruzarse cada cual según su línea.




7. PERCEPTO, AFECTO Y CONCEPTO



Las sensaciones, perceptos y afectos son seres que valen por sí mismos y exceden
cualquier vivencia.
Los afectos son los devenires no humanos del hombre, de igual forma que los
perceptos son los paisajes no humanos de la naturaleza.



No se está en el mundo, se deviene con el mundo, se deviene contemplándolo. Todo es
visión, devenir. Se deviene Universo.



No supera menos el afecto las afecciones de lo que el percepto supera las percepciones.
El afecto no es el paso de un estado vivido a otro, sino el devenir no humano del
hombre.



El devenir sensible es el acto a través del cual algo o alguien incesantemente se vuelve
otro (sin dejar de ser lo que es). Mientras que el devenir conceptual es el acto a través
del cual el propio acontecimiento común burla lo que es. Éste es la heterogeneidad
comprendida en una forma absoluta, aquél la alteridad introducida en una materia de
expresión.



Lo que define el pensamiento, las tres grandes formas del pensamiento, el arte, la
ciencia y la Filosofía, es afrontar siempre el caos, establecer un plano, trazar un plano
sobre el caos.



La Filosofía pretende salvar lo infinito dándole consistencia: traza un plano de
inmanencia, que lleva a lo infinito acontecimientos o conceptos consistentes, por efecto
de la acción de personajes conceptuales.



La ciencia, por el contrario, renuncia a lo infinito para conquistar la referencia:
establece un plano de coordenadas únicamente indefinidas, que define cada vez unos
estados de cosas, unas funciones o unas proposiciones referenciales, por efecto de la
acción de unos observadores parciales.



El arte se propone crear un finito que devuelva lo infinito: traza un plano de
composición, que a su vez es portador de los monumentos o de las sensaciones
compuestas, por efecto de unas figuras estéticas.
Los tres pensamientos se cruzan, se entrelazan, pero sin síntesis ni identificación.



La Filosofía hace surgir acontecimientos con sus conceptos, el arte erige monumentos
con sus sensaciones, la ciencia construye estados de cosas con sus funciones. Una
tupida red de correspondencias puede establecerse entre los planos. Pero la red tiene sus
puntos culminantes allí donde la propia sensación se vuelve sensación de concepto o de
función, el concepto, concepto de función o de sensación, y la función, función de
sensación o de concepto.



Y uno de los elementos no surge sin que el otro pueda estar todavía por llegar, todavía
indeterminado o desconocido. Cada elemento creado en un plano exige otros elementos
heterogéneos, que todavía están por crear en los otros planos: el pensamiento como
heterogénesis. Bien es verdad que estos puntos culminantes comportan dos peligros
extremos: o bien retrotraernos a la opinión de la cual pretendíamos escapar, o bien
precipitarnos en el caos que pretendíamos afrontar.




CONCLUSIÓN: DEL CAOS AL CEREBRO



Por último, el cerebro, bajo el aspecto de forma absoluta, se presenta como la facultad
de los conceptos, es decir, como la facultad de su creación, al mismo tiempo que
establece el plano de inmanencia en el que los conceptos se sitúan, se desplazan,
cambian de orden y de relaciones, se renuevan y se crean sin cesar.



El cerebro es el espíritu mismo. Al mismo tiempo que el cerebro se vuelve sujeto, el
concepto se vuelve objeto en tanto que creado, el acontecimiento o la propia creación, y
la Filosofía, el plano de inmanencia que sustenta los conceptos que el cerebro traza.



Así pues, los movimientos cerebrales engendran personajes conceptuales.

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Que.es.la.filosofia

  • 1. ¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA? (Deleuze y Guatari): INTRODUCCIÓN: ¿Qué es la Filosofía? Para Deleuze y Guatari la Filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos; y el filósofo es, por consiguiente, el amigo del concepto, está en poder del concepto. La Filosofía, con mayor rigor, es la disciplina que consiste en crear conceptos y, crear conceptos siempre nuevos. El concepto remite al filósofo como aquel que lo tiene en potencia. Sin embargo, la Filosofía no es contemplación, pues las contemplaciones son las propias cosas en tanto que consideradas en la creación de sus propios conceptos. La Filosofía tampoco es reflexión porque nadie necesita filosofía alguna para reflexionar sobre cualquier cosa. La Filosofía no es comunicación, en potencia sólo versa sobre opiniones, para crear <<consenso>> y no concepto. La contemplación, la reflexión y la comunicación no son disciplinas, sino máquinas para constituir Universales en todas las disciplinas. Toda creación es singular, y el concepto como creación propiamente filosófica siempre constituye una singularidad.
  • 2. El primer principio de la Filosofía consiste en que los Universales no explican nada, tienen que ser explicados a su vez. Cabe considerar decisiva, por el contrario, esta definición de la Filosofía: conocimiento mediante conceptos puros. Si hay tiempo y lugar para crear conceptos, la operación correspondiente siempre se llamará Filosofía, o no se diferenciaría de ella si se le diera otro nombre. Así pues, el asunto de la Filosofía es el punto singular en el que el concepto y la creación se relacionan el uno con la otra. 1. ¿QUÉ ES UN CONCEPTO? En primer lugar, hay que decir que no hay concepto simple. Todo concepto tiene componentes y se define por ellos. Se trata de una multiplicidad, aunque no todas las multiplicidades son conceptuales. No existen conceptos de un componente único. Todo concepto tiene un perímetro irregular, definido por la cifra de sus componentes.
  • 3. El concepto es una cuestión de articulación, de repartición, de intersección. Forma un todo, porque totaliza sus componentes, pero un todo fragmentario. En un concepto hay, la mayor parte de las veces, componentes procedentes de otros conceptos, que responden a otros problemas y suponen otros planos. Por otra parte, un concepto tiene un devenir que atañe en este caso a unos conceptos que se sitúan en el mismo plano. Así pues, los conceptos se extienden hasta el infinito y, como están creados, nunca se crean a partir de la nada. En segundo lugar, lo propio del concepto consiste en volver los componentes inseparables dentro de él: distintos, heterogéneos y no obstante no separables, tal es el estatuto de los componentes, o lo que define la consistencia del concepto, su endoconsistencia. Pues cada componente distinto presenta un solapamiento parcial, una zona de proximidad o un umbral de indiscernibilidad con otro componente. En tercer lugar, cada concepto será por lo tanto considerado el punto de coincidencia de sus propios componentes. Un concepto es una heterogénesis, es decir, una ordenación de sus componentes por zonas de proximidad. El concepto es incorpóreo, aunque se encarne o se efectúe en los cuerpos; sólo tiene ordenadas intensivas. El concepto expresa el acontecimiento, no la esencia o la cosa. Es un acontecimiento puro, una hecceidad, una entidad: el acontecimiento de otro. El concepto es efectivamente, en este sentido, un acto de pensamiento, puesto que el pensamiento opera a velocidad infinita. Así pues, el concepto es absoluto y relativo a la vez:
  • 4. El concepto es absoluto como totalidad, pero relativo en tanto que fragmentario. Real sin ser actual, ideal sin ser abstracto... El concepto se define por su consistencia, endoconsistencia y exoconsistencia, pero carece de referencia: es autorreferencial, se plantea a sí mismo y plantea su objeto al mismo tiempo que es creado. El constructivismo une lo relativo y lo absoluto. Por último el concepto no es discursivo, y la Filosofía no es una formación discursiva, porque no enlaza proposiciones. Un concepto siempre tiene la verdad que le corresponde en función de las condiciones de su creación. El concepto es el perímetro, la configuración, la constelación de un acontecimiento futuro. El concepto es evidentemente conocimiento, pero conocimiento de uno mismo, y lo que conoce, es el acontecimiento puro, que no se confunde con el estado de cosas en el que se encarna. Deslindar siempre un acontecimiento de las cosas y de los seres es la tarea de la Filosofía cuando crea conceptos, entidades. El concepto pertenece a la Filosofía y sólo pertenece a ella.
  • 5. 2. EL PLANO DE INMANENCIA El plano de inmanencia no es un concepto, ni el concepto de todos los conceptos. El plano de inmanencia no es un concepto pensado ni pensable, sino la imagen del pensamiento. La imagen del pensamiento implica un severo reparto del hecho y del derecho: lo que pertenece al pensamiento como tal debe ser separado de los accidentes que remiten al cerebro, o a las opiniones históricas. Lo que el pensamiento reivindica en derecho es el movimiento infinito o el movimiento del infinito. Él es quien constituye la imagen del pensamiento. Resulta esencial no confundir el plano de inmanencia y los conceptos que lo ocupan. Los elementos del plano son características diagramáticas, en tanto que los conceptos son características intensivas. Los primeros son movimientos del infinito, mientras que los segundos son las ordenadas intensivas de estos movimientos. Si la Filosofía empieza con la creación de los conceptos, el plano de inmanencia tiene que ser considerado prefilosófico. La Filosofía es a la vez creación del concepto e instauración del plano. El concepto es el inicio de la Filosofía, pero el plano es su instauración. El plano es circunscrito por ilusiones. No se trata de contrasentidos abstractos, ni siquiera de presiones del exterior, sino de espejismos del pensamiento. Cada plano de inmanencia es Uno-Todo: no es parcial, sino distributivo, es un <<cada uno>>. Lo que varía no son sólo los planos sino la forma de distribuirlos.
  • 6. Cada plano de inmanencia tan sólo puede pretender ser único, ser El plano. La Filosofía es devenir, y no historia; es coexistencia de planos, y no sucesión de sistemas. Se puede decir que El plano de inmanencia es a la vez lo que tiene que ser pensado y lo que no puede ser pensado. Podría ser lo no pensando en el pensamiento. 3. LOS PERSONAJES CONCEPTUALES Los personajes conceptuales constituyen los puntos de vista según los cuales unos planos de inmanencia se distinguen o se parecen, pero también las condiciones bajo las cuales cada plano se encuentra llenado por conceptos de un mismo grupo Los conceptos no se deducen del plano, hace falta el personaje conceptual para crearlos sobre el plano. La Filosofía presenta tres elementos de los que cada cual responde a los otros dos, pero debe ser considerada por su cuenta: 1º) El plano pre-filosófico que debe trazar (inmanencia). 2º) El o los personajes pro-filosóficos que debe inventar y hacer vivir (insistencia). 3º) Los conceptos filosóficos que debe crear (consistencia).
  • 7. Así, pues, trazar, inventar, crear constituyen la trinidad filosófica. Y el gusto es como la regla de correspondencia de las tres instancias que difieren en en su propia naturaleza. El gusto es el ser en potencia del concepto. Un concepto tiene que ser un Original, un Único, aun cuando repulsivo, un concepto tiene que ser interesante. 4. GEOFILOSOFÍA El sujeto y el concepto dan una mala aproximación del pensamiento. Pensar no es un hilo tensado entre un sujeto y un objeto, ni una revolución de uno alrededor de otro. Pensar se hace más bien en la relación entre el territorio y la tierra. La tierra no es un elemento cualquiera entre los demás, aúna todos los elementos en un mismo vínculo, pero utiliza uno u otro para desterritorializar el territorio. Los movimientos de desterritorialización no son separables de los territorios que se abren sobre otro lado ajeno, y los procesos de reterritorialización no son separables de la tierra que vuelve a proporcionar territorios. Se trata de dos componentes, el territorio y la tierra, con dos zonas de indiscernibilidad, la desterritorialización (del territorio a la tierra) y la reterritorialización (de la tierra al territorio. No puede decirse cuál de ellos va primero. Pensar consiste en tender un plano de inmanencia que absorba la tierra (o más bien la <<adsorba>>). Siempre hay un modo en el que la desterritorialización absoluta en el plano de inmanencia asume el relevo de una desterritorialización relativa en un ámbito determinado.
  • 8. El concepto es lo que llena el plano de inmanencia. La desterritorialización absoluta no se efectúa sin una reterritorialización. La Filosofía se reterritorializa en el concepto. El concepto no es objeto, sino territorio. No tiene un Objeto, sino un territorio. Precisamente, en calidad de tal, posee una forma pretérita, presente y tal vez futura. Por otra parte, la utopía no es un buen concepto porque, incluso cuando se opone a la Historia, sigue refiriéndose a ella e inscribiéndose en ella como ideal o motivación. Pero el devenir es el concepto mismo. Nace en la Historia, y se sume de nuevo en ella, pero no le pertenece. No tiene en sí mismo principio ni fin, sólo mitad. Así, resulta más geográfico que histórico. 5. FUNTORES Y CONCEPTOS La primera diferencia entre la Filosofía y la Ciencia reside en el presupuesto respectivo del concepto y la función: un plano de inmanencia o de consistencia en el primer caso, un plano de referencia en el segundo. El plano de referencia es uno y múltiple a la vez, pero de otro modo que el plano de inmanencia. La segunda diferencia atañe más directamente al concepto y a la función: la inseparabilidad de las variaciones es lo propio del concepto incondicionado, mientras que la independencia de las variables, en unas relaciones incondicionables, pertenece a la función. La Ciencia y la Filosofía siguen dos sendas opuestas, porque los conceptos filosóficos tienen como consistencia acontecimientos, mientras que las funciones científicas tienen como referencia unos estados de cosas o mezclas. Una función puede ser dada sin que el concepto en sí sea dado, aunque pueda y deba serlo.
  • 9. La función en la Ciencia determina un estado de cosas, una cosa o u n cuerpo que actualiza lo virtual en un plano de referencia y en un sistema de coordenadas; el concepto en Filosofía expresa un acontecimiento que a lo virtual una consistencia en un plano de inmanencia y en una forma ordenada. 6. PROSPECTOS Y CONCEPTOS En el plano de inmanencia el único concepto es filosófico, y las funciones científicas o las proposiciones lógicas no son conceptos. El concepto posee una potencia de repetición que se distingue de la potencia discursiva de la razón. El concepto no reflexiona sobre la función, como tampoco la función se aplica al concepto. Concepto y función deben cruzarse cada cual según su línea. 7. PERCEPTO, AFECTO Y CONCEPTO Las sensaciones, perceptos y afectos son seres que valen por sí mismos y exceden cualquier vivencia.
  • 10. Los afectos son los devenires no humanos del hombre, de igual forma que los perceptos son los paisajes no humanos de la naturaleza. No se está en el mundo, se deviene con el mundo, se deviene contemplándolo. Todo es visión, devenir. Se deviene Universo. No supera menos el afecto las afecciones de lo que el percepto supera las percepciones. El afecto no es el paso de un estado vivido a otro, sino el devenir no humano del hombre. El devenir sensible es el acto a través del cual algo o alguien incesantemente se vuelve otro (sin dejar de ser lo que es). Mientras que el devenir conceptual es el acto a través del cual el propio acontecimiento común burla lo que es. Éste es la heterogeneidad comprendida en una forma absoluta, aquél la alteridad introducida en una materia de expresión. Lo que define el pensamiento, las tres grandes formas del pensamiento, el arte, la ciencia y la Filosofía, es afrontar siempre el caos, establecer un plano, trazar un plano sobre el caos. La Filosofía pretende salvar lo infinito dándole consistencia: traza un plano de inmanencia, que lleva a lo infinito acontecimientos o conceptos consistentes, por efecto de la acción de personajes conceptuales. La ciencia, por el contrario, renuncia a lo infinito para conquistar la referencia: establece un plano de coordenadas únicamente indefinidas, que define cada vez unos estados de cosas, unas funciones o unas proposiciones referenciales, por efecto de la acción de unos observadores parciales. El arte se propone crear un finito que devuelva lo infinito: traza un plano de composición, que a su vez es portador de los monumentos o de las sensaciones compuestas, por efecto de unas figuras estéticas.
  • 11. Los tres pensamientos se cruzan, se entrelazan, pero sin síntesis ni identificación. La Filosofía hace surgir acontecimientos con sus conceptos, el arte erige monumentos con sus sensaciones, la ciencia construye estados de cosas con sus funciones. Una tupida red de correspondencias puede establecerse entre los planos. Pero la red tiene sus puntos culminantes allí donde la propia sensación se vuelve sensación de concepto o de función, el concepto, concepto de función o de sensación, y la función, función de sensación o de concepto. Y uno de los elementos no surge sin que el otro pueda estar todavía por llegar, todavía indeterminado o desconocido. Cada elemento creado en un plano exige otros elementos heterogéneos, que todavía están por crear en los otros planos: el pensamiento como heterogénesis. Bien es verdad que estos puntos culminantes comportan dos peligros extremos: o bien retrotraernos a la opinión de la cual pretendíamos escapar, o bien precipitarnos en el caos que pretendíamos afrontar. CONCLUSIÓN: DEL CAOS AL CEREBRO Por último, el cerebro, bajo el aspecto de forma absoluta, se presenta como la facultad de los conceptos, es decir, como la facultad de su creación, al mismo tiempo que establece el plano de inmanencia en el que los conceptos se sitúan, se desplazan, cambian de orden y de relaciones, se renuevan y se crean sin cesar. El cerebro es el espíritu mismo. Al mismo tiempo que el cerebro se vuelve sujeto, el concepto se vuelve objeto en tanto que creado, el acontecimiento o la propia creación, y la Filosofía, el plano de inmanencia que sustenta los conceptos que el cerebro traza. Así pues, los movimientos cerebrales engendran personajes conceptuales.