Este documento presenta una querella del Fiscal General del Estado ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo contra miembros de la Mesa del Parlamento de Cataluña por posibles delitos de rebelión, sedición, malversación y conexos. Argumenta que los querellados conservan su aforamiento como diputados a pesar de la disolución del Parlamento, y que los actos delictivos tuvieron efectos fuera de Cataluña, por lo que el Tribunal Supremo es competente.