La raza Holstein, originaria de Europa, se desarrolló en el norte de Holanda y se destacó en la producción lechera mundial. Introducida en América por diversos colonizadores, sus características morfológicas y genéticas han llevado a un manejo especializado que maximiza su producción láctea, con registros de vacas superando los 30,561 kg de leche en 365 días. La inseminación artificial ha sido clave en su mejoramiento genético, aunque también ha contribuido a la consanguinidad en la raza.