El consumo de comida chatarra en EE. UU. ha aumentado, contribuyendo a la epidemia de obesidad y enfermedades crónicas como diabetes y depresión, especialmente entre los jóvenes. La comida chatarra es densa en calorías y pobre en nutrientes, llevando a deficiencias nutricionales y un alto consumo de sodio, lo que aumenta el riesgo de hipertensión y otros problemas de salud. Se estima que la tasa de obesidad alcanzará el 42% para 2050, mientras que la diabetes tipo 2 ha visto un aumento significativo entre los adolescentes desde la década de 1980.